Economía Circular

‘Zero Waste’, el movimiento que busca suprimir la huella humana en el medio ambiente

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María Villardón

En España generamos más de 130 toneladas de basura –orgánicos, químicos, plásticos o metálicos, entre otros–, según datos del INE de 2017, las últimas cifras disponibles. De hecho, una sólo persona genera alrededor de 325 kilos de basura al año. La industria y los hogares son los principales generadores de basura, seguido del sector de la construcción.

Las cifras del Banco Mundial también son alarmantes, ya que, según su informe ‘What a Waste 2.0: A Global Snapshot of Solid Waste Management to 2050’, las ciudades de todo el mundo generaron 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos en 2016. Si calculamos la media, cada persona habría generado 0,74kg de residuos al día. Los expertos pronostican que esta cantidad aumentará un 70% hasta llegar a 3.400 millones de toneladas en 2050. Desde 2000, el Banco Mundial ha comprometido más de 4.700 millones de dólares para financiar más de 340 programas de gestión de desechos sólidos en países de todo el mundo.

La concienciación sobre el cambio climático y las consecuencias reales que tiene el calentamiento global, a pesar de los negacionistas, está generando diversos movimientos alrededor de todo el mundo que tienen como fin promover estilos de vida más sostenibles. Uno de estos movimientos, iniciado por Bea Johnson en EEUU y en su propia casa, se ha denominado ‘Zero Waste’ o Residuo Cero y ya cuenta con muchos adeptos, a pesar de las complicaciones que entraña porque consiste en no generar apenas basura.

Ni plásticos, ni orgánicos para que éstos no lleguen ni al mar, ni tampoco a las incineradoras. En definitiva, suprimir poco a poco la huella humana en el medio ambiente. La costumbre y el modo de vida de ‘usar y tirar’, así como el consumismo que domina a las culturas capitalistas están teniendo graves consecuencias medioambientales, según afirma desde Alianza Internacional ‘Zero Waste’.

Este movimiento, a pesar de tener mayor protagonismo en países como EEUU, Australia o Costa Rica –país súper comprometido con el reciclaje y las energías limpias para autoabastecerse–, también está presente en España.  Patricia Reina y Fernando Gómez son pareja y, además, los valientes que desde hace año comulgan con el movimiento Zero Waste. Es complicado, es cierto, pero a tenor de su experiencia, es posible.

Reina y Gómez son autores de la web «Vivir sin plásticos» y ahí cuentan cómo es el día a día de convivir y ser coherente con un movimiento tan potente como este. «Patri comenzó a ver vídeos y vio a mucha gente que vivía sin generar apenas basura, sobre todo en Australia, California o Nueva York. No generaban basura y eso le llamaba mucho la atención. Por ello, un día me propuso que nosotros intentáramos hacer lo mismo. A mí, la verdad, me sorprendió la propuesta porque me parecía muy difícil poder llevarlo a cabo», cuenta Gómez entre risas.

«Comenzamos», explica Reina, «reduciendo el uso de plásticos y haciendo fotos a los residuos que generábamos cada semana». «Vas buscando alternativas a lo que hacías antes. Algunas cosas cuesta encontrarlas, pero lo más importante es ponerte un objetivo y evolucionar en esa forma de vida», añade Gómez.

A la hora de comprar, comentan convencidos, no llevan bolsas de plástico ni tampoco de papel. «Llevamos bolsas de tela, incluso para las compras más pequeñas cuando compramos a granel o en las fruterías. Una vez al mes van a hacer la compra a un sitio a granel y hacemos una compra grande. Y una vez a la semana hacemos la compra de frescos en el barrio», explica Reina.

Otro de los aspectos más complicados de llevar a cabo, según asegura Gómez, son los hábitos alrededor de la higiene: «Al principio todo el asunto era el tema del desodorante lo que más me preocupaba porque, claro, es algo que si falla (risas) tienes un problema». ¿Cómo lo consiguieron solucionar? «Comenzamos a hacer nuestras propias recetas en casa siguiendo instrucciones de internet y resulta que al final funciona», explica Gómez.

Reina, por su parte, quiere seguir apostando fuerte por este modo de vida y abandonar Madrid. «Nos gustaría cambiar de casa para ser más sostenibles y, en un futuro, irnos a una casita en el campo», señala.

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