Iglesias fracasa en su pacto con Colau y se cierra la ‘vía Roures’ para la moción contra Rajoy
Entre los damnificados por los resultados del 21-D, y aunque fuera del foco de los grandes partidos, hay que destacar el fracaso de Podemos y su secretario general, Pablo Iglesias. El segundo gran perdedor tras el PP y, aunque en menor medida, un PSOE que Miquel Iceta convierte en innecesario, se encuentra la formación morada.
Pablo Iglesias cambió de raíl a Podemos en verano, tras una cena montada por el empresario audiovisual Jaume Roures en su casa de Barcelona. El objetivo de esa velada (de ‘cena informal’ la tildó la dirección podemita), con Oriol Junqueras (ERC), el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Xavier Doménech, y el propio Iglesias, era articular un posible gobierno para la Cataluña que se preparaba para el referéndum ilegal del 1-O y el inicio de su camino a la independencia.
En ese encuentro, con Doménech en el papel de embajador de Colau (debía facilitar la entente con la alcaldesa y líder de los ‘comunes’ en Barcelona), hablaron de las agendas políticas de Cataluña y de España. Allí se abordó la consulta del 1-O, pero también el boceto de un posible pacto poselectoral en Cataluña para las siguientes elecciones. Por su parte, Iglesias le habría insistido a Junqueras sobre la necesidad de acercar a ERC al PSOE de Sánchez en una posible moción de censura a Rajoy liderada por los socialistas.
Una apuesta fallida a dos bandas
Fruto de esa cena en casa del multimillonario catalán, el líder de Podemos pasó de asegurar en julio que «si fuera catalán no votaría en el referéndum del 1-O» a abrazar las tesis de los separatistas sobre la consulta, y a una calculada ambigüedad, que, a tenor de los resultados del 21-D, le han pasado factura. Algo que no parece haya sucedido tras su ruptura con el líder de Podem Catalunya, Albano Dante Fachin, a quien defenestró por su oposición a ir en coalición con los comunes.
La apuesta de Iglesias aceptaba poder perder apoyos en el resto de España, como así ha sucedido y reflejan las últimas encuestas. El hundimiento de Podemos en todos los sondeos, e incluso del propio Iglesias dentro de líderes mejor valorados lo confirma. Pero, como contrapartida, y mediante su alianza con los ‘comunes’, la jugada perseguía convertir al partido morado en decisivo. Tanto en un gobierno de la Generalitat independentista como constitucionalista. Y contaba con que su asunción del ideario de los partidarios de la secesión le reportaría el apoyo del electorado catalán más a la izquierda.
A la vista está que la estrategia no ha funcionado. Podemos no solo ha retrocedido en apoyo en Cataluña (pierde 3 escaños, y se queda en 8, apenas superando el 7 % del porcentaje de votos. Catalunya Sí que es Pot obtuvo 11 diputados y un 9 % en 2015) sino que ha dejado de ser decisivo salvo para sustituir a la CUP en un Gobierno independentista.