Guerra por la sucesión de Isidro Fainé en La Caixa
El Gobierno quiere imponer un nuevo presidente de su cuerda en la Fundación más poderosa de España
La cuestión de la sucesión de Isidro Fainé, el hombre más poderoso de España (no les quepa duda), al frente de la Fundación La Caixa lleva tiempo sobre la mesa, como ha informado OKDIARIO. Pero ahora los acontecimientos se están precipitando por las intenciones del Gobierno de sustituirle por alguien afín para controlar su imperio industrial y financiero. Un empeño en el que, cómo no, cuenta con el apoyo de sus socios independentistas.
La Caixa es la mayor fundación de España, con un presupuesto de más de 500 millones anuales, lo que le permite desarrollar una obra social que puede ser un granero de votos. Además, controla la mayor entidad del país -CaixaBank- y su holding Criteria hace lo propio en Naturgy y es accionista de referencia de Telefónica, Cellnex y Aguas de Barcelona. Poca broma, como diría El Tricicle.
En definitiva, un poder económico y social sin parangón en España y, por tanto, enormemente goloso para los políticos. De ahí que Pedro Sánchez, Junts y ERC quieran hacerse con su control. Algo que ya ha empezado a tomar forma esta semana en una reunión mantenida por el presidente del Gobierno y el propio Fainé en Moncloa, en la que también se ha planteado el espinoso tema del regreso de las empresas catalanas que huyeron en octubre de 2017. Un retorno con el que están presionando con fuerza los independentistas y para el que el Gobierno quiere a La Caixa como banderín de enganche.
Pero el tema mollar es el control de CaixaBank. OKDIARIO adelantó que el Gobierno no tiene ninguna intención de vender el 17% del Estado (procedente de Bankia)y algunas fuentes sostienen que la idea es convertir a CaixaBank en su banco público, ése por el que siempre ha suspirado Podemos-Sumar.
Si gana Fainé
Fainé tiene ya 82 primaveras y, por fuerza, está planeando su sucesión. Cuando le preguntan en los círculos de la alta sociedad barcelonesa, responde que la tiene decidida, pero sin dar un nombre. Algo muy propio de la mentalidad del personaje, cuasi maquiavélica: siempre mover los peones en la sombra y, cuando las decisiones salen a la luz, ya está todo decidido. Pero para ello tendrá que imponer su voluntad al Gobierno, lo que no va a ser nada fácil.
Si Fainé resiste el asalto gubernamental, el nombre que más suena es Josep María Coronas, actual secretario del consejo de la Fundación y hombre de confianza en la sombra de Fainé. Abogado del Estado brillante, a decir de quienes lo conocen, bien visto por la sociedad civil catalana y con un perfil político transversal, aceptable por la izquierda y la derecha, por los independentistas y por los constitucionalistas.
Su perfil sería idóneo para gestionar la obra social. El problema es que también hay que manejar las participaciones, que además están on fire. En Naturgy se ha apagado el incendio de momento, pero nadie duda de que los fondos volverán a la carga. Y está en el aire el proyecto Géminis de división de la compañía en dos, al que se opone el Gobierno. De Telefónica, para qué hablar, con la entrada de STC (pendiente de la autorización del Gobierno) y la anunciada respuesta de la SEPI, que también quiere sentarse en el consejo.
Una posible solución es dividir el poder de La Caixa en dos; al fin y al cabo, Fainé solo hay uno. Por un lado, la fundación sería para el citado Coronas; y por otro, Criteria quedaría en manos alguien más killer de los negocios. Ahí suenan Marcelino Armenter, actual consejero delegado del holding, y el propio Francisco Reynés, presidente de Naturgy. Ninguno de los dos puede aspirar a la presidencia de la fundación, básicamente porque no son catalanes. Pero sí a la del holding.
Si gana el Gobierno
Pero si finalmente el Gobierno gana el pulso, pondrá un propio al frente de La Caixa, probablemente del PSC. No en vano, en la reunión de Moncloa -adelantada por Vozpópuli- estaba presente el propio Salvador Illa. Y tampoco es inocente en este tejemaneje el nombramiento de Jordi Hereu como ministro de Industria. Es decir, nos hacemos con el control de La Caixa, pero nosotros, los socialistas, no los independentistas. Aunque, si se confirma el asalto, habrá un trozo de pastel para todos, no lo duden.
El poder de Fainé quedó demostrado en la reciente batalla con los fondos de Naturgy, que pretendían nombrar un consejero delegado para pintar algo en la gestión (ahora no pintan pese a tener el 54% del capital frente al 26% de Criteria). Después de dar su visto bueno al candidato, el viejo zorro abortó la operación y dejó a sus rivales con un palmo de narices, una vez más. Francisco Reynés quedó reforzado como presidente y, lo más importante, La Caixa se garantizó el dividendo de la gasista, fundamental para su obra social.
Así que ahora no hay que darle por muerto en la batalla de la sucesión, por mucho que tenga enfrente al Gobierno y a sus socios catalanes. Fainé es mucho Fainé.