El plan de Rajoy para sortear a Sánchez: prorrogar los Presupuestos y elecciones en 2019
Mariano Rajoy está dispuesto a aguantar el envite de Pedro Sánchez en tanto sea capaz de alargar los Presupuestos Generales. Y esto es, 2019, año también en que se celebran las elecciones autonómicas y municipales.
Con las cuentas de 2017 enfiladas-a falta de oficializar el acuerdo con Pedro Quevedo, de Nueva Canarias-el próximo año se podría sostener con la prórroga presupuestaria. Otra cosa es 2019, porque entonces esa prórroga ya sería demasiado, sostienen en fuentes del PP, y entonces sí, las elecciones serían ya inevitables. La colaboración del PSOE para apoyar los Presupuestos del Ejecutivo ni está, ni se le espera.
Rajoy ha encontrado una mayoría alternativa-Ciudadanos, PNV y partidos canarios-que le permiten «tirar» en el medio plazo. Casi cuando esos Presupuestos salgan aprobados del Congreso, se deberá empezar a negociar el techo de gasto de los siguientes. No se espera que el PSOE lo apoye, como sí hizo este año. Pero la buena disposición tanto de los peneuvistas como de los nacionalistas canarios hace al Gobierno optimista de cara a hacer valer las mismas mayorías y no se esperan mayores problemas.
El único escenario en que Rajoy podría adelantarse a 2019 y disolver las Cortes es que Sánchez plantee una moción de censura, con Podemos y los independentistas. En ese caso, al presidente del Gobierno no le quedaría más opción que convocar unos comicios, pero en las filas del PP no lo ven una opción realista, al menos a día de hoy: creen que Sánchez deberá emplearse aún a fondo en recomponer el partido, reconstruir su liderazgo y, luego ya, pensarse iniciativas de este tipo.
Una ardua tarea que le llevará meses. Además, recuerdan también, para sacarla adelante tendría que comprometerse a un referéndum ilegal-la condición que ponen ERC y PDeCAT-un terreno demasiado peligroso. De hecho, en el propio entorno ‘pedrista’ se descarta abiertamente que esa sea una posibilidad y se rechaza cualquier propuesta que implique ir de la mano con Pablo Iglesias.
A la conquista del centro
Así pues, con 2019 en el horizonte, el PP dispone aún de dos años de margen para recuperarse de los últimos escándalos de corrupción y, también, para presentarse como la única alternativa «sensata» frente a la amenaza constante de una coalición PSOE-Podemos.
Ese será el argumento en el que insistirán a partir de ahora, porque en el PP creen que la llegada de Sánchez puede repercutir incluso en una suculenta tajada electoral: aprovecharse del vacío que los socialistas dejarán en el centro al escorarse a la izquierda extrema.
Sin voz en el Congreso
El PP centrará así su argumentario en que el PSOE, con Sánchez, no es un interlocutor fiable en los grandes retos que debe asumir el país: pensiones, financiación, o, sobre todo, desafío territorial. Varios dirigentes ya han dejado caer, en privado, que la llegada del socialista es «muy preocupante» para la unidad del frente constitucionalista, tanto por su mensaje-«Estado plurinacional»-como por los constantes cambios de criterio en las últimas semanas.
En este tiempo, además, el nuevo secretario general no dispondrá de una tribuna desde la que responder al presidente del Gobierno en las sesiones parlamentarias. Ni en el Congreso ni, obviamente, en el Senado. La cuestión no es ni mucho menos menor, porque, sin escaño, el mensaje del líder de la oposición queda mucho más diluido. Más aún teniendo en cuenta que Pablo Iglesias sí lo tiene, y que, cada semana, intentará copar la voz de la oposición.