Ribera bloquea gasificadoras que podrían inyectar gas al norte de la UE para no depender de Rusia

Teresa Ribera
Teresa Ribera
Carlos Cuesta

Teresa Ribera ha interpuesto su ecologismo frente a las necesidades de Europa de contar con más gas procedente del sur de Europa como mecanismo para evitar la hiperdependencia del gas ruso. La ministra Teresa Ribera mantiene su rechazo a la reactivación urgente del nuevo gasoducto Midcat entre España y Francia y, además, bloquea la reapertura de una de las grandes gasificadoras -la del Musel, en Gijón-. Ambas iniciativas debían servir para incrementar la inyección de gas hacia Europa. Pero Ribera no quiere. Y Sánchez, por ahora, se lo permite.

Desde sus mismos compañeros en el Gobierno hasta la UE, pasando por los empresarios españoles, se dispara la presión sobre la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para que abandone su posición negativa sobre la reapertura del proyecto del Midcat, tal y como ha publicado OKDIARIO.

Se trata del gasoducto que debe unir España y Francia por Cataluña con el objetivo de llevar 9 bcm (millones de metros cúbicos) de gas al norte de Europa. Se trata de un proyecto que fue rechazado en 2019 por los reguladores franceses, españoles y europeos, pero que ha pasado a verse como una solución de urgencia para mitigar la dependencia del norte de la UE del gas procedente de Rusia.

Ya existe un gasoducto por el País Vasco y Navarra que puede llevar también hasta 8 bcm al año de gas a Europa, pero la UE quiere aumentar los pasos y el propio ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, es favorable a que se rescate el proyecto Midcat.

Fuentes conocedoras de las discusiones con Ribera sobre este proyecto señalan que el verdadero obstáculo es simplemente el “ecologismo de la ministra”. “Quiere que la guerra de Rusia sirva para acelerar la transición hacia las energías verdes clásicas, sin la nuclear. No quiere ni un sólo avance en base al gas natural”, añaden las mismas fuentes.

De hecho, esa misma explicación es la que dan fuentes del sector a otro bloqueo del Gobierno. España y Europa entera necesitan estar preparadas para poder importar gas de urgencia y tratarlo en plantas de forma acelerada ante el panorama bélico y debido al corte de uno de los principales gasoductos de los que se surtía España -el argelino que pasa por Marruecos: el Magreb-Europa o GME-.

Planta gasista de El Musel

Pues bien, en esta situación, el Gobierno sigue sin reabrir la planta gasista de El Musel (Gijón). Y ello, pese al interés de las empresas en la reapertura urgente. Las empresas descuentan que el periodo de readaptación hará muy difícil que esta planta esté operativa a tiempo para paliar los principales problemas energéticos de España. Y eso que esas mismas empresas, a la vista de la que se avecinaba empezaron a presionar para su reapertura hace ya más de un año.

La secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, llegó a anunciar en noviembre del pasado año el compromiso de ponerse manos a la obra en la labor de la reapertura de la planta gasista. Pero la reapertura no llega y, según el ministerio de Teresa Ribera, la urgencia no es tal porque, según su versión, las renovables harán que España tenga precios de la luz más competitivos que Francia y Alemania.

Lo cierto es que el sector reclama la reapertura y el compromiso de ponerla en marcha «lo antes posible». Y esta petición ha llegado reiteradamente con España sumergida en una crisis energética y con Europa bajo amenaza de Rusia, uno de los grandes controladores del mercado del gas.

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