Entrevista a Gregorio Izquierdo, director general del IEE

«Subir impuestos en desaceleración puede provocar el agravamiento de la situación económica»

IEE
El director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo.

El nuevo director general del Instituto de Estudios Económicos, Gregorio Izquierdo (Madrid, 1969), ha vuelto a una de las instituciones en las que trabajó hace años. Fue director del servicio de estudios del IEE entre 1996 y 2011. Izquierdo ha sido presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) entre 2011 y 2018 y en la actualidad compatibiliza su cargo en el IEE con el de director del departamento de Economía de CEOE.

El directivo de uno de los think tanks más antiguos de España, que nació en 1979, en plena transición española, analiza en esta entrevista en OKDIARIO la situación fiscal del país después de la presentación de un informe con un indicador sobre la presión fiscal normativa.

¿Las empresas y los ciudadanos españoles pagan demasiados impuestos?

Las empresas y los ciudadanos españoles pagan más impuestos que en nuestro entorno inmediato. Nuestra presión fiscal normativa es un 8% superior a la europea. El problema de España es que se confunde la presión fiscal recaudatoria con que en España se pagan pocos impuestos. En España los que pagan impuestos pagan más impuestos que en su entorno europeo. La presión fiscal recaudatoria no es un indicador suficiente y adecuado porque la existencia de una fuerte economía sumergida en España distorsiona a la baja los datos. No es lo mismo pagar en España un 45% en el IRPF a partir de 60.000 euros de renta, que lo que ocurre en Alemania, que aplica un 48% pero a partir de 250.000 euros de renta. Salimos peor parados en imposición patrimonial, que sí que estamos peor que en todo el mundo desarrollado, en el puesto de cola de los 36 países analizados. También estamos peor en la imposición sobre las empresas.

«Las empresas y los ciudadanos españoles pagan más impuestos que en nuestro entorno inmediato»

Ante este escenario, que muestra que se pagan más impuestos que en la media europea, ¿qué le parecen las propuestas del Gobierno en funciones sobre fiscalidad, recogidas en gran medida los Presupuestos fallidos de 2019? ¿Son buenas para una situación económica de desaceleración o ante la posible crisis de la que alertan algunos expertos?

El hecho de que haya una convocatoria electoral nos hace ser muy prudentes a la hora de calificar las propuestas de los distintos partidos políticos. Lo que sí podemos decir es que en los Presupuestos Generales del Estado de 2019 que fueron rechazados se introducía una presión fiscal sobre las empresas que era errónea, incorrecta y que hubiera supuesto un lastre para el ciclo económico de haberse aprobado. Por lo que, paradójicamente, la no aprobación de los Presupuestos -en la medida en la que supuso que no entraran en vigor una mayor tributación por doble imposición de matrices fiscales internacionales, ni el nuevo impuesto sobre transacciones financieras, ni la subida de la tributación de las plusvalías sobre el rendimiento del ahorro al 28%- fue una buena noticia para nuestra competitividad fiscal. Precisamente, el hecho de que estemos en una situación de menor crecimiento que el pasado nos obliga a ser más prudentes y a no introducir medidas que puedan restar estímulos a la actividad.

«Hay un potencial de ahorro mejorando la eficiencia del gasto sin necesidad de hacer recortes y sin necesidad de subir impuestos».

Según la investigación que ha publicado una revista económica americana recientemente, los efectos contractivos de las subidas de impuestos son mucho mayores de lo que hasta ahora se habían contemplado y, por lo tanto, parece que subir impuestos en un momento de desaceleración económica o riesgo de la misma puede tener como efectos indirectos el agravamiento de la situación económica. Si subir impuestos puede ser negativo para el potencial de crecimiento a largo plazo, subir impuestos en un momento de desaceleración económica no solo en negativo a largo plazo sino que también a corto, en la medida de que puede revertir el ciclo económico. Por eso es tan importante que en la actual coyuntura la consolidación fiscal no se haga subiendo impuestos sino a través de la mejora de la eficiencia del gasto. La evaluación del gasto que ha hecho la AIReF demuestra que hay un potencial de ahorro mejorando la eficiencia del gasto sin necesidad de hacer recortes y sin necesidad de subir impuestos.

¿La alta fiscalidad que hay en el Impuesto sobre Sociedades y en los impuestos sobre la propiedad puede hacer que las inversiones huyan, que se vayan a otros países más competitivos?

Este es un tema muy controvertido. El hecho de tener una fiscalidad más competitiva supone un factor adicional de atractivo para la inversión extranjera y para los procesos de inversión en España, pero no es el único. Existen otra serie de circunstancias que también inciden en la inversión. Tenemos que pensar que los países competimos no únicamente con impuestos sino también con el gasto público, y por lo tanto el binomio ideal es ofrecer unos niveles de gasto público eficientes -en términos de infraestructuras, de formación, de I+D+i-, y al mismo tiempo unos niveles de estructura fiscal competitiva con un Impuesto sobre Sociedades bajo. La mejor situación para competir no se consigue solamente con impuestos bajos, porque en ese caso todas las inversiones se desplazarían a paraísos fiscales. Tampoco con gasto público fuerte, porque en ese caso toda la inversión se produciría en países con gasto público mayor. Lo que hay que hacer es tener un gasto público eficiente y unos impuestos razonables. Es la única manera de competir.

«Hay que potenciar aquellas partidas que tienen una incidencia en el potencial de crecimiento a largo plazo: la educación, el capital intangible de la I+D+i, y también las infraestructuras».

¿Qué medidas de gasto deben aprobarse a favor de las empresas en la próxima legislatura?

Nosotros pensamos que la prioridad en el gasto público debe ser su eficiencia. Esto es, que el gasto público cumpla su función, pero gastando menos. También hay que potenciar aquellas partidas que tienen una incidencia en el potencial de crecimiento a largo plazo: la educación, el capital intangible de la I+D+i, y también las infraestructuras que sean necesarias o que resuelvan cuellos de botella en el transporte o las comunicaciones. Afortunadamente la situación de España en estas partidas es positiva en general, pero debemos seguir avanzando porque la nueva sociedad digital hace necesario que el marco regulatorio permita que las empresas puedan competir en igualdad de condiciones que sus competidores más avanzados del resto del mundo.

«El tipo efectivo sobre Sociedades está posiblemente por encima del tipo nominal a pesar de que las estadísticas de la Agencia Tributaria dicen lo contrario»

¿Y en impuestos, qué habría que hacer en España?

La prioridad debiera ser modernizar el Impuesto sobre Sociedades, quitando aquellas medidas que se introdujeron de manera extraordinaria durante la crisis, que están distorsionando el mismo, que están aumentando la tributación efectiva. No tendría sentido que se revierta la amortización del fondo de comercio o que se limite la deducibilidad de los gastos financieros o que se apueste ahora por corregir la dual imposición. En Sociedades, posiblemente, la prioridad más inmediata es eliminar aquellas medidas que introdujeron de forma extraordinaria con razón de la crisis para que el resultado contable se asemeje al resultado fiscal. Otra medida serían los actuales pagos fraccionados, que no deben ser un impuesto adicional en sí mismo al margen del resultado contable. Suponen una financiación excesiva de las empresas al sector público, precisamente cuando el sector público tiene unas posibilidades de financiación a los costes más bajos de la historia. En la actualidad se produce una: que el tipo efectivo sobre Sociedades está posiblemente por encima del tipo nominal a pesar de que las estadísticas de la Agencia Tributaria dicen lo contrario y es simplemente porque la ratio se calcula mal

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