Opinión

¡El truco del almendruco!

El pesimismo instaurado entre las compañías cotizadas ¡es enorme! especialmente en un sector financiero que viene agonizando toda una década

¡El truco del almendruco!
Christine Lagarde, presidenta del BCE

Es fácil ser notablemente «compasivo» cuando otros son obligados a pagar los costos.

Murray Rothbard

Aunque me siga pareciendo extraño, nuevamente el foco mediático se centra en la actualidad económica, ¿en concreto? en la presentación de resultados de 2019.

Llega la hora de pasar cuentas con Mr. Market, y la importancia de entender cómo han cerrado las cuentas anuales, su evolución y previsiones, es cuanto menos relevante. ¿Y qué tiene de extraño? Para mi, principalmente la propia agitación política y social sobre la que estamos instaurados desde 2012, punto álgido de la crisis de deuda en España.

En estos últimos años de extrema agitación, especialmente en Europa, se ha hablado de todo menos de compañías. Y obvio es, que cuando llega la temporada de resultados parece que nuevamente importan nuestros proyectos empresariales, ¿no? sus previsiones y la realidad de los hechos, que es lo único importante. Sin embargo, considero que en concreto los resultados empresariales de 2019 son especialmente importantes por varias razones. La primera de ellas se basa en que 2019 ha sido un año de contracción cíclica o desaceleración económica.

Las compañías cíclicas como Ence, CIE Automotive, Gestamp o Ercros, han sufrido el típico castigo que padecen las cíclicas en épocas de desaceleración. Creo que algunas de ellas han sido injustamente castigadas con caídas superiores al 50%, circunstancia que explica la enorme volatilidad de este mercado. Esta situación no deja de ser en el fondo una excelente oportunidad de inversión para nosotros, siempre que tengamos en consideración cuáles son los argumentos que hacen revertir la tendencia y que dependen en parte importante de la recuperación cíclica.

Como bien sabemos, desde los principales organismos económicos se advierte de un repunte de la economía durante 2020, que podría incluso presionar al BCE a tener que normalizar su política monetaria. ¡He ahí la cuestión! Los resultados nos explicarán si la realidad es superior a las expectativas, y en tal caso si los mercados han exagerado el castigo y su apatía. Pero por encima de todo, nos explicarán si verdaderamente existe la recuperación de la que todos hablan. No olvidemos que para mí; satisfacción = percepción – expectativas, por lo tanto ¡seamos cautos!

Una semana pasada en la que Christine Lagarde se pronunciaba diametralmente opuesta a Draghi, explicándonos el ambicioso plan de reformas del BCE para convertir al Banco Central en un instrumento al servicio de la sociedad y no en un instrumento tecnócrata al servicio del ‘establishment’. Está claro que el BCE ha quemado todos sus cartuchos y que la Sra. Lagarde está obligada a cambiar las cosas. Bajo mi punto de vista, el BCE debería servir al Parlamento Europeo para presionar a los Estados miembro sobre continuar con su programa de reformas. Si no hay reformas, el enorme esfuerzo de dichos Estados miembros vehiculados por el BCE, queda en agua de borraja. Sinceramente considero que este es un aspecto especialmente importante, puesto que la recuperación del sistema bancario es absolutamente clave para fomentar y estimular el crédito.

Finalmente para rematar la pasada semana, Josep Oliu, actual presidente del Banc Sabadell, se presentaba a los medios con un mensaje francamente contradictorio.

Por un lado, la venta de su gestora de activos, lo cual vendían como un gran logro que permite al banco centrar sus esfuerzos hacia su actividad tradicional y lograr los objetivos de capitalización. Y por otro lado, bajo un discurso marcadamente derrotista se lamentaba de la burocracia y de una coyuntura de tipos 0, que estaba haciendo agonizar a su sector. Desde luego el discurso de Oliu parecía el mensaje de un hombre abatido, desfondado y sin mayor ilusión que la de la inercia. Para colmo, Josep admitía por vez primera que la concentración es una posibilidad y dejaba la puerta abierta a una fusión. A ello se refería con aquello de que los inversores internacionales aprietan para llevarlo a cabo, haciendo referencia de paso a las enormes dudas generadas por el gobierno en coalición PSOE- Podemos.

Como ven, el pesimismo instaurado entre las compañías cotizadas ¡es enorme! especialmente en un sector financiero que viene agonizando toda una década, en la que lamentablemente se ha escuchado más la palabra “sobrevivir” que “crecer”. Es realmente complicado cambiar el estado anímico de golpe, pero sabemos que el mercado siempre suele anticipar lo peor o exagerar lo mejor.

El rol de Christine Lagarde se antoja clave para el futuro económico de Europa, y el repunte de la inflación es el principal aliado de la presidenta del BCE. La economía se dispone a acelerar su crecimiento ante un entorno de crispación social imprevisible en todos y cada uno de sus frentes. Pero la relajación del BREXIT, así como de la ‘Trade War’, deberían ayudar al menos mientras no se abran nuevos frentes. Los resultados electorales acontecidos durante 2019 tampoco ayudan sobre la intención de ver una Europa reformista y económicamente liberal como me gustaría, pero atendiendo a la realidad de lo que abunda, Lagarde puede jugar un papel clave ante tanta atrevida ignorancia.

Ya conocen el dicho; el tuerto en el país de los ciegos, ¡es el rey! Divagando sobre todo lo demás, porque de entrar en materia no acabaría… podríamos pensar que las “buenas” palabras del nuevo Gobierno son prometedoras para esta sociedad, y que la subida del salario mínimo interprofesional y de las pensiones son una excelente noticia. Pero a nuestros jubilados se les ha subido la paga nada menos que ¡ocho eurazos! algo es algo dirán algunos, cierto ¡pero insuficiente! sobre todo si tenemos en cuenta que lo que silencian muchos es que Pedro Sánchez se ha subido el sueldo 1.800€ en otra de sus múltiples excentricidades, demostrando una vez más que el populismo se alimenta de propaganda cada vez más barata. Como decía Rothbard; es fácil ser notablemente»compasivo» cuando otros son obligados a pagar los costos.

Lo último en Economía

Últimas noticias