Junqueras quiere torpedear la amnistía para que Puigdemont no regrese a España pero Aragonés se opone

A Oriol Junqueras (ERC) le aterra el sólo pensar en la imagen de Puigdemont (Junts) regresando a Cataluña como un héroe

Junqueras amnistía Puigdemont
De izquierda a derecha, Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Pere Aragonés.
Luis Balcarce

Al presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, le ha surgido un escollo impensable en sus negociaciones con el PSOE. Ese inconveniente se llama Oriol y se apellida Junqueras. Unas negociaciones que se prometían felices pero que ahora pueden convertirse en una pesadilla por la oposición de Junqueras a una ley de amnistía, al ver que todo el protagonismo lo está acaparando su mayor enemigo: Carles Puigdemont.

«Es consciente [Junqueras] de que una ley de amnistía a quien más beneficia en este momento es a Junts y eso, con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, es algo que no está dispuesto a tragar», dicen fuentes del entorno independentista. De ahí que lleve tiempo intentando torpedearla, algo que ya intentó el mes pasado cuando desveló que «el PSOE ya había aceptado en agosto conceder la amnistía».

A Junqueras, condenado a 13 años de cárcel por sedición y malversación e indultado por la gracia de Pedro Sánchez, le aterra el sólo pensar en la imagen de Puigdemont regresando a Cataluña como un héroe entonando el «Ja sóc aquí» de Tarradellas gracias a la amnistía. Además, el presidente de ERC ve con preocupación cómo Aragonés no ha sabido capitalizar su control de la Generalitat. Es más, es un perfecto desconocido para la mayoría de catalanes -según las encuestas- y toda una garantía para que ERC se dé un batacazo sin paliativos. Esto ha tensado aún más la ya de por sí tirante relación que tienen ambos líderes de ERC.

Aragonés no quiere nuevas elecciones

Aragonés lo sabe y por ese motivo el presidente de la Generalitat no quiere ni oír hablar de ir nuevamente a elecciones. No olvida que ERC encadenó dos debacles seguidas en los comicios municipales del 28M y en las generales del 23-J. Oliendo sangre, hasta Junts -en boca del diputado Antoni Castellà, miembro del núcleo duro de Puigdemont- le ha exigido convocar elecciones anticipadas.

La debilidad de Aragonés deja el camino libre a la investidura de Sánchez, y por ello no pondrá obstáculos a la amnistía, que es «necesaria e inevitable», tal como aseguró al inicio de su discurso en el Parlament a finales de septiembre. A diferencia de Junts, para Aragonés la amnistía ya está acordada y no está en sus planes subir más el precio de la negociación, lo que pondría en riesgo su propio futuro político. Algo a lo que Junqueras se opone con rotundidad.

Una muestra es que la consellera de Presidencia del Gobierno catalán, Laura Vilagrà, haya dado por «hecha» la condición de la amnistía puesta por los independentistas en las negociaciones para la investidura de Sánchez, dándola por garantizada. «Es evidente que nosotros siempre habíamos dicho que había tres carpetas sobre la mesa. Una, la amnistía, que ya damos por hecha, y que se está dando también por hecha en la agenda política española. Era una línea roja, pero para nosotros también debían abrirse dos carpetas más», afirmó recientemente desde Roma.

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