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Colau gasta 18.000 € anuales en nuevas placas para ganar la guerra al franquismo en el callejero

Colau gasta 18.000 € anuales en nuevas placas para ganar la guerra al franquismo en el callejero
Ada Colau

Ada Colau quitó la calle del almirante Cervera, héroe militar en la Guerra de Cuba, para dársela al cómico Pepe Rubianes. También fulminó la calle dedicada al almirante catalán Rafael Aixada para darle el nombre de una activista vecinal de la Barceloneta. Pero sus cambios no son gratis. El Ayuntamiento de Barcelona ha publicado una convocatoria por un valor de 18.000 euros destinados a la adquisición y colocación de placas para la vía pública.

El Gobierno municipal participa junto al órgano que propone a la Alcaldía las nuevas denominaciones o las modificaciones en el callejero, el ente denominado como Nomenclátor. Estos cambios se traducen en toda una serie de tareas derivadas de ello: desde la confección de las nuevas placas, hasta la retirada de las anteriores y la colocación de las que incluyen los nuevos nombres.

El pliego, que se otorgará a través de un contrato menor, abarca los cambios restantes de este año y los que se llevarán a cabo en 2021. Concretamente la previsión indica que se tendrán que elaborar 35 placas nuevas hasta final de 2020 y 107 en el próximo año. Además, se establecen tres tipos de placa a un coste de 115, 93 y 90 euros la unidad, dependiendo de la calidad y los materiales. Por otro lado, se contemplan los servicios de retirada de las plazas anteriores y las ejecuciones urgentes (que tengan que realizarse en menos de 96 horas).

Nomenclátor

Cualquier persona, entidad pública o privada, asociación o partido puede proponer nombres para las calles de Barcelona. La normativa ampara a cualquier nombre con ciertos requisitos. Uno de ellos es que la persona haya fallecido, al menos, cinco años atrás a no ser que se le hubiese concedido la Medalla de Oro de la Ciudad.

La ponencia del Nomenclátor recibe cada una de estas propuestas, las estudia y eleva la propuesta a la alcaldesa Ada Colau, quien tiene que dar su visto bueno.

Tras la llegada de Colau a la Alcaldía se decidió que «la Barcelona democrática también tenía que visualizarse a pie de calle y un elemento fundamental para estos nuevos aires fue el cambio del nomenclátor municipal». El nuevo departamento busca combatir «la castellanización e imposición de referentes ajenos a la memoria y tradición de la mayoría de los vecinos, que había implantado el franquismo» sustituyéndola por «la catalanización y la recuperación de las denominaciones populares de plazas y calles».

Cambios polémicos

Los cambios de nombre en las calles de Ada Colau siempre han estado envueltos de polémica. En 2018, la alcaldesa justificó la sustitución del almirante Cervera afirmando que fue un «facha», a pesar de que murió en 1909, varios años antes de que surgiera el fascismo en Europa. De hecho, Cervera fue un héroe militar que participó en la guerra de España contra Estados Unidos en Cuba en 1898.

Pepe Rubianes, que ocupó su puesto en el callejero, fue un actor y cómico gallego que emigró a Cataluña. Fue famoso por la hispanofobia que mostró en público en varias ocasiones. En una entrevista en la televisión pública catalana TV3 llegó a afirmar que a él «la unidad de España»  le «suda la polla por delante y por detrás». A pesar de los comentarios, Colau consideró que era digno de ocupar el nombre de una de las calles de la Ciudad Condal.

Sin embargo, a petición del PP, el Ayuntamiento discutió conceder una calle al edil popular asesinado por ETA en Ermua Miguel Ángel Blanco. La petición no se aprobó a pesar de las continuas peticiones tanto de los populares como de las asociaciones de víctimas del terrorismo.

Además, Óscar Ramírez, portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento
de Barcelona, ha reclamado que la Ponencia del Nomenclátor de Barcelona «revise y elimine aquellos nombres de calles de Barcelona que no se ajusten a la legalidad vigente», dando cumplimiento a Ley de Memoria Histórica y la Resolución del Parlamento Europeo de 2019. «Hay nombres como Lluís Companys, Sabino Arana, Buenaventura Durruti, Salvador Puig Antich, Andreu Nin, que deberían ser eliminados del callejero cumpliendo con la ley».

Una de las concesiones que el equipo de Colau ha realizado este año ha sido la concesión de una calle al agente de la Guardia Urbana asesinado por la banda terrorista ETA, Juan Miguel Gervilla.

El agente, que fue tiroteado en plena calle, ocupará una calle dos décadas después de su fallecimiento en el año 2000. Este cambio ha sido reivindicado anualmente por los sindicatos policiales y por la oposición del Ayuntamiento y será ahora cuando se lleve a cabo.

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