Un ex diputado del PP propone en su tesis doctoral que la UE elija al Emperador de Europa entre las Casas Reales

Felipe VI
Los Reyes Felipe y Letizia, junto a Lord Mayor, Andrew Parmley, alcalde de la City, y su esposa. (AFP)

El ex diputado del PP Rodolfo Orantos Martín ha encontrado la solución para resolver la crisis de identidad que vive la Unión Europea (UE): acudir a sus raíces históricas y restituir la figura del «Emperador de Europa», que asumirían por turnos los titulares de las distintas monarquías del continente.

Cuando el turno corresponda a una república integrante de la UE, dicho país designará en su lugar al «Canciller de Europa», un papel que asumirá su presidente u otra persona designada por su Parlamento. El puesto tendría carácter vitalicio, por lo que el turno no pasaría al siguiente país hasta que muera el titular del cargo.

De acuerdo con este planteamiento, el Emperador de Europa (o en su lugar el Canciller) tendría una función exclusivamente representativa, pues sería el encargado de simbolizar la «unidad de todos los europeos». Residiría junto a su séquito en Aquisgrán, en cuya Catedral fue coronado emperador en el año 800 Carlomagno, en torno al cual se fundó luego el Sacro Imperio Romano Germánico.

Rodolfo Orantos, que fue diputado autonómico del PP en la Asamblea de Extremadura entre 1983 y 2003, expone esta propuesta en su tesis doctoral «Un papel para las Monarquías en la Unión Europea», con la que obtuvo el doctorado en Derecho –con calificación de sobresaliente cum laude– en 2015 en la Universidad de Extremadura. Su tesis está dedicada a la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón.

Tras realizar un estudio comparativo de todas las monarquías europeas, Orantos considera que su propuesta sólo tiene ventajas, ya que alejaría del debate político la representación externa de todos los europeos: «La Corona Imperial restituida será una institución independiente y neutral pues no deriva de la elección entre partidos, fuerzas o corrientes políticas ni es encarnada por personas ligadas a ellos».

Rodolfo Orantos
Rodolfo Orantos, en un acto organizado por el diario Hoy de Extremadura.

Esta institución no obtendría su legitimidad a través del método democrático, sino de «la existencia de dinastías históricas en Europa, cuyos herederos legítimos se convierten jurídicamente en símbolo y representación de la unidad y permanencia de la Unión Europea, sobre la base de una creencia aceptada y reconocida».

Al respecto, el doctor en Derecho recuerda que «el símbolo de la Corona es uno de los que más ha contribuido a la formación de la cultura europea y a dotar a sus naciones de unas determinadas señas de identidad». Allí donde las monarquías han sabido evolucionar hacia la democracia parlamentaria constitucional, argumenta, los miembros de las Familias Reales se han convertido «en los más y mejores defensores de los nuevos valores de libertad, democracia, igualdad y justicia social», debido al plus de ejemplaridad y transparencia que se les exige.

Rodolfo Orantos no cree que el régimen monárquico esté caduco en Europa, sino que gana adeptos en algunos países que lo abandonaron hace tiempo. Y cita algunos ejemplos: «En Rumania, los dos últimos candidatos a la Presidencia de la República han propuesto en sus programas electorales la convocatoria de un referéndum para restituir la monarquía con una aceptación social superior al 93%. En Serbia, Alejandro III se ha convertido en un elemento esencial para el ingreso del país en la Unión Europea y la superación de su etapa de país/fuerza de los Balcanes».

Una monarquía para Argentina

También cita otro precedente más pintoresco: en 1993 un grupo de monárquicos argentinos encabezados por Mario Carosini pidió a Juan Carlos I la autorización para proclamar en Argentina una monarquía ligada a España, con la Infanta Cristina como Reina y fundadora de una nueva dinastía en el Rio de la Plata: Cristina I de la Argentina. La infanta Cristina luego se vio envuelta en el caso Nóos que llevó a la cárcel a su marido, lo que habría enturbiado este proyecto monárquico tan singular.

Inspirándose en el modelo sueco y japonés, Orantos –que pide desvincular su trabajo académico de su pasada trayectoria política– recalca que el Emperador o Canciller de Europa representaría la unidad política de los europeos, pero no tendría ninguna potestad ejecutiva. Fijaría su residencia oficial en Aquisgrán, donde también deberían establecer su sede todas las representaciones diplomáticas ante la Unión Europea.

tesis doctoral
Portada de la tesis doctoral con la que Rodolfo Orantos obtuvo una calificación de sobresaliente cum laude.

Orantos propone las siguientes funciones para el Emperador o el Canciller de Europa: «Asistirá a la apertura de legislatura en el Parlamento europeo.  Recibirá los informes de los asuntos de gobierno por parte del Presidente del Comisión Europea. Presidirá la Comisión Europea, cuando lo requiera su presidente. También recibirá las cartas credenciales de los embajadores ante la Unión Europea. Realizará y recibirá visitas de Estado conforme al criterio de la Comisión Europea». Recibirá honores militares, pero no tendrá mando sobre ningún Ejército. La Justicia europea se impartirá «en nombre del Emperador o del Canciller de Europa».

El autor del estudio propone que el Emperador o Canciller pueda desarrollar labores de mecenazgo cultural –siempre con la aprobación previa de la Comisión Europea– o incluso que asuma la función de Defensor del Pueblo Europeo, lo que le daría una mayor proximidad a los ciudadanos desde su papel de neutralidad política.

Rodolfo Orantos no descuida la importancia que tienen para el público las ceremonias oficiales. La investidura del Emperador se realizaría en Bruselas ante la Comisión Europea, su proclamación en Estrasburgo ante el Parlamento y la coronación, en la Catedral de Aquisgrán «con el protocolo histórico de Carlomagno».

Un auténtico ‘bombazo’ turístico

Y todo ello puede convertirse también en un atractivo motor económico: «Los eventos imperiales, designación, proclamación y coronación cuando sea Emperador», señala en su tesis doctoral, «atraerán miles de personas a las ciudades de Bruselas, Estrasburgo y Aquisgrán. El adecuado manejo del protocolo y la tradición de la monarquía, sin dejar por ello de ser una democracia avanzada comprometida socialmente, propiciará unos ingresos en turismo que ahora no contamos».

Un emperador necesita su propio séquito. En este caso, contaría con la Dieta, un órgano asesor con sede en Ratisbona, que estaría integrada por «los Grandes Príncipes Reales Europeos junto con la Comisión Europea». Por último, la Cámara Imperial, con sede oficial en Wetlar, sería un órgano consultivo, integrado por un miembro de cada Familia Real europea encargado de resolver los conflictos en la gestión de los títulos nobiliarios europeos.

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