La tesis de Pedro Sánchez

La Camilo J. Cela permitió a OKDIARIO ver la tesis «sin fotografías»… y naturalmente la fotografiamos

Tesis pedro sanchez
Universidad Camilo José Cela

OKDIARIO revisó in situ la tesis doctoral de Pedro Sánchez hace varias semanas en la Universidad Camilo José Cela, situada en la localidad madrileña de Villafranca del Castillo. El adjunto al director Carlos Cuesta entró en la Biblioteca tras haber solicitado la supervisión del texto que convirtió al ahora presidente del Gobierno en doctor en Economía.

Las condiciones fueron claras, más propias de un patio de colegio que de un centro universitario: “No puedes hacer fotos ni sacar el texto». Carlos Cuesta estuvo escoltado en todo momento por dos bibliotecarias, que estaban instruidas para impedir sin concesiones la obtención de cualquier tipo de instantánea.

Una tercera persona apareció al rato en la Biblioteca de la UCJC identificándose como “responsable de Comunicación”. De muy buenos modales, con una educación exquisita, reiteró la prohibición de “sacar fotos”. “Y por supuesto”, aclaró, “no arranques ninguna página. ¡Ah! y que quede claro que no te hemos puesto ningún impedimento para que la supervises”. Cuesta fotografió a hurtadillas los tres centenares largos de páginas (exactamente 342) para satisfacer el derecho de nuestros lectores a saber cómo era la tesis que durante tanto tiempo y con tanto ahínco ha escondido el presidente del Gobierno.

Un informe oficial más que una tesis

Tras horas de supervisión de la tesis, las conclusiones empezaron a ser obvias. Lo primero: la apariencia no era la de una tesis como tal. Más bien, su aspecto era el de un informe oficial. En concreto, la de un estudio para confirmar la eficacia de las embajadas españolas desde el punto de vista comercial. La falta de una labor real de investigación, las continuas referencias a casos prácticos cuya documentación claramente procedía del Ministerio de Industria, e incluso la escasa dimensión del conjunto del trabajo confirmaban los temores. Era muy complicado que ese trabajo correspondiese realmente a una tesis como tal.

Tras fotografiar decenas de páginas y abandonar la Universidad, la labor consistía ya en buscar al verdadero autor o, al menos, coautor, del informe. Y surgió: Carlos Ocaña. Persona con la que Pedro Sánchez firmaría posteriormente un libro calcado de la tesis fotografiada y que, casualmente, realizaba esa misma investigación para el Ministerio de Industria.

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