Los golpistas del 1-O robaron armas a la Guardia Civil
Sin comer, sin beber, sitiados por una turba de independentistas, y sin armas. Esta es la situación que han vivido por espacio de varias horas esta noche los 18 policías y guardias civiles cercados en el cuartel de la Guardia Civil de Manresa. En Barcelona, donde la situación no era mucho mejor, los violentos llegaron incluso a robar armas de los vehículos, que dejaron destrozados.
OKDIARIO ha podido conocer los detalles de este cerco a las fuerzas de seguridad y reconstruye las cerca de cuatro horas que duró. La voz de alarma la daba así un agente de la Policía nacional allí destacado: «Hay un pelotón atrapado, y 18 compañeros atrincherados en el edificio, están completamente rodeados». Eran poco más de las nueve de la noche.
Mientras , un millar de separatistas radicales permanecían en el exterior de la casa cuartel, impidiendo que salieran, mientras les insultaban y lanzaban piedras u otros objetos.
Tres coches atacados
«Os puedo decir que han atacado tres coches de la Agrupación que ha venido de Zaragoza. Cientos de personas los han rodeado, les han pinchado las ruedas, los han pintado y les han roto los cristales. Y los compañeros han tenido que echar a correr, abandonando sus vehículos. Luego se han llevado todo lo que había dentro, hasta las armas: los ‘chopos’, los fusiles HK…», relata este policía lo acontecido.
Entre las diez y las once se vivían los momentos de mayor tensión. Los violentos corean consignas contra la Guardia Civil y contra España al grito de «¡Fuera, Fuera!», entre silbidos e insultos. También se hacen fotos y vídeos con el móvil ante en los coches-patrulla que estaban estacionados, y que han sido destrozados y llenados de pintadas.
«La Guardia Civil da los vehículos por perdidos, y en ese instante decide que si la cosa no avanza, hay que sacar a los compañeros que estaban sin comida ni bebida», narra el agente, que además explica que «no tenían sus armas, porque se las robaron de dentro de los coches. Sólo se quedaron con algo de munición y medios de control de masa «, explica.
Un helicóptero para el rescate
La situación se tornaba tan complicada al filo de la medianoche que la Guardia Civil, según ha podido saber OKDIARIO, llegó a sopesar dos vías para evacuar a los policías y guardias sitiados ante el panorama de no poder salir en toda la madrugada. «Han barajado rescatarlos con un helicóptero desde una azotea, o usando la fuerza abriendo un pasillo de seguridad», revela el policía testigo de los hechos.
Los sitiados en esta suerte de ‘Fort Apache’ barcelonés poseían material de intervención, pero las órdenes del Ministerio del Interior, asegura, son estos días las de no intervenir y no disolver la concentración, tal y como denuncian este y otros policías desplazados a Cataluña:»Nos dicen ‘quietecitos, quietecitos’, que pasen, te insulten y nos digan lo que les dé la gana», asegura.
Acoso cuartel GC Manresa, mujeres y niños interior,ante intento asalto y ausencia mossos no se permite cargar a UIP. Son los demócratas. pic.twitter.com/S9QcIpFT82
— Benemerita al Dia (@benemeritaldia) 20 de septiembre de 2017
El departamento que dirige Juan Ignacio Zoido defiende que disolver, como el resto de las competencias de orden público, es algo que corresponde a los Mossos d’ Esquadra, pero ¿dónde están? «No responden,ni siquiera han aparecido», se lamenta .
Los mossos, ‘missing’
Entretanto, y con los Mossos sin aparecer, los independentistas habían llenado de pintadas («Fuera las fuerzas de ocupación»), y de pegatinas con el ‘SI’ a la independencia en el referéndum ilegal del 1-O. Sobre el techo de uno de ellos montaban una tienda de campaña, y llenaban de basura y desperdicios el capó y el interior. «Es una vergüenza», afirma indignado el agente. Algunos colocaban urnas de papel a la puerta del cuartel.
Un cuartel en el que los radicales habían arrancado la bandera española sustituyéndola por la ‘senyera’ independentista al grito de «¡No váis a salir!» y entre gritos de «Hijos de puta», Basta» y «Votaremos».
Con el transcurso de la noche, la concentración se disgregaba y la normalidad volvía a los exteriores de la casa cuartel de Manresa pasada la una de la madrugada. Los policías y guardias podían por fin salir del edificio de tres plantas en el que muchos de los guardias civiles residen junto a sus familias. La bandera de España volvía a ondear en su mástil.