En los años 80 lo veíamos en todos los banquetes navideños: los niños de hoy no saben ni de qué está hecho
La Navidad es una época de familia y mucha comida. En el mes de diciembre aparecen en la mesa un montón de platos sabrosos que siempre gustan. Si bien la variedad es inmensa y depende de cada tradición familiar, en los 80 había un acompañamiento que estaba en prácticamente todas las casas españolas.
Era un alimento versátil, que combinaba con casi cualquier bandeja festiva y que le daba un toque especial a casi cualquier plato. Hoy habría que explicarles a los niños, paso a paso, qué era aquel adorno amarillo, porque, lamentablemente, apenas queda rastro de él.
Este es el clásico navideño que llenaba todas las mesas en los 80 y que hoy apenas se ve
El alimento que se comía siempre en Navidad en los años 80 es el huevo hilado. Su presencia en bandejas de embutidos, canapés y asados formaba parte del paisaje navideño. Daba color, aportaba un punto dulce curioso y hacía que cualquier plato pareciera más «de fiesta» sin esfuerzo.
El huevo hilado tiene una base muy sencilla: yemas, azúcar y agua. Nada más. La mezcla se convierte en finos hilos al caer sobre un almíbar hirviendo. Esa técnica, que parece cosa de pasteleros profesionales, estaba muy normalizada en los años 80.
Muchas familias lo compraban al peso en pastelerías, lo guardaban en la nevera y lo usaban para rematar bandejas de salmón, gambas o carne asada. Para muchos, era prácticamente un sello de la Navidad.
Receta del huevo hilado como se hacía en los 80
La receta del huevo hilado no resulta tan complicada como aparenta, aunque sí necesita un poco de maña con el almíbar y las temperaturas.
Ingredientes:
- 7 u 8 yemas.
- 300 g de azúcar.
- 250–300 ml de agua.
- Piel de limón o una ramita de canela (opcional).
Procedimiento:
- Separa las yemas y bátelas un poco hasta que queden uniformes.
- Pon en un cazo el agua y el azúcar. Añade el aromático si quieres y lleva a ebullición suave.
- Cuando el almíbar hierva, vierte las yemas a través de un colador, moviéndolo para crear hilos finos.
- Deja que cuajen un instante y retíralos con una espumadera.
- Pásalos a un bol con agua muy fría para cortar la cocción.
- Escúrrelos sobre papel de cocina y guárdalos en la nevera.
El proceso es corto, pero requiere de atención.
Cómo combinar este clásico festivo en los banquetes sin complicarse
El huevo hilado funciona con una naturalidad sorprendente en platos salados. Encaja con asados de pavo o cerdo, rodea sin problema un lomo, aporta contraste a pescados al horno y da un toque festivo a bandejas de embutidos.
En canapés, combina bien con salmón ahumado, queso crema, patés y pequeñas tostas de marisco. También aparece en repostería, sobre todo como decoración en pasteles con crema o nata. En Portugal incluso se sirve solo, como postre, en forma de nidos dulces.
Quizá por eso muchos lo recuerdan con cariño. Al final, el huevo hilado resume la esencia de la Navidad de los 80: era sencillo, llamativo y capaz de transformar un plato común en algo especial.
Hoy casi no se ve en las casas españolas, pero para los más nostálgicos quizá este año sea una buena ocasión para recuperarlo.