El 23 de marzo de 2014 falleció en Madrid Adolfo Suárez González. Tras la muerte del dictador Francisco Franco, Suárez llegó a la Presidencia del Gobierno con la difícil tarea de pilotar una nueva etapa de democracia tras décadas de dictadura.
El Rey Juan Carlos I nombró en 1976 a Suárez presidente del Gobierno. Su primer cometido fue desmantelar las estructuras franquistas y apoyado en el consenso de las formaciones que veían este nuevo periodo de la historia de España como una oportunidad única. El 15 de junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas en España tras el oscuro periodo franquista. Suárez, al frente de Unión de Centro Democrático (UCD) concurrió a los comicios en los que se alzó como vencedor, una reválida que le permitía continuar la labor en plena Transición hacia una democracia próspera.
El tercer mandato de Adolfo Suárez se produjo tras la celebración de las elecciones del 1 de marzo de 1979. España contaba ya con una Constitución y caminaba lenta pero con firmeza en esta nueva etapa. Suárez se presentó a la reelección con la legitimidad ganada por su impulso al «consenso» para aprobar, entre otras, la Ley de Reforma Política que enterró la dictadura y facilitó la convocatoria de unas Cortes Constituyentes. Y eso le valió su investidura con el apoyo de otros grupos… incluso con el de la Coalición Democrática de Manuel Fraga. Suárez tuvo que afrontar una horrible recesión económica, nacida de la crisis del petróleo que encontró en el caldo de cultivo español un charco lleno de paro, recesión y estructuras económicas anquilosadas.
Fue una legislatura abortada en menos de dos años, jalonada por una victoria socialista en las municipales de abril, que dificultó el trabajo del líder centrista, y una moción de censura lanzada a la yugular de Suárez por Felipe González y su PSOE en 1980. Todo eso, unido a que la UCD se desmoronaba por luchas internas entre la amalgama de diferentes ideologías mezcladas con advenedizos que se habían juntado bajo sus siglas al olor del poder, dejó al presidente sin apoyos. Dimitió en febrero de 1981, y dio paso a Leopoldo Calvo-Sotelo.