Sánchez se sentará a negociar los Presupuestos con Arrimadas con unas cuentas cerradas ya con Iglesias

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez e Inés Arrimadas.
Carlos Cuesta

El plan de Pedro Sánchez pasa por negociar los Presupuestos primero con Podemos. Y sólo cuando esté todo atado y bien atado, será cuando pase el guión al resto de formaciones: especialmente a Ciudadanos. Esta pauta de actuación no supondrá un problema para ERC, que reclama postulados miméticos de los de Pablo Iglesias en la mayoría de políticas, y la formación morada tampoco hará nada por frenar el ansia separatista de los hombres de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián. Pero sí supondrá un problema serio para Inés Arrimadas. Ciudadanos ha vendido ante la opinión pública que lo mejor es apoyar los Presupuestos para evitar que se negocien con Podemos y ERC en exclusiva. Pero lo cierto es que el texto que llegará a Arrimadas es literalmente eso: el que acepte Podemos, y de rebote ERC.

La materia impositiva, las dotaciones a las comunidades autónomas, las subvenciones, las ayudas a vivienda social, el apoyo a RTVE, la partida de la Casa Real, los pagos enviados a los países populistas, etc. Todo ello tendrá el visto bueno de Podemos antes de ser servido en la mesa negociadora de Ciudadanos. Es más, si tiene el visto bueno de Podemos es más que probable que lo tenga de ERC, con lo que, en caso de que Cs se niegue a respaldarlo, a buen seguro será porque le resulta agradable a los oídos de ERC, con lo que el recambio para Sánchez estará bastante asegurado.

Ese es el plan de Pedro Sánchez. Una estrategia que será difícil de explicar para Arrimadas. Y difícil de entender para sus votantes que no comparten las políticas sociocomunistas de este Ejecutivo.

La jugada del PSOE era prácticamente previsible. En la última entrevista televisiva de Sánchez se ha llegado a reír de la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. En respuesta a dos preguntas seguidas de la presentadora, el jefe del Ejecutivo anunció que esta última semana llamaría al president Quim Torra para convocar la mesa de negociación del referéndum separatista y que el Ministerio de Justicia trabajaba ya en un «compromiso» personal suyo: la reforma de los delitos de sedición y rebelión en el Código Penal para lograr el apoyo del PDeCAT a los Presupuestos Generales del Estado. Todo ello cuando Sánchez prometió a Arrimadas que ninguna de estas dos cosas ocurrirían.

Las promesas de Sánchez

El presidente del Gobierno juega con la formación naranja a negociar los Presupuestos y convertirles en socios de la coalición mientras mantiene abierto el diálogo y las cesiones a sus socios comunistas y separatistas.
Moncloa no quiere cerrar ninguna puerta de cara al debate y aprobación de las cuentas públicas para asegurarse que, con una suma u otra, los números le salen. Mientras en el PSOE les da igual que finalmente sea Ciudadanos o ERC y Bildu los que voten afirmativamente el proyecto que presentará la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sus socios de Podemos no quieren ni oír a hablar de la posibilidad de sacar las cuentas con los naranjas y exhortan a los socialistas a apostar por la vía de los socios separatistas. Y la estrategia final diseñada por Sánchez parece estar claramente destinada a ese fin.

El 19 de mayo, durante la reunión que mantuvieron Pedro Sánchez e Inés Arrimadas telemáticamente para acordar el apoyo de los diez diputados de Ciudadanos a las prórrogas del estado de alarma, el presidente se comprometió a no hacer ningún tipo de cesión a los independentistas si quería contar con el beneplácito de los liberales. En concreto, según se informó al término del encuentro, el Gobierno prometió a la presidenta de Cs que no volvería a reunir la mesa de negociación del referéndum. Tal como avanzó OKDIARIO días después, paralelamente, Moncloa buscaba fecha en julio para reunirse de forma bilateral con el Govern. La indisposición de Torra frustró los planes confirmados por varios miembros del Ejecutivo, como el propio Sánchez o la vicepresidenta Carmen Calvo.

En las distintas conversaciones que han mantenido el presidente del Gobierno y la líder de Ciudadanos, así como los equipos del PSOE y el partido naranja, los socialistas también se han comprometido en distintas ocasiones a aparcar la reforma del delito de sedición y rebelión que Sánchez auspició durante las negociaciones para su investidura con el fin de sumar los apoyos de los partidos separatistas. Ahora, ante la negociación de los Presupuestos, el jefe del Ejecutivo recupera esta propuesta para atraer a los cuatro diputados del PDeCAT tras la ruptura con JxCAT. Moncloa sabe que están dispuestos a negociar y pretende sumar otros cuatro apoyos a la difícil suma para sacar adelante las cuentas.

Y, lógicamente, también este apoyo será difícil de explicar para Ciudadanos.
Ante todas estas promesas incumplidas de Sánchez y su gabinete socialcomunista, Arrimadas se comprometió a plantarse levantándose de la mesa de negociación con el Ejecutivo. De momento sigue sentada escuchando las propuestas del PSOE y Podemos mientras estos intentan apuntalar un Presupuesto tragable desde los parámetros de Bruselas -la Comisión Europea sólo podrá rechazar el texto si incluye ilegalidades o si pone en peligro la devolución de la deuda soberana-, pero intragable para el centroderecha y centro izquierda dentro de nuestras fronteras.

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