La Ley Montero facilita la rebaja de 7 años de cárcel a un hombre que abusó de sus dos sobrinos
La ley del 'sólo sí es sí' facilita esta rebaja al ser más beneficiosa para el condenado
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El Tribunal Supremo ha rebajado en 7 años la condena de un hombre condenado por abusar sexualmente de sus dos sobrinos nietos de 10 y 13 años en Orense. El hombre fue condenado a 19 años de prisión por dos delitos de abuso sexual, una pena que pasa a ser de 12 años tras aplicar la ley del sólo sí es sí impulsada por la ministra de Igualdad, Irene Montero, y tras tipificar como un único delito continuado dos delitos cometidos sobre el mayor de las dos víctimas.
La Audiencia Provincial de Orense le condenó en primera instancia por dos delitos de abuso sexual contra el mayor de los hermanos y otro más contra el menor. El Tribunal Superior de Justicia de Galicia confirmó esta sentencia, pero ahora el Tribunal Supremo acepta parcialmente el recurso presentado por el agresor. Y lo hace por dos motivos: considera como un único delito continuado de abusos sexuales dos delitos imputados sobre el hermano mayor, sumando los dos un total de 15 años de cárcel. Esto supone una rebaja de la condena, debido a que este delito está penado de 9 a 12 años de prisión. El tribunal no cuestiona el relato pero sí la tipificación de los hechos.
Una vez tipificados estos dos delitos, el Tribunal Supremo rebaja todavía más la condena al aplicar la ley del sólo sí es sí de Irene Montero, al ser más beneficiosa para el condenado. La reducción afecta tanto al delito continuado de abuso sexual, que se queda en nueve años de prisión, la mínima con la actual normativa; y al delito de abuso sexual, que deja en tres años.
Los hechos
Los hechos ocurrieron el 23 de junio de 2018, cuando el condenado se fue a celebrar las fiestas de San Juan a casa de su madre. Sus dos sobrinos nietos, de 10 y 13 años de edad, acudieron también. Los niños se fueron a dormir a una habitación en una especie de sofá-cama al que se unió un camastro, en compañía del condenado.
El agresor se aprovechó de la diferencia de edad y de su superioridad por su relación familiar con los menores. El hombre comenzó a tocar al niño pequeño, que estaba a su lado, si bien este dio un manotazo a su tío y se intercambió el sitio con su hermano mayor, que quería protegerle pensando que así el condenado pondría fin a los tocamientos.
No obstante, el agresor no frenó y esta vez comenzó a tocar al hermano mayor, a quien le bajó el bañador e intentó penetrarle sin éxito mientras el niño le pedía reiteradamente que parase. Finalmente eyaculó pero tras masturbarse.
Al día siguiente, el acusado convenció al mayor para que lo acompañase en su coche, bajo la promesa de comprarle un helado. Pero antes se detuvieron en un pinar, donde nuevamente el acusado le bajó el bañador y trató de penetrarle, si bien el niño pudo zafarse y abandonar el coche.
El tío le convenció para que volviera a subirse retornando juntos a la casa familiar, pero ya en el coche el niño le advirtió que iba a contar todo a su madre, a lo que el agresor respondió pidiéndole perdón y rogándole que no se lo contara.