En un informe de 2014

Defensa alertó: el gasoducto que Ribera bloquea es «prioritario» para que la UE no dependa de Rusia

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Carlos Cuesta

La UE necesita romper la dependencia del gas ruso de los países del norte de Europa. El plan pasa por crear un nuevo gasoducto -planeado hace ya 15 años- desde España, el país con mayor capacidad para regasificar el gas licuado comprado en el Mediterráneo. Pero la ministra Teresa Ribera no quiere. Y bloquea el desarrollo del gasoducto Midcat pese a que el Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa calificó el proyecto ya en 2014 de “prioritario”, como demuestra el informe que hoy publica OKDIARIO.

El informe fue realizado por Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Se trata de un organismo de alta cualificación militar encuadrado orgánicamente en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden) y dependiente del Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad). Y ese organismo, hace ya ocho años y en plena entrada en Crimea por Rusia, avisó prácticamente de todo los problemas energéticos que ahora se observan. Es más, planteó una solución: justo la que bloquea la ministra de Transición Ecológica de Pedro Sánchez, Teresa Ribera. La aceleración del proyecto de gasoducto español al paso por Cataluña. El Midcat. Un tubo que podría enviar gas al norte de Europa tras adquirirlo en el Mediterráneo. Pero que a Ribera no le gusta porque el gas natural contamina.

El hecho de que analizara el proyecto el Instituto Español de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa tiene un gran relevancia: “El Instituto tiene asignados dos cometidos fundamentales. En primer lugar, el de realizar los análisis de carácter estratégico necesarios para asesorar a las autoridades del Ministerio de Defensa en materias relativas a la Seguridad y a la Defensa; complementariamente y como consecuencia del anterior, el de contribuir a mantener informada a la sociedad española de cuanto atañe a la preservación de sus libertades, de su bienestar y, en última instancia, de su Estado de Derecho”.

Y, por todo ello, el proyecto que bloquea el Gobierno de Pedro Sánchez fue calificado de “prioritario”. Hoy, ocho años después, el proyecto sigue sin construirse.

El informe aludía ya a la crisis vivida en Crimea tras entrar los rusos en la Península: “La crisis de Ucrania está obligando a la UE a acelerar la toma de decisiones para mejorar sus interconexiones y garantizar el suministro de los países miembros”, afirmaba el informe. “Entre los proyectos considerados como prioritarios se encuentra el Midcat que consiste en la construcción de un gasoducto que conectaría Francia y España. Esta infraestructura, ideada hace unos años, puede convertir a España en un actor clave para la seguridad energética de la UE”, añadía. Y hoy se sigue bloqueando.

Informe del Ceseden y el Midcat.

“La política energética de la UE se ha caracterizado por su “no existencia”, es decir, por la prevalencia de los intereses particulares de los estados miembros en lugar de la defensa de una propuesta común”, sentenciaba el estudio estratégico. “La reciente crisis de Ucrania ha hecho reavivar las consecuencias de los cortes de suministro de gas realizados por Rusia en 2006 y 2009 y que afectaron a gran parte de Europa. Esta situación de crisis unida al establecimiento de un Mercado Único de la Energía a finales de 2014 han acelerado la puesta en marcha de proyectos destinados a contrarrestar la dependencia del gas ruso y aumentar la seguridad energética de la Unión”. Pero España vive, por lo visto, al margen de todo esto.

Dependencia europea del gas ruso

“Una tercera parte del gas y petróleo que se consume en la UE depende de Rusia y un 40% de este gas se suministra a través de Ucrania. Esta dependencia del exterior y la falta de conexiones dentro de sus fronteras, sitúan a la UE en una posición muy vulnerable desde el punto de vista energético y puede colocarla en un puesto alejado de las grandes economías mundiales”, advertía el informe.

“España permanece ajena a la crisis actual de Ucrania, como ya lo hizo en 2006 y 2009 ya que no importa gas de Rusia. En la actualidad, España tiene diversificado su suministro de gas por dos vías de entrada: gaseoductos internacionales y gas licuado. Nuestro país se abastece desde seis gaseoductos internacionales”, Pero, precisamente por ello, “el modelo español de diversificación del suministro de gas nos confiere una situación ventajosa que podría contribuir a reducir la dependencia del gas ruso en un 10% al resto de la Unión”.

Ribera ahora no quiere aprovechar semejante oportunidad geoestratégica y económica. Porque, «para ello, es imprescindible la finalización de la construcción del Midcat, un gasoducto que conectaría Francia y España a través de Cataluña. De esta forma, España dejaría de ser una isla energética para Europa y se convertiría en un distribuidor de gas acorde con su privilegiada posición geográfica. Por otro lado, la UE podría beneficiarse del gas de Argelia”. Y el Ministerio dependiente de Pedro Sánchez no quiere permitirlo.

El Midcat se propuso en 2007 y fue diseñado para estar operativo en 2015. Sin embargo, su construcción se paralizó en 2010, ya que, según las empresas francesas responsables del proyecto al otro lado de la frontera española, no había suficiente demanda de gas para realizar la infraestructura. Por el lado español, la obra comenzó en Martorell y finalizó en Hostalric, dejando un surco de 88 km5. La obra, concebida, como proyecto internacional, se quedó paralizada. “Ahora, cuatro años después, el Midcat parece ser un proyecto rentable y atractivo y puede jugar un papel importante en la diversificación del suministro energético de la UE”, señalaba ya el informe.

Ahora, con una invasión de Rusia en Ucrania, la exigencia viene hasta de la UE.

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