Dos emisarios de Bruselas se reunieron el lunes con Puigdemont para que renunciara a la DUI

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont
Manuel Cerdán

Dos diputados del Parlamento europeo se desplazaron el lunes pasado desde Bruselas a Barcelona para trasladar al presidente de la Generalitat un mensaje de parte de las más altas instancias de la Unión Europea a fin de enfriar el conflicto entre Carles Puigdemont y Mariano Rajoy. Las consignas eran las siguientes: echar el freno a la declaración unilateral de independencia (DUI), no facilitar motivos al Gobierno central para aplicar el 155, eludir la vía judicial y ganar tiempo para encauzar un proceso de diálogo.

Los parlamentarios europeos, miembros del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales de Europa (ALDE), en el que se integraron los diputados de Convergencia Democràtica de Catalunya y después sus herederos del PDeCAT, trasladaron también a Puigdemont la llamada de atención de Bruselas para que sus reivindicaciones políticas se recondujeran por los cauces de la legalidad.

Los eurodiputados, que aterrizaban en el aeropuerto de El Prat el lunes por la mañana, mantuvieron un encuentro secreto con Puigdemont en el Palacio de la Generalitat. Fueron recogidos en la misma pista del aeropuerto por una furgoneta de color azul y con los cristales tintados y, a continuación, conducidos a la sala de autoridades para garantizar que no hubiera ningún control policial. Desde allí, fueron conducidos hasta la plaza de Sant Jaume, donde los esperaba el presidente autonómico.

Los intermediarios europeos se presentaron ante el presidente del Gobierno catalán como “emisarios plenipotenciarios” de Bruselas, pero en una misión extraoficial, que iba encaminada a provocar “un desescalamiento del conflicto”, según las palabras de los europarlamentarios.

Enviados de las «altas instancias»

Los enviados de “las altas instancias de la UE”, según las fuentes de OKDIARIO, no pernoctaron en la Ciudad Condal para no levantar sospechas y recelos 24 horas antes de que Puigdemont pensara aprobar la declaración unilateral de independencia.

La entrevista con Puigdemont dio sus resultados, pues horas después del encuentro secreto, el polaco Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, durante una reunión del Comité de Regiones, se dirigió al líder catalán como alguien que creía en la “unión desde la diversidad” y, como miembro de “una minoría étnica y regionalista”, que sabía lo que se sentía “al ser golpeado por la porra de la policía”.

El ex primer ministro polaco señaló también que había pedido al presidente Rajoy que buscara una solución sin recurrir a la fuerza “porque la fuerza de los argumentos siempre es mejor que el argumento de la fuerza”.

Pero Tusk aprovechó la oportunidad para decirle sin rodeos a Puigdemont que respetara “el orden constitucional” y no anunciara una decisión que hiciera “imposible el diálogo”. Lo mismo que le habían transmitido los enviados de Bruselas.

Horas después Puigdemont, ante la mirada expectante de miles de seguidores de la ANC, de Omnium y de la CUP se echaba atrás y anunciaba una independencia en diferido, como ya había adelantado OKDIARIO.

Tusk es dirigente de la Plataforma Cívica, el principal partido político del centroderecha de Polonia que defiende las ideas conservadoras, liberales, europeístas y democratacristianas. Está integrado en el Grupo del Partido Popular Europeo, al que también pertenece el PP.

Los eurodiputados de ALDE con su viaje a Barcelona se prestaban a hacer el trabajo sucio al Consejo Europeo, a pesar de que en los últimos meses se han distanciado del PDeCAT en sus reivindicaciones independentistas. Sucedió cuando el eurodiputado catalán Ramón Tremosa envió una carta al presidente del comité de Libertades Fundamentales, Justica y Asuntos Interiores quejándose de la represión política en España.

ALDE, como respuesta, publicó que ese grupo de parlamentarios europeos estaba comprometido con el punto 4.2 del Tratado de la Unión Europea que defiende la integridad territorial de los Estados miembros.

Sin embargo, tras la jornada del referéndum ilegal el 1-O, el presidente de ALDE, Guy Verhofstadtmostró su preocupación, según él, por la demostración de una “desproporcionada violencia” de manos de las Fuerzas de Seguridad.

Los movimientos entre bambalinas de ALDE suponen una descortesía hacia los diputados de Ciudadanos que, en 2014, ingresaron en el grupo liberal del Parlamento europeo y convertían al partido de Albert Rivera en el de mayor número de diputados de los liberales, formado por 77 eurodiputados.

Puigdemont quería internacionalizar el conflicto

La insistencia de Puigdemont en internacionalizar el conflicto catalán y lograr la intervención de mediadores se encuadra dentro de la primera estrategia de los golpistas secesionistas. Hasta la fecha, después de invertir cientos de miles de euros en Diplocat y en la consejería de Raül Romeva, los resultados han sido estériles.

Romeva llegó a contratar como observadores internacionales para supervisar el referéndum del 1-O a un negacionista del holocausto judío y a un acusado por abusos sexuales.

El presidente catalán no olvidará su visita a Bruselas en enero de 2017 en la que sufrió el desaire de no ser recibido por ninguna autoridad de nivel de las instituciones europeas. Tampoco se presentaron en la sala del Parlamento en la que explicó su proyecto de referéndum de autodeterminación como primera fase para llegar a la independencia catalana. El presidente sólo estuvo acompañado por sus compañeros de Gobierno Oriol Junqueras y el citado Romeva.

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