Investidura Pedro Sánchez

Sánchez no hace referencias a Cataluña y solo habla 3 minutos de Podemos en 2 horas de discurso

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, ha evitado el tema catalán en su intervención en el Congreso como candidato a la investidura.

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Vídeo: Europa Press

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, ha evitado el tema catalán en su intervención en el Congreso como candidato a la investidura y solo se ha referido a Podemos en los últimos minutos de su discurso, de dos horas.

Sánchez ha diluido el órdago golpista en el eufemismo de las «tensiones territoriales» internas, una referencia vaga en la que no ha ido más allá. Sus ‘socios’ independentistas se habían presentado este lunes en el Congreso con flores amarillas, color que identifica a los presos del ‘procés’, que han expuesto en sus escaños.

El candidato, además, ha tratado de rebajar la preeminencia de la Constitución, considerando que para «superar» los desafíos autonómicos será necesario «no solamente la invocación de la ley y de su aplicación», sino que se tendrá que construir «un proyecto colectivo de regeneración nacional, de progreso y de inspiración europeísta».

Sánchez se ha preguntado «qué sentido tiene fomentar la desunión» y ha añadido que «la desagregación: la división dentro de España», y el hecho de «levantar fronteras internas» -cuando lo que hace falta es «más Unión Europea» y «derribar muchas fronteras externas»- «es ir contra la historia». A dichas reflexiones se han limitado las advertencias del candidato socialista a los separatistas catalanes, a quienes no se ha dirigido expresamente en ningún momento.

Sánchez sí ha cargado, en cambio, contra la oposición de PP, Ciudadanos y Vox, a quienes ha acusado de generar un «riesgo de involución» en la sociedad española.

El socialista se ha reivindicado como único aspirante a gobernar, considerando que, del resultado de las urnas, se desprende que los ciudadanos «eligieron que querían avanzar en convivencia y en concordia», lo que, opina, representa su partido.

Mención a Podemos

También sorprendentemente, el aspirante ha dejado para el final las alusiones a Podemos, el partido con el que negocia a contrarreloj para desencallar su investidura. A esta hora, los contactos no han fructificado y las negociaciones están estancadas en el debate de nombres y cargos. Sánchez ha apelado al partido de Pablo Iglesias a superar las diferencias el bien del proyecto de izquierdas y ha reconocido las dificultades.

«Procedemos de dos tradiciones distintas de la izquierda. Nada que merezca la pena es fácil, y lo que tenemos por delante merece mucho la pena. Nos corresponde trabajar para culminar un acuerdo y sacar todo aquello que nos une», ha aseverado. Iglesias y sus diputados se han mantenido impasibles durante toda la intervención, evitando incluso aplaudir salvo cuando el candidato ha mencionado expresamente a las mujeres víctimas de la violencia de género.

En su discurso, Sánchez tampoco ha cedido y ha mantenido sus posiciones en algunas medidas que le enfrentan a Podemos, como la derogación de la reforma laboral de Zapatero (que no ha mencionado), la subida del salario mínimo (que no ha concretado) o la contención de los alquileres. En este punto, ha avanzado medidas para frenar las subidas, pero sin detallar si pondrá límites a los precios, como le exigen los de Iglesias.

El único gesto ha sido cuando, suplantando el papel de alcalde, ha afirmado, tajante, que «nadie va a parar Madrid Central», el proyecto estrella de Manuela Carmena. El socialista ha avalado extender el modelo a otras ciudades.

Reformar la Constitución

El candidato se ha revelado incómodo por las dificultades para ser presidente del Gobierno y ha anunciado su intención de modificar el procedimiento de la investidura regido por la Constitución. Un asunto, como avanzó este periódico, en el que los socialistas llevan tiempo trabajando.

«Los ciudadanos no deben sufrir nunca más la amenaza de una repetición electoral», ha justificado el socialista, que estudia un sistema similar al de algunas comunidades autónomas, en el que los diputados no pueden votar en contra de la investidura, sino sólo si o abstención.

Sánchez ha aprovechado su presencia en el Congreso para hacer un extenso repaso por su programa, destacando las medidas más electoralistas. Igualdad, transición ecológica, inversión educativa, protección laboral y pensiones… Muchas de sus propuestas, en cambio, requieren de un amplio consenso parlamentario, a día de hoy, muy complicado.

En este contexto, y con un perfil populista, Sánchez ha ido planteando los objetivos en los que, en su opinión, «España se juega su presente y futuro más inmediato»: «empleo digno y sostenibilidad de pensiones, «revolución tecnológica», «emergencia climática» o desigualdad de las mujeres, entre ellos. Un punto, este último, en el que se ha detenido especialmente para destacar que su Gobierno no permitirá «ni manadas ni lobos solitarios» y para reiterar que ninguna relación sexual se considerará consentida si no hay un ‘sí’ expreso. «Quien quiera inventar conspiraciones, que tenga algo muy claro: nos van a tener enfrente», ha dicho, en un mensaje misterioso.

No ha desperdiciado tampoco el recuerdo de la Guerra Civil y el Franquismo, tema recurrente en sus intervenciones, y ha prometido «dar cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica» y sacar a Franco del Valle de los Caídos. Ello, pese a llevar un año de planes frustrados para exhumar al dictador.

En sus dos horas de discurso, el candidato a la investidura ha prometido un Pacto en Educación -que nunca se la logrado en democracia- un nuevo Estatuto de los Trabajadores o derogar «los aspectos más lesivos» de la reforma laboral del PP. Además, ha anunciado como gran novedad una reforma del modelo educativo para asegurar el derecho a la enseñanza durante toda la vida.

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