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El pulso entre Fainé y el Gobierno en La Caixa paraliza el plan de Naturgy de dividirse en dos empresas

Fainé no quiere que su sucesión al frente de La Caixa se vea entorpecida por un choque con Moncloa por Naturgy

La Caixa Naturgy
Isidro Fainé.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La batalla interna en Naturgy para nombrar un consejero delegado se saldó con una subida del dividendo y la reactivación del proyecto Géminis, que contempla la división de la empresa en dos. Sin embargo, se ha vuelto a aplazar ante la guerra que se avecina por la sucesión de Isidro Fainé al frente de La Caixa, ya que la entidad -un accionista de referencia en Naturgy- no quiere enfrentarse al Gobierno por ese asunto. Moncloa rechaza la citada división de Naturgy, según fuentes conocedoras de la situación.

Como ha informado OKDIARIO, el Gobierno y sus socios catalanes quieren hacerse con el control de La Caixa, el primer grupo financiero e industrial y la primera fundación de España. Por eso, han dejado pasar la oportunidad de oro que han tenido para vender el 17% que el Estado tiene en CaixaBank procedente de Bankia. Y ahora, su intención es poner a alguien afín, presumiblemente del PSC, al frente de todo el conglomerado: el banco, la fundación y el holding Criteria (presente en Telefónica, Naturgy o Cellnex).

Como es evidente, Fainé no está dispuesto a tolerar este asalto, sino que quiere nombrar sucesor a alguien de su confianza que mantenga la independencia de La Caixa. Pero las fuentes consultadas explican que «el estilo de Fainé no es ir al choque con el Gobierno, sino que es mucho más florentino. Va a tratar de llevarse bien para al final salirse con la suya en La Caixa, que es lo que le importa».

Dentro de esa estrategia de evitar los roces con el Ejecutivo, entra el proyecto Géminis. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha mostrado públicamente varias veces su rotunda oposición a la operación. En 2022, con los precios de la luz y el gas disparados, dijo que no era una operación que, en ese momento, fuera conveniente, tanto «por motivos de estabilidad» y de garantías para «determinadas actividades reguladas» como para el «aprovisionamiento en condiciones y precios razonables».

«No se entiende muy bien si de lo que se trata es de mantener la inversión en transición energética». El proyecto Géminis «posiblemente responde a motivos distintos, muy diferentes a los de mantener la inversión en transición energética», añadió. En octubre pasado, insistió en ese rechazo: «La opinión del Gobierno sigue siendo la misma. No ha cambiado de un año a esta parte».

¿Qué es Géminis?

El proyecto Géminis fue aprobado justo antes de la invasión rusa de Ucrania como modo de facilitar la salida de dos de los fondos de inversión presentes en el accionariado de Naturgy, CVC y GIP, que ya han cumplido su ciclo de inversión en la empresa. La idea es que, al separar las actividades no reguladas de las reguladas, será más fácil vender estas últimas: se trata de un negocio estable con una rentabilidad recurrente que atraería a inversores conservadores, con un perfil distinto al de los accionistas actuales de la compañía.

Quedó en suspenso precisamente por la guerra y la fuerte subida de los precios de la energía. Pero el pasado verano, el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, anunció su reactivación tras la intentona de los fondos por nombrar un consejero delegado, que abortó el propio Fainé. Algo que se interpretó como una compensación por su derrota, aunque éstos consideran que no es suficiente. Este anuncio fue de la mano del aumento del dividendo de Naturgy, que es lo que interesa a La Caixa para financiar la fundación.

La postura oficial de Naturgy es que se sigue trabajando en Géminis, pero estas fuentes aseguran que la sucesión en La Caixa lo ha dejado de nuevo en stand-by. «El relevo de Fainé va a ser la clave para el futuro de Naturgy. Si al final el Gobierno gana la batalla, puede pasar cualquier cosa. Pero, de momento, no se van a tomar grandes decisiones estratégicas», afirma una de esas fuentes.

Mientras tanto, esos fondos seguirán en una situación muy complicada (la situación del tercero, IFM, es diferente porque acaba de entrar y no tiene prisa por vender). «Es muy difícil vender un 20% de una empresa cotizada, que tiene muchos vaivenes en Bolsa, cuando además no vas a mandar porque hay otro accionista de control, y encima cuando la imagen que se transmite es de guerra de poder interna. Nadie quiere meterse ahí», sentencia otra fuente.

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