La paradoja de Puigdemont: la inmunidad acabará facilitando su entrega a España
Si el Parlamento Europeo decide levantar la inmunidad a Carles Puigdemont, el juez tendrá difícil oponerse a su entrega a España
La inmunidad puede convertirse paradójicamente en un ‘regalo’ envenenado para Carles Puigdemont. Pendiente de la euroorden, la suspensión del privilegio parlamentario, por votación en la Eurocámara, dejaría sin argumentos al juez belga -que ha de decidir sobre la extradición- para su entrega a España.
En un escrito contundente, la Fiscalía del Tribunal Supremo ya solicitó este lunes al juez instructor, Pablo Llarena, mantener las órdenes nacionales e internacionales de detención, las medidas de prisión provisional y la declaración de rebeldía contra Puigdemont y el ex conseller Toni Comín. Instó además al magistrado a solicitar que la inmunidad se suspenda cuanto antes.
La sentencia europea sobre la inmunidad de Oriol Junqueras ha tenido una primera derivada, paradójicamente, en Puigdemont. El presidente catalán, junto a Comín, recibió el pasado viernes una acreditación provisional del Parlamento Europeo, tras acudir a realizar los trámites convenientes.
No obstante, esa inmunidad tendría, a priori, una vigencia fugaz. El procedimiento para que quede en suspenso, aunque farragoso, debe iniciarse a petición del Tribunal Supremo, que cursará una petición para que los dirigentes independentistas puedan responder ante la Justicia española de los delitos de los que se les acusa. Tras esa solicitud, se pone en marcha un proceso burocrático, que culmina en un informe de la Comisión de Asuntos Jurídicos y la consiguiente votación en sesión plenaria. La decisión se toma por mayoría simple.
El proceso suele durar varios meses aunque fuentes del Tribunal Supremo confían en que, en el caso de los dos líderes separatistas, se acelere. En cualquier caso, serán varias semanas y no frenará la intención de Puigdemont y de Comín de participar ya en el primer pleno que la Eurocámara celebrará a la vuelta de vacaciones, el próximo 13 de enero.
En diciembre, el juez de primera instancia de Bruselas encargado de resolver la demanda de extradición del ex presidente de la Generalitat decidió aplazar la tramitación de la euroorden hasta que la Justicia europea se pronunciase sobre la inmunidad y fijó la próxima vista para el próximo 3 de febrero.
La tramitación de la orden cursada por la Justicia española ha sufrido varias dilaciones. En octubre, el juez ya amplió los plazos para que los abogados del ex presidente catalán pudieran preparar la defensa. Precisamente, la inmunidad ha sido utilizada por Puigdemont para lograr que la decisión sobre la orden de entrega se dilatase. «El tribunal ha admitido que estamos ante una situación de procedibilidad y que primero tiene que tener todos los elementos para pronunciarse sobre el asunto de la inmunidad», afirmó el abogado Gonzalo Boye.
Acreditación en Bruselas
Mientras esas decisiones prosperan, Puigdemont sí podrá acceder a la Eurocámara. En enero recibirá previsiblemente su acreditación definitiva. También habrá de integrarse en algún grupo. Una cuestión que aún es incógnita.
El pasado viernes, Puigdemont y Comín fueron invitados a la Cámara por el partido nacionalista flamenco N-VA. Una de sus diputadas, Assita Kanko, ejerció de anfitriona.
La intención de los dirigentes separatistas es en cambio formar parte del grupo de Los Verdes, en el que se sienta ERC y también En Comú Podem. No existe una decisión tomada y el grupo lo debatirá a la vuelta del parón navideño. La eurodiputada republicana Diana Riba se ha mostrado partidaria, pero en el grupo existen recelos.