Espionaje con Pegasus

Robles frenó la ‘caza de brujas’ interna en el CNI que Sánchez le había prometido a ERC

Margarita Robles CNI
Margarita Robles

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) iba a ser objetivo de una profunda «remodelación» por encargo y decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su intento por firmar la paz con sus socios independentistas de ERC. Los mismos que la semana pasada confirmaron, por boca de la ya ex directora del CNI, Paz Esteban, que habían sido espiados bajo tutela judicial. Esa «remodelación», o «caza de brujas» como la califican fuentes próximas al servicio secreto, iba a llevarse por delante, además de a la directora del servicio, al director del Centro Criptológico Nacional, Javier Candau, y a varios responsables de áreas de contrainteligencia y apoyo a la inteligencia del CNI. En el servicio atribuyen a la ministra de Defensa, Margarita Robles, las gestiones que evitaron esa «caza de brujas» gracias al nombramiento acelerado de Esperanza Casteleiro como jefa del espionaje español.

La tranquilidad, al menos relativa, ha vuelto al CNI tras dos semanas de alta tensión. El escándalo político generado y agitado por el separatismo a raíz del catalangate, el informe elaborado por un organismo canadiense que asegura que 65 líderes del procés fueron espiados con el programa Pegasus, ha podido llevarse por delante a media cúpula del servicio secreto.

Las alarmas, explican fuentes que han vivido de cerca las últimas dos semanas de tensión interna en el CNI, se encendieron cuando desde el Gobierno de Pedro Sánchez se prometió al independentismo «depurar responsabilidades» en caso de que se hubiese producido algún tipo de irregularidad en el espionaje a los separatistas. A ello se unió la promesa de hacer comparecer en el Congreso a la ya ex directora del Centro, Paz Esteban, para rendir cuentas ante un auditorio compuesto por diputados de ERC, Junts, Bildu, Podemos y la CUP. El aquelarre estaba servido.

Los objetivos de la purga

La jugada planteada por el separatismo a Sánchez consistía, básicamente, en descabezar el CNI. Empezando por su directora y siguiendo por otras áreas consideradas clave. A la marcha de Paz Esteban debía seguirle la destitución de Javier Candau al frente del Centro Criptológico Nacional, y de los responsables de contrainteligencia (quienes supuestamente no detectaron el espionaje a Sánchez) y los de apoyo técnico (que dieron soporte a las operaciones contra el separatismo). Es decir, aquellos que tienen capacidad de utilizar Pegasus, Candiru y otras herramientas tipo spyware como las que tiene a su disposición el CNI -aunque no lo admitido públicamente-.

La purga, o caza de brujas, amenazaba con arrasar los dos primeros niveles de responsabilidad del servicio secreto. De cara al público, la excusa no era otra que los fallos en la custodia de los dispositivos del Gobierno que permitieron que algún servicio secreto extranjero extrajese datos del móvil de Sánchez y Robles. Todo a pesar de que el CNI advirtió de ese peligro en multitud de ocasiones, e incluso remitió una guía sobre cómo detectar Pegasus. Lo hizo sólo un mes después del supuesto espionaje, anunciado a bombo y platillo por el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

Defensa se activa

Obviamente, el Ministerio de Defensa era conocedor de este plan que se gestaba desde Moncloa y en el que Bolaños jugaba un papel determinante. En parte, dicen, por su ambición por devolver al servicio secreto al organigrama de Presidencia, donde estaba en tiempos de Soraya Sáenz de Santamaría.

En Defensa, según explican fuentes bien situadas a OKDIARIO, se comenzó a trabajar en evitar el descabezamiento del CNI. De ahí, la encendida defensa que Robles realizó en el Congreso del servicio secreto y de su directora, Paz Esteban, llegando incluso a responsabilizar a Bolaños de esos episodios de espionaje a Sánchez.

Pero la defensa de Esteban llego a un punto muerto. Según explican estas fuentes, Robles es consciente de que su suerte está echada el mismo lunes, cuando Moncloa ya tiene decidido sustituir a la directora del CNI para que Sánchez pueda ofrecer su cabeza a Pere Aragonés a finales de semana.

Evitar la interinidad

El plan de Moncloa estaba trazado: destitución de Paz Esteban y periodo de interinidad en la dirección del servicio secreto. Esa interinidad, explican, es la que permitiría ejecutar el resto de la purga interna, previa a la llegada de un nuevo director. Es de entender, explican, que «nadie aterriza en el CNI con la espada para cortar cabezas». Tras esa ‘limpia’ en áreas clave, se nombraría al sucesor de Esteban.

Las fuentes consultadas explican que es la propia Robles, en contacto con Sánchez, quien frustra ese conato de interinidad en el CNI y exige que, si se destituye a Esteban -es ella quien debe hacerlo por ley-, hay que nombrar a su sucesor de forma inmediata. Tiene que ser una sustitución que desvíe definitivamente las miradas del CNI, cuya discreción es básica para su funcionamiento diario. Moncloa, explican, acepta esa premisa y pide candidatos.

La elección está entre dos favoritos -aunque, dicen, a última hora se suman algunos nombres que no han trascendido-: por una parte, Esperanza Casteleiro, ex agente del CNI y actual secretaria de Estado de Defensa, mano derecha de Robles; por la otra, a propuesta de Félix Bolaños, el general Miguel Ángel Ballesteros, actual jefe del Departamento de Seguridad Nacional dependiente de Moncloa. Dos nombres que ya estuvieron sobre la mesa en 2018 con la llegada de Sánchez al poder, y posteriormente en 2019 con el relevo de Félix Sanz Roldán.

Casteleiro y Ballesteros

Pese a que el perfil de Ballesteros comienza a ser impulsado desde Presidencia desde el mismo momento en que surge la crisis en el CNI, fuentes próximas a este proceso explican que «Ballesteros no quería el puesto del CNI». Ni por su edad, que ya roza los 70 años, ni por la situación que heredaría, con un servicio secreto cuestionado por su labor pese a estar bajo tutela judicial. Las mismas fuentes aseguran que su nombre tampoco despertaba demasiado entusiasmo entre algunas ‘familias’ del CNI.

Llega el martes y con él el momento clave: Paz Esteban debe ser oficialmente destituida durante la reunión del Consejo de Ministros. Moncloa elige a Casteleiro, la candidata de Robles, ante las dudas que plantea Ballesteros. Y con esa decisión, que la propia ministra celebra en la rueda de prensa posterior, Robles cierra la puerta a esa purga interna. Ahora falta por ver si al separatismo le vale una sola cabeza para mantener a Sánchez en el poder.

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