Los jóvenes de un pueblo de Toledo ponen la cara de Puigdemont al ‘judas’ que queman en Semana Santa
Ni en Semana Santa se ha dejado de lado el serial independentista protagonizado por Carles Puigdemont, de hecho, el expresidente de la Generalitat ha sido motivo de sátira durante este Domingo de Resurrección en la localidad toledana de Gálvez. Los quintos galveños cada año elaboran un muñeco en tamaño real relleno de paja y material pirotécnico -que recibe el nombre de Judas Iscariote- que se quema y se hace explosionar tras la procesión del Santo Encuentro. Este 2018 este afamado maniquí, que reúne a cientos de personas y curiosos en la plaza consistorial de este pueblo, ha sido caracterizado con una careta con el rostro de Puigdemont, una frondosa peluca morena y una bandera independentista en uno de sus brazos.
Desde el pasado 1-O habrán notado que la radio, la televisión, los periódicos y redes sociales sólo tiene un asunto de conversación: el referéndum ilegal en Cataluña y la posterior fuga de gran parte de los políticos que lo promovieron.
Tras esta consulta -ilegalizada por el Tribunal Constitucional- en la región y todos los acontecimientos venideros, el rostro de Puigdemont dio la vuelta al mundo. Además, el líder de Junts x Sí ha sido motivo de sketchs humorísticos y ha sido el disfraz más vendido y visto durante los Carnavales 2018. Incluso el humorista manchego Joaquín Reyes, ha grabado un vídeo caracterizado como Puigdemont en Torrejón de Ardoz (Madrid) que casi le cuesta una detención policial tras la denuncia de un vecino.
Nadie ni nada escapa al tema del momento, ni siquiera en Semana Santa ni en lugares remotos. En Gálvez, una pequeña localidad ubicada en los Montes de Toledo, los quintos -jóvenes que este año cumplen 18 años, aunque no harán el servicio militar como sí se hacía antaño- han tirado de sentido del humor y han caracterizado a su muñeco, que responde al nombre de Judas -el apóstol que traicionó a Jesucristo por un puñado de monedas- como si fuera Puigdemont.
Una tradición popular que este año se ha teñido de sátira política con el independentismo catalán y la figura del expresidente de Cataluña como protagonistas.
El muñeco, de tamaño natural y relleno de paja y petardos, se cuelga de los llamados ‘arcos’ -una estructura hecha con 12 mástiles vestidos de romero construida en la noche del sábado-, se enciende una hoguera que arde a sus pies y se hace explosionar ante la atenta mirada de los lugareños que toman entretenidamente su aperitivo.
Se trata de una tradición muy respetada y popular que se celebra cada Semana Santa desde hace cientos de años tras la procesión del Santo Encuentro, momento en el que la figura de la Virgen de los Dolores -patrona de Gálvez- y el Cristo Resucitado se saludan con suaves vaivenes. Una costumbre arraigada en varios puntos de España sobre todo en las dos Castillas, aunque hay representaciones similares en otras localidades patrias.
Al final, aunque se pueda pecar de escasa e insignificante irreverencia, el sentido del humor siempre ha sido muy necesario. ¿Acaso la publicación satírica La Codorníz de Miguel Mihura no era una audaz crítica de los acontecimientos de su época? Eso han hecho estos chicos galveños, tirar de libertad de expresión y tomarse la actualidad política con humor.