Los muertos ‘oficiales’ desde que Sánchez dio por vencido al virus son ya 3.722 más que en la 1ª ola
Aunque los datos del Ministerio de Sanidad sobre fallecidos por Covid no reflejan el impacto real de la pandemia, son el indicador de que dispone el Gobierno de Pedro Sánchez para evaluar la marcha de la crisis sanitaria. Y revelan, a día de hoy, una cifra que demuestra el fracaso de la estrategia del Ejecutivo. Los muertos por Covid desde que, en junio, España entró en lo que se dio en llamar «nueva normalidad» superan ya a los de las semanas previas, la primera ola, cuando el virus se propagaba de forma implacable por todo el país debido a la inacción del Gobierno.
El 22 de junio decaía el estado de alarma -con el que Pedro Sánchez había confinado a toda España- y se instauraba la libre movilidad entre los territorios. Apenas unos días antes, en el Congreso de los Diputados, Sánchez proclamaba, eufórico: «Hemos vencido al virus». Una frase que ha pasado a engrosar la dramática hemeroteca de sus errados vaticinios. Aquel 22 de junio, el informe de actualización diaria del Ministerio de Sanidad contaba 28.324 fallecidos. Hoy, el Gobierno eleva la cifra hasta los 60.370. Es decir, desde entonces Sanidad ha contabilizado 32.046 defunciones, 3.722 más que en la primera ola.
Las cifras oficiales, por supuesto, distan de la realidad, muy superior según el Instituto Nacional de Estadística o el sistema de vigilancia de la mortalidad (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III. Pero, con sus propios datos el mismo Gobierno pone en cuestión la eficacia de su manejo de la pandemia.
Mensajes optimistas
El Ejecutivo se afanó en celebrar con optimismo el fin de lo que parecía la etapa más aciaga de la crisis. Abundaban los mensajes triunfalistas. Sánchez comparecía en sus habituales intervenciones en La Moncloa enfatizando que el estado de alarma había permitido «salvar 450.000 vidas». «Comienza ahora una etapa nueva», celebraba el socialista.»Cada uno podemos ser un muro frente al virus o una vía de contagio», clamaba Sánchez. El jefe del Ejecutivo felicitaba a los españoles por «la disciplina y la moral de victoria», y se declaraba orgulloso de «ser presidente del Gobierno de este gran país».
En conclusión: «Fin» del virus, según Sánchez, e inicio de la «reconstrucción del país».
Siete meses después, España está sumida de nuevo en una etapa crítica de la pandemia, el número de desempleados no deja de aumentar y las previsiones de los organismos internacionales son pesimistas. La economía española ha sufrido la mayor recesión de toda la zona euro en 2020. La caída del producto interior bruto (PIB) ha sido del 11%, la mayor desde la Guerra Civil, según los datos publicados esta semana por Eurostat, la agencia de estadística de Bruselas.
Ahora, Sánchez se encomienda a la vacuna y reitera que en verano estará vacunado el 70% de la población. Un pronóstico que choca con el lento avance de la campaña de vacunación y los recortes en los suministros por parte de las farmacéuticas.
Las comunidades autónomas, desbordadas, reclaman herramientas más eficaces para hacer frente a la pandemia, como un adelanto del toque de queda o confinamientos selectivos.
En línea con su antecesor, Salvador Illa, la nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, ya ha descartado sin embargo modificar el estado de alarma.
En lugar de responder a estas peticiones, Darias sí ha hecho una reclamación a los territorios: un nuevo esfuerzo para endurecer e intensificar las distintas medidas restrictivas que ya hay vigentes.
Entre tanto, aunque los contagios se estabilizan, las muertes siguen dejando cifras demoledoras. Este martes, Sanidad comunicaba 724 nuevos fallecimientos, la cifra diaria más alta desde el mes de abril.
Como publicó OKDIARIO, un informe de la Unión Europea advierte de que los retrasos en la vacunación reducirán sustancialmente el efecto de la inmunidad ante la mayor mortalidad que pueden provocar las mutaciones. El documento del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) avisa también sobre los riesgos de relajar las medidas de prevención del virus en los próximos meses si la vacuna no se administra según el calendario previsto.
Los investigadores del centro europeo de referencia para el coronavirus concluyen que «si una cepa con una transmisibilidad aumentada del 70%» -como es el caso de la británica-«reemplaza las cepas que anteriormente circulaban en la UE a finales de febrero de 2021, las medidas no farmacéuticas actuales no serán suficientes para prevenir un aumento sustancial de la mortalidad, incluso cuando se están implementando las vacunas».