uniría españa y francia por Cataluña

Presión sobre Ribera para resucitar el gasoducto Midcat y frenar la dependencia del gas ruso

Teresa Ribera
Teresa Ribera
Carlos Ribagorda

Por tierra, mar y aire. Desde sus mismos compañeros en el Gobierno hasta Europa pasando por los empresarios españoles. La presión sobre la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para que abandone su posición negativa sobre la reapertura del proyecto del Midcat -el gasoducto que uniría España y Francia por Cataluña que llevaría 9 bcm (millones de metros cúbicos) de gas a Europa y que fue rechazado en 2019 por los reguladores franceses, españoles y europeos- va en aumento según avanza la invasión de Ucrania por Rusia y las sanciones económicas de Occidente contra Vladimir Putin, presidente ruso.

Porque la invasión rusa de Ucrania y la sospecha de que le seguirán otros países ha hecho saltar las alarmas sobre la dependencia europea del gas ruso. Para reducir esa dependencia se ha abierto una batalla interna en el Gobierno. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha propuesto internamente recuperar ese proyecto para poder llevar hasta 9 bcm de gas a Europa y poner a España en una posición de privilegio ante sus socios.

Ya existe un gasoducto por el País Vasco y Navarra que puede llevar también hasta 8 bcm al año de gas a Europa, pero Albares es favorable a que se recupere el Midcat. «Exteriores lo ha propuesto y ya veremos qué ocurre», explican fuentes conocedoras de la situación.

Además de Albares, también desde Portugal se han hecho varias declaraciones públicas a favor de aumentar las interconexiones de gas de la Península con Europa. La última, hace apenas unos días, por parte del presidente del país, Antonio Costa, repitiendo palabras que ya hizo su Gobierno en octubre.

Incluso la OTAN ha puesto encima de la mesa, según publicó La Vanguardia, la necesidad de resucitar este proyecto para restar poder a Rusia, que ahora mismo nutre del 40% del gas que se consume en Europa -55% en el caso de Alemania-.

Y, por último, hasta los empresarios. Josep Sánchez Llibre, presidente de la patronal catalana, ha señalado este lunes durante una intervención en el Mobile World Congress que la guerra en Ucrania obliga a Europa a buscar la «independencia energética de Rusia» para lo que el proyecto «más viable» es la construcción del gasoducto Midcat, con el que España puede convertirse en «hub» (centro de distribución) gasístico del sur de Europa.

Ribera insiste en el ‘no’

Por su parte, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se mantiene en el no a reabrir este proyecto. Este mismo lunes ha insistido en un acto público en una nueva conexión «no es la solución a corto plazo» y hay que pensar en un proyecto que sea útil a largo plazo. Es el mismo argumento que ha utilizado en otras ocasiones para referirse al Midcat, que debería en su opinión derivar en un proyecto para transportar otras energías, como el hidrógeno.

Aunque Ribera ha admitido que España tiene una gran capacidad de regasificación, un tercio de la de toda la UE, y hay un «cuello de botella» en infraestructuras para transportarlo a otros países europeos, Ribera ha recordado que el gas es una energía que está en fase de limitar su uso en favor de otras energías más verdes, como el citado hidrógeno.

Por su parte, el constructor y posterior gestor de esta infraestructura, Enagás, ha señalado que «estamos a lo que digan los reguladores europeos». Tanto el español, como el francés, como el europeo rechazaron este proyecto en 2019. Un informe de la consultora Poyry en 2018 desaconsejó este gasoducto porque no daba beneficios, no aportaba más seguridad al sistema, y perdería dinero a partir de mediados de 2030.

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