Bukele consigue la reelección indefinida con su reforma exprés de la Constitución
Bukele logra su objetivo con una maniobra constitucional que la oposición califica como "muerte de la democracia"


Nayib Bukele ha conseguido lo que parecía imposible hace apenas unos años: convertirse en el presidente que puede gobernar indefinidamente El Salvador. Con una reforma constitucional aprobada este jueves en tiempo récord, el mandatario ha eliminado de un plumazo las limitaciones que impedían la reelección consecutiva y ha extendido su mandato de cinco a seis años.
La maniobra ha sido tan rápida como controvertida. La Asamblea Legislativa, dominada por el partido oficialista Nuevas Ideas, ha aprobado la reforma sin debate previo y con una única lectura del texto. En cuestión de minutos, 57 de los 60 diputados han validado los cambios constitucionales que transformarán para siempre el panorama político salvadoreño.
La reforma modifica cinco artículos clave de la Carta Magna (75, 80, 133, 152 y 154), eliminando restricciones que databan de décadas. Hasta ahora, la Constitución prohibía presentarse a las elecciones presidenciales a quien hubiera ejercido el cargo durante más de seis meses en el período anterior. Además, establecía un «período de gracia» de diez años antes de poder optar nuevamente al puesto.
Todo eso ha quedado en papel mojado. Bukele, que ya logró sortear estas limitaciones en su reelección de 2024 gracias a una interpretación favorable de la Sala de lo Constitucional, ahora cuenta con el respaldo legal definitivo para mantenerse en el poder sin límites temporales. «Es darle el poder total al pueblo salvadoreño», ha defendido la diputada oficialista Ana Figueroa.
Por su parte, los partidos opositores han criticado la medida al señalar que la democracia ha muerto en El Salvador y que el sistema ha sido sepultado «sin consulta, de forma burda y cínica». «Se quitaron las máscaras», ha sentenciado Marcela Villatoro, diputada de ARENA, refiriéndose a una coalición gobernante que ya no necesita disimular sus intenciones de perpetuarse en el poder.
Lo cierto es que Bukele cuenta con un as en la manga que pocos líderes han tenido: una popularidad que roza el 90% en las encuestas. Su guerra contra las maras y la reducción drástica de la criminalidad le han granjeado un apoyo popular que parece inmune a las críticas sobre concentración de poder.
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