LEY DEL 'SÓLO SÍ ES SÍ'

Los violadores que queden en libertad por la Ley Montero no tendrán vigilancia policial

Violadores sí es sí
Irene Montero.
Pelayo Barro

La Justicia espera un aluvión de solicitudes de rebaja de penas para condenados por delitos de abuso sexual. La nueva Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, la llamada ley del sólo sí es sí impulsada por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero y aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez, ya ha sacado de prisión anticipadamente a tres condenados por abusadores y violadores. Ninguno de ellos estará bajo vigilancia policial, ya que su condena ha quedado extinguida. Son libres a ojos de la justicia.

Fuentes policiales explican a OKDIARIO que los casos que hasta ahora se han registrado de abusadores y violadores que salen de prisión anticipadamente gracias a la nueva Ley no tendrán control policial o seguimiento de ningún tipo para evitar una posible reincidencia. Tampoco se contempla que deban portar pulseras telemáticas. El motivo, explican, que por norma general se considera al reo reinsertado y rehabilitado cuando se extingue su condena. Es decir, cuando cumple la totalidad de los años de cárcel que se le impuso como pena. O al menos, como en los casos actuales, la Justicia da por cumplida la pena.

Los juzgados, explican, pueden incluir este tipo de medidas en caso de que se trate de un reincidente o de «una persona con informes periciales de psiquiatría que apunten a factores mentales que le identifiquen como potencialmente reincidentes». Pero siempre han de contemplarse en la sentencia condenatoria previa y teniendo en cuenta que prácticamente todos los delincuentes sexuales salen de prisión anticipadamente al cumplimiento de su pena, en régimen de semilibertad. En los casos conocidos hasta ahora no ha ocurrido así.

Sin control

La mayoría de los violadores y abusadores que han salido y van a salir de prisión beneficiados por la norma diseñada por Igualdad abandonan sus celdas tras ver extinguidas sus condenas. Su tiempo en prisión ha llegado a su fin y son personas libres a ojos de la Justicia. «Han cumplido su castigo y no se les puede imponer una vigilancia o seguimiento policial», explican las fuentes consultadas.

Tampoco un control mediante pulseras telemáticas. Eso sí, reconocen, «este tipo de penas suelen ir acompañadas de una prohibición de acercarse a sus víctimas durante muchos años más tras salir de prisión». «Eso ya dependerá del delincuente, si se salta esa medida volverá a la cárcel, pero se deja al libre albedrío de la persona, pero control efectivo previo ninguno», advierten.

Reinserción

Otro de los aspectos lesivos de esta ley que señalan los expertos policiales que lidian con este tipo de delitos sexuales es la dificultad que entrañan los procesos de reinserción. Procesos que se alargan durante los años de estancia en prisión que, gracias a la anticipada extinción de la condena, quedarán inconclusos en algunos de los casos beneficiados por la norma del sólo sí es sí.

En todas las cárceles españolas, en las áreas terapéuticas, se ejecutan programas de reinserción para presos que hayan cometido delitos de índole sexual. Bien contra mujeres o contra menores de edad -hay subgrupos diferenciados-. Son cursillos voluntarios, aunque son mayoría los presos que se someten a ellos ya que computa muy positivamente para el cálculo de la pena y para obtener ciertos beneficios durante al vida carcelaria.

«No son la panacea», tal y como los describen fuentes policiales expertas en delitos sexuales. Van orientados, más bien, a formar a los presos para que llegado el momento de afrontar una «situación de riesgo» que les pueda llevar a reincidir, puedan aplicar técnicas de autocontrol. Se trata, indican, de que los delincuentes sexuales conozcan los «factores predisponentes y factores precipitantes» que les pueden llevar a repetir un abuso o agresión contra una nueva víctima.

Reincidentes

La efectividad de estos cursos es del 78%, según los estudios más recientes realizados por Instituciones Penitenciarias. Sólo el 22% de los presos actuales son reincidentes, el resto no ha vuelto a prisión. Entre ellos, Bernardo Montoya, el hombre que violó y asesinó a la joven Laura Luelmo en el año 2018, y que ya había cumplido una condena por agresión sexual.

Pero «existe la duda de si no vuelven a reincidir por la experiencia traumática que supondría volver a la cárcel o por lo aprendido en esos cursos», indican estas fuentes policiales, que además señalan que ese 22% de reincidentes «fueron a quienes se cazó reincidiendo». «Habrá muchos más, pero en ocasiones, en delitos como abusos a menores, los hechos tardan años en salir a la luz», advierten.

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