Ha tenido que mantener a su inquilina durante 24 meses. La protagonista de esta historia es Belén, una víctima de la okupación. Una malagueña que perdió su trabajo y actualmente cuida de su madre. Durante dos largos años, Belén se ha visto obligada a hacer frente con los gastos del piso que puso en alquiler porque su inquilina dejó de pagar. «Me ha dejado en la auténtica ruina», lamenta.
Belén calcula que entre la deuda de su inquiokupa y los gastos judiciales (abogados, procuradores y el detective que tuvo que contratar) en dos años ha gastado 38.000 euros. A todo ello, ahora tiene que sumar otros 30.000 euros. Es la cantidad que calcula que va a necesitar para arreglar el inmueble que Aurora, su inquiokupa, ha destrozado.
«Me encuentro mal», confiesa Belén a este periódico. Entre lágrimas, la malagueña reconoce que a pesar de que «ha salido de mi casa, no siento que esto sea una victoria. No hay justicia en España. Esto no debería ocurrir, pero ocurre».
El pasado martes 15 de febrero se produjo el lanzamiento de la vivienda. Fue entonces cuando Belén, acompañada por la la Policía Nacional, el agente judicial y el cerrajero se encontró la casa de su infancia arrasada. «El olor era insoportable, se ha llevado el mueble de la entrada, todas las lámparas, la lavadora, el vidé, me faltan todas las cortinas. Lo que no se ha llevado lo ha destrozado», recuerda Belén.