Un centro de menas situado en pleno Paseo de la Castellana aterroriza a los vecinos: «Tenemos miedo»
Un centro de acogida de menores de la Comunidad de Madrid en plena Castellana, en el número 173, en un piso de más de 245 metros cuadrados valorado en más de un 1,5 millón de euros, acoge a un grupo de menores tutelados de origen magrebí que tiene aterrorizados a los vecinos. «Tenemos miedo», dicen a las cámaras de OKDIARIO sin explicarse cómo es posible que en un edificio residencial de uno de los barrios más caros de Madrid tengan que malvivir aguantando gritos, agresiones, botellones y comentarios fuera de tono a las mujeres.
«¿Qué cómo lo llevamos? Imagínate, muy mal», dicen los vecinos, hartos de llamar la Policía a todas horas ante los repetidos hechos de violencia que suceden en el edificio. «Si volviera a suceder algún episodio como el de ayer (un apuñalamiento) y hubiera cualquier charco de sangre, no lo limpien para tener nosotros restos biológicos que analizar… incluso cualquier escupitajo», son las instrucciones que les dan los policías a los vecinos ante las cámaras de OKDIARIO. «Aquí se montan unos pollos impresionantes que dan miedo, la gente está asustada».
Los vecinos además autorizan grabar su voz para mostrar su malestar por los ruidos, las broncas, las juergas e incluso nos relatan un episodio de uno de estos menores a punto de caer por una ventana, cogido por los tobillos por otros que, no saben «si le amenazaban o si era un intento de suicidio». Las cámaras de OKDIARIO han accedido a vídeos hechos por los propios vecinos en los que se oye a los menas acusar a los vecinos de «racistas» y gritar “¡Alá es grande!”.
Al llamar al timbre, dos jóvenes monitores confirman que se trata de un piso de acogida de la Comunidad de Madrid. Los propios vecinos acusan a estos tutores de poca eficacia y autoridad, debido a su juventud e incluso de complicidad en las fiestas nocturnas con los menas. Tal es así que los vecinos cuentan que les han visto de botellón con sus propios cuidadores. Dos de los menores que admiten las juergas y los gritos a horas intempestivas de la madrugada.
«Aquí ha habido hasta puñaladas. ¡Qué pinta un centro de menas aquí en este edificio!», exclaman con hartazgo los vecinos, tan hartos de la situación que han preguntado a la dueña del piso y, al parecer, se trataría de un contrato de larga duración. Llevan más de un año y medio recibiendo largas y promesas de acabar con este alquiler. Se temen, por contra, que la dueña acabe e incluso prorrogue el contrato con la Comunidad de Madrid.
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