Vicente Gil: «Visto el nivel de Ione Belarra propongo hacer ministro a Jorge Javier Vázquez»
Ione Belarra ha pedido romper relaciones diplomáticas con Israel. Lo ha hecho horas después de que Pedro Sánchez, desde Moncloa, tras presidir un Consejo Europeo extraordinario, reconociera el derecho de Israel a defenderse. Mientras Belarra, con Irene Montero detrás muy ojerosa, decía un montón de sandeces incitando al antisemitismo y al odio a Israel, salía a escena el que faltaba: Arnaldo Otegi, ¡cómo no! Ha sido entrañable verle hablar de «humanidad».
¿Alguien da más en este espectáculo del Gobierno y sus socios? Si no fuera porque España está haciendo el ridículo internacional y quedando a la altura de la influencia diplomática de Uganda o Mozambique, yo haría una seria propuesta al presidente Pedro Sánchez. Isabel Rodríguez es maja y muy pelota, pero no está a la altura de un gobierno tan plural y divertido como el suyo.
Hay que hacer ministro portavoz a Jorge Javier Vázquez, aprovechando que está sin trabajo, y que se monte a diario, en prime time, un ¡Sálvame Moncloa! ¿Imaginan el reparto del programa, cada loco con su tema?: Ione, Irene, Yolanda con sus chorradas, Garzón en Babia, Rufián, Puigdemont, los señoritos de la derecha nacional-católica del PNV, Baldoví, Ada Colau, Mónica Oltra (y la sacamos del paro) y, por supuesto, Óscar Puente. Incluso, llevaría a Echeminga como labor social, para que no siga en el CSIC y la ciencia española pueda avanzar. ¿Lo imaginan? Jorge Javier les sacaría petróleo y lo petaría mucho más que cuando estaba en Telecinco.
Con Jorge Javier de ministro portavoz, haría secretaria de Estado a mi querida Belén Esteban (para que pusiera un poco de cordura) y haría un concurso semanal para elegir al socio preferente del Gobierno, empezando, por ejemplo, por Karmele (sí, la de «¡Que te calles Karmele!»), que ahora resulta que es también independentista, como Puigdemont. Sería un gran guiño para ver si el prófugo se decide a apoyar al jefe
Jorge Javier podría, así, satisfacer a Félix Bolaños (informativamente hablando). Ya saben que el ministro desenterrador del Gobierno ha propuesto la «alfabetización mediática» de los españoles para combatir la «erosión» del ejecutivo. Como cuando pusieron a currar a saco a la Guardia Civil en la pandemia para censurar críticas. Bolaños es un flojo. Mao Tse-Tung fue más efectivo: se dejó de tonterías de «alfabetizaciones», declaró la Revolución Cultural y se cepilló a 60 millones de chinos en 10 años. Mayoría absoluta garantizada.
En homenaje al amado líder (Pedro, por supuesto), el Sálvame Moncloa de Jorge Javier debería tener como sintonía oficial la canción Esta noche quiero un brandy, de Dyango (independentista como Karmele después de haberse forrado con Franco) como expresión de la nueva Memoria Democrática, apoyo a Óscar Puente y homenaje, además, a la belleza del presidente. La canción tiene ese aire de macho hispánico y Varon Dandy, que evocaría, sin duda, a Pedro.
En el Sálvame Moncloa de Jorge Javier no debería faltar Conchita y su polígrafo para medir -por supuesto- las mentiras del PP, que no las de Sánchez porque él no miente: sólo cambia de opinión.
Y para estrenar el polígrafo llevaría a Arnaldo Otegi. Sin duda. Después de escucharle hoy hablar de «paz, justicia y democracia» para los palestinos y del «castigo colectivo a un pueblo», sometería a Otegi al test implacable de Conchita para preguntarle:
¿Asesinar, secuestrar y extorsionar para que decenas de miles de vascos se fueran de su tierra para siempre fue un «castigo colectivo»?
¿Ordenar el crimen de Juan de Dios Doval en 1980 (según se ha publicado) era «paz»?
¿»Ajusticiar» a Javier Rupérez «en caso de problemas», como pediste literalmente a tus compañeros de comando (según declararon) era «justicia»?
¿Cuándo interrogabas a tus secuestrados con una venda en los ojos (según tus compañeros de ETA) y les hacías jugar a la ruleta rusa con una pistola en la sien dentro del zulo que tú mismo construiste fue por «razones humanitarias» para que se divirtieran un poco durante el secuestro?
Estoy seguro de que el polígrafo de Conchita reventaría y ni Jorge Javier (pese a su experiencia) podría blanquear esto. El miserable que hoy hablaba de «paz» para los palestinos es quien hoy sostiene -con sus manos manchadas de sangre- a Pedro Sánchez.
Y, usted, votante del PSOE, o de Podemos, o de Sumar, que consume realities para atontar (más) su cabeza sectaria, es cómplice inmoral de todo esto mientras se desgañita por las calles exhalando odio a Israel y alabando la carnicería cometida por unos animales deseosos de pasearse por Madrid -o por el País Vasco- cortando cabezas de infieles.
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