El PSOE y la herencia de ETA

El PSOE pactó con Otegi pese a que la Abogacía del Estado vio «indudable» que seguía los planes de ETA

Los servicios jurídicos oficiales advirtieron que Sortu, líder de la coalición Bildu, se creó como «continuidad operativa» de la banda terrorista, cuya 'hoja de ruta' se ha cumplido paso por paso gracias al PSOE

Así presumía Sánchez de sus pactos con Bildu para seguir en Moncloa: «Es la victoria del entendimiento»

PSOE Otegi
La Abogacía del Estado alertó de que ETA activó «la continuidad de la banda terrorista como actor político»
Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

Nada de lo que los abertzales han logrado tras la disolución de ETA ha sido ajeno a las directrices previamente marcadas por los terroristas. Su disolución como banda armada llegó tras saberse derrotada policial y judicialmente por el Estado, momento en el que la cúpula etarra optó por centrar sus estrategias en instrumentalizar la política para conseguir lo que no había logrado con el tiro en la nuca y el coche bomba. Esa hoja de ruta de ETA se ha cumplido, y la colaboración del PSOE ha sido decisiva a través de sus pactos con Bildu. Y eso, pese a que un informe de la Abogacía del Estado localizado por OKDIARIO advirtió que era «indudable» que la banda terrorista estaba detrás de esa estrategia: ETA había decidido junto a la izquierda abertzale «una continuidad o sucesión operativa en un nuevo partido con el que poder presentarse a las elecciones de mayo de 2011 y sucesivas, coaligados o no». Ese «nuevo partido» al que se refería la Abogacía del Estado era, y es, Sortu, lanzado por Arnaldo Otegi y que lidera la coalición Bildu con la que viene pactando reiteradamente el PSOE y a la que Pedro Sánchez le debe La Moncloa. Sin los votos de los herederos de ETA ni habría llegado ni se habría mantenido al frente del Gobierno.

El informe de la Abogacía del Estado fue el que dio lugar a las alegaciones que presentó en 2011 ante el Tribunal Constitucional para oponerse a la legalización de Sortu, la marca con la que la órbita etarra cubrió la ilegalización de Batasuna. Arnaldo Otegi, que había militado en ETA, lleva años al frente de Bildu, tras haber sido secretario general de Sortu y, antes, portavoz de la ilegalizada Batasuna.

Aquel informe de la Abogacía del Estado sobre ETA lo conoció el PSOE de primera mano, porque fue elaborado en la recta final del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Es decir, cuando los servicios jurídicos oficiales dependían orgánicamente del Ejecutivo socialista.

Brazo de ETA

El Tribunal Constitucional, al final, dio luz verde a la legalización de Sortu por sólo un voto. Pero el informe que la Abogacía del Estado había elaborado sigue siendo, hoy, una reveladora, detallada y certera descripción de lo que ha ocurrido desde entonces. En él dejaban claro los servicios jurídicos del Estado que Sortu no era más que el brazo con el que ETA quería extender su sombra en la política para controlar las instituciones; que iba a buscar aliados en el juego partidista para adquirir poder, y en esas alianzas ha contado con la decisiva colaboración del PSOE.

En esa estrategia, la banda fijó como prioridad los ayuntamientos vascos y navarros, y las diputaciones forales vascas. Es decir, las elecciones municipales y forales, como las que tendrán lugar el próximo 28 de mayo. Y ese es el telón de fondo con el que, pasados unos años, el sello de ETA ha vuelto a hacerse presente con la inclusión de 44 etarras –siete de ellos asesinos– en las listas de Bildu para el 28-M.

«Las lecturas políticas de la Izquierda Abertzale y de ETA son iguales», dejaba claro el documento de la banda terrorista titulado Proceso Democrático y cuyo contenido recoge ese informe de la Abogacía del Estado, en el que se subraya que para la estrategia de la cúpula etarra era esencial contar con un partido legalizado. El siguiente paso de esa hoja de ruta de ETA era entrar en las instituciones y aparentar respeto por las reglas del juego democrático para esquivar cualquier riesgo de ilegalización. Eso sí, el objetivo de la sanguinaria banda se mantenía intacto y pasaba a ser asumido por Sortu: acabar con el actual régimen democrático cimentado por la Constitución de 1978.

PSOE ETA
Fragmento de una sentencia que recoge las evidencias que la Abogacía del Estado recogió en su informe sobre ETA y el partido de Otegi

Superadas las expectativas de la banda

«El tenor de los estatutos de Sortu nace de esta situación, es decir, de la continuidad de la banda terrorista como actor político y como posible diseñador de estrategias de acción política», advirtió la Abogacía del Estado ante una realidad que se ha ido cumpliendo para la izquierda abertzale con el apoyo de los socialistas. De hecho, la cúpula etarra aspiraba a las instituciones municipales y forales, pero el PSOE ha hecho posible que los abertzales superen incluso aquellas expectativas de ETA: sus herederos han pasado a tener en su mano el Gobierno de España, al ser socio de investidura de Pedro Sánchez y sostén parlamentario de su Ejecutivo.

Según aquel informe de los servicios jurídicos oficiales, en la hoja de ruta marcada por ETA no sólo era esencial actuar a través de Sortu, sino hacerlo en dos fases que se han cumplido a la perfección. En primer lugar, ETA estableció que debía llevarse a cabo «una estrategia de convergencia con otras fuerzas de la izquierda abertzale que le permitiera articular una presencia electoral bajo la cobertura de partidos legales»: y así se llegó a Bildu, de la que forman parte Sortu, Eusko Alkartasuna y Alternatiba. En segundo lugar, la banda dejó escrito que su marca partidista debía llevar a cabo un «ejercicio político normalizado» junto con un «acuerdo [con el Estado] de no ataque» mutuo, y ese exhorto de ETA lo ha cumplido Bildu gracias al PSOE y sus pactos.

La Abogacía del Estado dejó claro, también, que tras Sortu , y, por tanto, tras la actual Bildu, estaban las órdenes de ETA, que quedaron reflejadas programáticamente en los documentos de la banda y que demuestran que el partido de Otegi se había fundado sobre el fraude legal de la apariencia democrática, no real, heredera de la ilegalizada Batasuna y de su tándem con ETA.

Aparentar legalidad

El mismo informe de los servicios jurídicos oficiales dejó constancia, y también se ha cumplido, que «es evidente la máxima importancia que para ETA-Batasuna revestía la concurrencia a las elecciones locales y forales». De ahí su «disposición a hacerlo ajustándose formal y aparentemente a la Constitución y a la Ley Orgánica de partidos políticos», cuando en realidad lo que persigue es dinamitar el Estado y las reglas del juego que instauraron la democracia de la que disfruta España desde 1978.

La propia banda terrorista lo dejó claro en el documento que emitió el 7 de julio de 2011, tras haber visto cómo su marca partidista se había abierto paso en ayuntamientos y diputaciones forales en las elecciones municipales de mayo de aquel año. La cúpula etarra consideró que eso había sido un logro en su estrategia, gracias a «las iniciativas que ha liderado ETA o a las alianzas que se han tejido y la colaboración que se ha desarrollado». Que la apuesta por el juego electoral era instrumental era algo que la banda dejaba claro en cómo cerraba ese comunicado: «Jo ta ke independentzia Iortu arte», es decir, «sin cejar hasta conseguir la independencia».

La decisiva aportación del PSOE a los objetivos políticos que fijó ETA ha sido reconocido por la propia Bildu. Como ayer desveló OKDIARIO, documentos internos de esa formación elogian a los socialistas por favorecer la «confrontación en los pilares del régimen» constitucional. «El Gobierno PSOE-Podemos es el menos alineado de la historia con los poderes del Estado» y, con él, «la fuerzas soberanistas tienen más poder de influencia que nunca», presume Bildu en esos documentos.

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