Industria alimentaria

Sánchez dispara un 40% la compra de pescado a Marruecos y duplica la de Venezuela en cinco años

Dos de cada tres doradas y una de cada dos lubinas consumidas en España son de importación

Planas rechaza bajar el IVA del pescado, pese a la petición del sector del mar

Los pescadores contratan seguridad privada para evitar ataques piratas, ante el abandono de Sánchez

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España incrementa la compra de pescados, crustáceos y moluscos marroquíes en más de un 40% durante el Gobierno de Pedro Sánchez. En concreto, la importación de estos productos ha pasado de 91,6 millones de kg en 2018 a 130,3 millones en 2024; es decir, un aumento del 42%. Con respecto a la compra de estas especies a Venezuela, nuestro país pasó de comprar 3,9 millones de kg en 2018 a 7,9 millones de kg en 2023, un incremento del 102%. Es decir, España duplicó sus importaciones, según la base de datos de estadística del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Si hablamos de precios, el incremento también fue significativo, pues España pagó 902 millones el año pasado por la compra de estos alimentos, un 45% más que en 2018. Respecto a Venezuela, como en la compra, el precio también se duplicó en el mercado venezolano, y se pasó de los 17,4 millones de euros a los 34,2 millones de 2023.

Este fenómeno refleja una serie de dinámicas económicas, políticas y comerciales que han reconfigurado el sector pesquero español. En el caso de Marruecos y España, son dos países que mantienen una relación comercial fuerte, facilitada por acuerdos que han mejorado las condiciones para el comercio de productos del mar. El país norteafricano, con su extensa costa atlántica y y mediterránea, ofrece una abundancia de pescado a precios competitivos, lo que lo convierte en un proveedor atractivo para el mercado español.

En el caso de Venezuela, a pesar de las tensiones políticas, el país iberoamericano ha encontrado en la explotación de pescado una vía para generar ingresos en medio de una persistente crisis económica y social. La disponibilidad de pescado a bajo precio ha sido un factor decisivo para las importaciones españolas, que buscan alternativas más económicas. Para Marruecos y Venezuela, esta demanda creciente representa una fuente significativa de ingresos. En Marruecos, el sector pesquero es una parte vital de la economía, y las exportaciones a España fortalecen su posición en el mercado europeo. Para Venezuela, las ventas de pescado proporcionan un alivio financiero en medio de las dificultades económicas y las sanciones internacionales.

Impacto en España

En España, este cambio en los patrones de importación plantea distintos desafíos. La industria pesquera nacional podría enfrentar una competencia más fuerte con la llegada de productos más económicos del extranjero -aunque de menor calidad-. Sin embargo, para los consumidores, esto puede traducirse en una mayor variedad de productos y precios más accesibles en el mercado.

La tendencia al alza en la importación de pescado desde Marruecos y Venezuela parece que continuará en ese camino, impulsada por la demanda interna y la búsqueda de relaciones comerciales fructíferas. No obstante, es fundamental que España equilibre estas importaciones con el apoyo a su industria pesquera local para garantizar la sostenibilidad y la competitividad a largo plazo. Según cifras del gobierno marroquí, el déficit comercial de Marruecos con España también se va reduciendo en relación con el total del déficit, pasando del 5,5% en 2018 al 1,2% del déficit en 2020.

Política comercial de la UE

Con la entrada en vigor de varios Acuerdos de Libre Comercio, especialmente el Acuerdo UE-Marruecos de productos agrícolas y de productos de la pesca de octubre de 2012, el sector agrícola marroquí está intentando mejorar su estructura productiva y de formación de la población agrícola. En esta línea, las autoridades lanzaron la estrategia 2020 de desarrollo rural. Con todo, el Parlamento Europeo votó a favor del nuevo Acuerdo Agrícola entre la UE y Marruecos -16 de enero 2019- que extiende las preferencias arancelarias a los productos procedentes del Sáhara Occidental y exige que los beneficios de este acuerdo reviertan a la población de esta zona.

En lo que se refiere al sector pesquero, Marruecos figura en el primer puesto de productores de pescado en África y el número 25 a nivel mundial. Es el primer exportador mundial de sardinas. El país norteafricano cuenta con una doble fachada marítima, atlántica y mediterránea, y unos 3.500 km de costas ricas y variadas, según el último informe de Apromar sobre la acuicultura en España, 2023. Un dato llamativo es que en el sector de la pesca sólo se conceden licencias a empresas que acrediten una participación mínima del 50% de personas marroquíes.

Otro dato importante que revela el informe es la dificultad que tienen los consumidores a la hora de identificar el origen del producto en el punto de venta. En este sentido más del 60% del pescado que se consume en España, tanto de pesca como de acuicultura, proviene de su importación desde países lejanos con condiciones de producción y trabajo muy inferiores a las de nuestro país.

Pescadores ‘a la deriva’ y Sánchez a flote

El sector pesquero en España atraviesa un momento difícil. Recientemente,  los pescadores de Asturias, Galicia y Canarias han manifestado su total rechazo a la planificación del Gobierno de Sánchez para el desarrollo de instalaciones de generación eólica en el mar.

En este contexto, el sector del mar se ha unido a los agricultores, quienes llevan meses con protestas en toda Europa. En general, el sector primario comparte una serie de reivindicaciones relacionadas con las condiciones que la Unión Europea exige a la hora de faenar, aunque cada uno de los ámbitos económicos sufre sus propias particularidades. Por ejemplo, uno de los puntos compartidos por ambos sectores, según han declarado representantes de asociaciones representativas, son los problemas existentes con los productos de importación. Tanto los pescadores como los agricultores sufren exigencias distintas a aquellos productores que exportan a países comunitarios.

Todo esto, en un contexto donde los pescadores españoles denuncian un aumento de los ataques piratas, algo que les está obligando a contratar seguridad privada para protegerse. En concreto, el sector afirma que sus trabajos en el Cuerno de África y en el Océano Índico se están viendo entorpecidos. En ese lugar, la España de Sánchez, de la mano de la Unión Europea, mantiene la Operación Atalanta, una incursión en la zona para tratar de evitar este tipo de incidentes. Sin embargo, tal y como adelantó OKDIARIO, el Gobierno de Sánchez tan sólo dedica alrededor de 18 millones de euros pese a tener un papel protagonista en la operación.

Por otro lado, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, rechazó la petición del sector pesquero nacional de bajar el IVA al pescado para impulsar su consumo. El secretario general de Cepesca, Javier Garat, declaró a OKDIARIO que, según su visión, el Gobierno de Sánchez se «equivoca» a la hora de no eliminar el IVA de los productos pesqueros. «Estamos convencidos de que la eliminación del IVA sería fundamental para cambiar la tendencia del consumo de pescados y mariscos en España», dijo hace unos meses.

España sigue siendo uno de los países donde más pescado se consume del mundo, concretamente en el año 2015 la media del consumo nacional fue de 42,4 kg por habitante y año, siendo la media mundial 18,9 kg por habitante y año, según las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Sin embargo esta tendencia está a la baja, ya que en los últimos cuatro años el consumo por habitante y año ha disminuido en 1,7 kg.

Tradición acuícola

La acuicultura es una actividad que cuenta con una notable tradición en España y que es social y económicamente relevante en muchas zonas. Las instalaciones de acuicultura están localizadas en zonas rurales remotas, fluviales o costeras, a las que escasamente llegan otros tipos de inversión y donde la acuicultura es, a menudo, la única actividad empresarial generadora de empleo estable y de calidad.

Este sector primario, del que este país es el principal productor en la Unión Europea, está constituido por micro, pequeñas y medianas empresas, además de alguna gran empresa. La España de Sánchez está sufriendo un enorme déficit comercial de los productos de la pesca y de la acuicultura, que sigue creciendo de manera exponencial, hasta situarse en los 3.581 millones de euros en el año 2022 -más de 1.000 millones superior al del 2015-. Dos de cada tres doradas y una de cada dos lubinas consumidas en España son de importación.

La soberanía alimentaria es una prioridad europea y nacional, y las limitaciones de los caladeros tradicionales de la flota de pesca española son permanentes. La acuicultura nacional puede y debe ayudar a paliar dicho déficit, con actividad generadora de riqueza y empleo a lo largo y ancho de la geografía de España. En este contexto, la cooperación internacional y las políticas comerciales estratégicas seguirán siendo elementos clave para el desarrollo sostenible del mercado pesquero español.

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