El separatismo más dividido que nunca a sólo un mes de que se agote el plazo para formar Govern
La formación de Govern en Cataluña sigue bloqueada y el independentismo más dividido que nunca. Si el 22 de mayo el Parlament no ha elegido a un nuevo president, la Cámara quedará disuelta de forma automática y se volverán a convocar elecciones bajo el amparo del 155.
El primer intento de investidura, tras proclamar a Roger Torrent presidente del Parlament, se programó para diez días después de ese acto, el 30 de enero. Horas antes del inicio de la sesión, Torrent decidió unilateralmente suspender el pleno de acuerdo con las resoluciones del Tribunal Supremo y del Constitucional, que impedían investir a un candidato que no estuviera físicamente en el hemiciclo.
El segundo candidato en entrar en juego fue el número dos del partido y ex líder de la ANC Jordi Sánchez. Torrent fijó el lunes 12 de marzo para el debate de investidura, pero también fue aplazado tras retirar el propio Sánchez su candidatura. La negativa de la CUP a apoyarle hacía imposible su elección ni en primera ni en segunda vuelta. Pero no era el único problema que tenía para ser investido. Su situación de prisión preventiva, hizo que el juez Pablo Llarena no le permitiese asistir al pleno.
El 22 de marzo, tras intentarlo con Puigdemont y Sánchez, Junts per Catalunya vuelve a proponer otro candidato con causas pendientes con la justicia, Jordi Turull, para someterse al debate de investidura. El debate se convocó en solo una tarde, tras conocerse que Llarena le había citado para el viernes de aquella misma semana. Aunque desde JXCat decían tener un acuerdo cerrado con ERC y la CUP para facilitar su elección en segunda vuelta, la entrada en prisión preventiva otra vez, 24 horas más tarde, provocó que esa segunda vuelta nunca se celebrara.
La renuncia de Turull facilitó que, en base al informe de la ONU sobre los derechos políticos de Sánchez, Torrent convocará una nueva ronda de consultas para proponer al número dos de JXCat otra vez, en un pleno que tenía que celebrarse el viernes 13 de abril. La negativa otra vez del juez Llarena de facilitar la presencia física o virtual del candidato en el pleno, llevó a Torrent a suspender la sesión plenaria.
Un mes más tarde del primer intento fallido de investidura de Turull, el Parlament catalán ha agotado ya 30 de los 60 días de margen que tiene para investir a un diputado y evitar la convocatoria de nuevas elecciones. Desde JXCat, el partido que tiene que presentar candidato, aseguran que “el tiempo no va a ser un problema” ya que, a su entender, “nos hemos ganado la legitimidad de gestionar los tiempos”. Eso supone que si el 22 de mayo no han propuesto un candidato elegible, los tiempos se pararán y se abrirá un nuevo ciclo electoral.
Pero a juzgar por los movimientos de los junteros, nada hace prever que antes del 22 de mayo pueda haber un candidato. Puigdemont dirige la estrategia y, aunque una parte de su grupo no la comparte, le dejan hacer. Tras su puesta en libertad por las autoridades alemanas y el rechazo al delito de rebelión del Tribunal de Schleswig-Holstein, se siente legitimado para volver a someterse al debate de investidura. Para ello, el Parlament tiene que aprobar la reforma de la ley de la presidencia para que se permita investir a un candidato a distancia. Eso no sería nunca antes del 26 de abril, ya que a día de hoy el consejo de garantías estatutarias está estudiando los recursos de C’s y el PSC a dicha ley.
De aprobarse la reforma, ya que cuenta con los apoyos necesarios, Torrent debería desobedecer al Tribunal Constitucional y convocar un pleno de investidura de Puigdemont. Y saben que, entre la aprobación de la reforma y la celebración del pleno no podrían pasar más de 24 horas, antes de que se suspenda la reforma de la ley. Con los apoyos de JXCat, ERC y la CUP, Puigdemont podría salir investido a finales de la primera semana de mayo.
Con la suspensión asegurada de su investidura, los más radicales en su partido apuestan por dejar convocar elecciones para visualizar que es el Estado quien bloquea la situación. El propio Puigdemont lo dijo claro en TV3: “Lo hemos intentado todo, si ahora no se puede, será porque el Estado no quiere”.
Suspendida su investidura, los escenarios posibles se reducen a dos: dejar correr los aproximados veinte días restantes hasta la convocatoria electoral con Puigdemont de candidato, a sabiendas que su grupo mejoraría resultados de acuerdo con un sondeo que hace días que manejan, o intentar investir a un cuarto candidato.
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