El PSOE cree que el «afán de poder» explica la guerra de Bolaños contra Robles por controlar el CNI
Varias fuentes del Gobierno coinciden en que la actitud de Bolaños con Robles se resume en su ambición por dirigir el CNI
Robles hace una encendida defensa del CNI y apunta a Bolaños como responsable de proteger los móviles
El Gobierno remitirá el espionaje a los golpistas al Defensor del Pueblo para que no investigue la Fiscalía
El escenario es similar al que en su día protagonizaron Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván Redondo. Y que acabó con los tres fuera del Gobierno. Ahora los protagonistas son Félix Bolaños y Margarita Robles, dos de los colaboradores más cercanos y leales al presidente, aunque por «la ambición y el afán de poder» del primero, que quiere sumar más competencias a las que tiene intrínsecas como ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.
Bolaños «quiere tener el control del CNI», aseguran distintas fuentes del Ejecutivo consultadas por este periódico. De esta forma resumen muchos la guerra interna que se ha desatado, estos días, entre algunos miembros socialistas a raíz del espionaje con acusaciones cruzadas sobre quién tenía las competencias. Que en el caso de las comunicaciones del Gobierno correspondían a Bolaños como secretario general de la Presidencia.
Aunque hace tiempo que Félix Bolaños marca su territorio, de forma discreta y sigilosa, no ha sido hasta que estallase el espionaje a los separatistas y a los miembros del Gobierno cuando ha abierto la veda y ha evidenciado públicamente «que es capaz de todo por el poder». El ministro de la Presidencia, que a los pocos días de la denuncia de los independentistas viajó a Barcelona para reunirse en persona con la consellera Laura Vilagrà, ha marcado una estrategia -junto a su mano derecha y secretario general de Presidencia, Fran Martín, el primer secretario de Estado, Óscar López, y el de Comunicación, Francesc Vallès- «que únicamente mira por su propio interés».
Bolaños «es el hombre para todo de Sánchez, el apagafuegos nato» de todos los problemas que surgen en el Gobierno. Abogado del Estado, el dirigente del PSOE es quien ha dado forma en los últimos años a los principales decretos del Ejecutivo. Pero Robles es una de las voces a las que más escucha el presidente cuando las decisiones a nivel jurídico generan dudas. «Sus formas de hacer política no coinciden», explican desde el PSOE, ya que «la ministra de Defensa tiene una concepción del Estado muy distinta a la del ministro de la Presidencia». En resumidas cuentas, Margarita Robles no se vende por un plato de lentejas para seguir ocupando un cargo.
Y es que Félix Bolaños, puente del Gobierno con los separatistas, le ha prometido todo a ERC para que sigan apoyando al PSOE -ahora y en una futura legislatura- «pensando en su proyección personal y no en la viabilidad, legalidad o ética de las cosas», aseguran. Prometió a los republicanos depurar responsabilidades en el caso de su supuesto espionaje y les dijo que Robles «actuaba sola, como un verso libre» tras su defensa acérrima de la actuación de los servicios de inteligencia en el Congreso el día que se preguntó «que debe hacer un Estado cuando se declara la independencia». Él, y otros ministros que le siguen la cuerda pensando en la era post Sánchez, «la dejaron sola ante los leones».
Sánchez, en medio
Como ocurrió con Calvo, Redondo y Ábalos, cuyo enfrentamiento por el poder -sobre todo en el caso de los dos primeros- pasó inadvertido para la mayoría de los ciudadanos hasta su cese, el presidente Pedro Sánchez es espectador pasivo de todo lo que está ocurriendo a su alrededor. Aunque toma nota de todo. Se vio en julio del año pasado. El líder del PSOE «está entre dos aguas», resume un dirigente socialista. Ejemplificándolo muy bien cuando lo compara con «elegir entre la madre o la pareja». Eso, a nivel político, son Robles y Bolaños para el jefe del Ejecutivo.
La lealtad de la ministra de Defensa y la del ministro de la Presidencia, hasta ahora, han estado a prueba de bomba. En el caso de Robles, por eso, la diferencia es que sus aspiraciones son distintas a las de Bolaños «que quiere ser presidente». De momento, Pedro Sánchez únicamente ha reconfirmado en el cargo a Margarita Robles, señalada por los separatistas y sus socios de Podemos, por lo que evidencia que sigue confiando en la jurista y respalda cada una de sus decisiones.