Las pymes españolas alcanzan su peor nivel de deuda comercial desde 2009: se dispara un 25%
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) en España se enfrentan a un momento crucial. El esfuerzo financiero vinculado con su deuda comercial encadena 3 años consecutivos de crecimiento y ha alcanzado su punto más alto desde el 2009; con una subida del 24,5% y una deuda comercial cercana a los 3.000 millones de euros, en comparación con el mismo periodo de 2023, según el último informe sobre la morosidad, elaborado por Cepyme -Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa-.
Si se compara el esfuerzo financiero del primer trimestre de 2024 con el del mismo periodo de 2021, se encuentra un incremento acumulado del 128%. Cabe destacar que más de un 85% de este incremento se debe al aumento de los tipos de interés, mientras que el resto se ve lastrado por el mayor tamaño de la deuda comercial -que en ese periodo creció un 18%-.
En el primer trimestre del año, la deuda comercial del conjunto de pymes se sitúa en torno a los 175.000 millones de euros, de los cuales 68.000 millones corresponden a firmas medianas -tras una caída interanual de 4,4%- y los restantes 107.000 millones a empresas pequeñas -incremento de 3,3% con relación a un año antes-.
Aumento de la morosidad en pymes
De los 2.930 millones de euros anualizados en el primer trimestre -esfuerzo financiero-, se desglosa un aumento de la morosidad del 23% respecto al mismo periodo del año anterior, llegando a los 1.490 millones. El tramo restante, corresponde a la parte «normal» de la deuda comercial, que también crece un 26%. Este incremento demuestra muchas pymes están teniendo dificultades para gestionar sus obligaciones financieras y mantener la liquidez necesaria para operar de manera efectiva.
En este contexto, se distingue que las pequeñas empresas realizan un esfuerzo financiero mucho mayor. En concreto, el esfuerzo anualizado del tramo normal de la deuda comercial fue de 890 millones de euros para las firmas pequeñas, +29% interanual; y el vinculado al tramo moroso de la misma fue de 950 millones de euros, un crecimiento del 28,1%. En el caso de las medianas empresas, el esfuerzo financiero correspondiente al tramo normal de la deuda fue de 550 millones, un incremento del 21,8%; con una subida del 14,9% en lo que respecta a la morosidad de la deuda, es decir, 540 millones. -Un aumento generalizado, pero en menor proporción que las empresas más pequeñas-.
Entre los factores se encuentran la persistente inflación, el aumento en los costos de las materias primas y la energía, o los efectos prolongados de la pandemia de la Covid-19, además de las condiciones de crédito, haciendo cada vez más difícil para las pymes acceder a una financiación alternativa -y favorable-. De hecho, más del 80% de las pymes españolas se crearon con fondos propios; y sólo un 0,5% se financió a través de ayudas y subvenciones públicas, en el último año. Esto se debe, en parte, a la actual tasa impositiva y las subidas de los tipos de interés de los últimos años.
Este escenario representa un desafío considerable para la estabilidad económica de las pymes, que son un componente vital de la economía española -representan el 99,9% de todas las empresas, el 58% del PIB del país y el 68% del empleo total en el sector privado-. Por lo tanto, la acumulación de deudas podría llevar a una vulnerabilidad mayor ante cambios económicos adversos y afectar a su capacidad de inversión y por consiguiente, a su crecimiento a largo plazo. De hecho, si se compara la evolución del esfuerzo financiero y se vincula con el PIB, se confirma que este esfuerzo por la deuda comercial alcanzó a 0,35% del PIB del primer trimestre, que es el mayor registro desde junio de 2012. -El promedio de los cinco años anteriores a la pandemia es de 0,21% del PIB-, lo que corrobora otro golpe adicional a la estabilidad de las pymes.
Facturas fuera de plazo
Dado el contexto actual, la gran mayoría de las empresas españolas están con la soga al cuello por la falta de liquidez. En el primer trimestre del año, casi 7 de cada 10 facturas se pagaron fuera de plazo. En concreto, el período medio de pago (PMP) se situó en 84,3 días en el primer trimestre, 0,9 días más que un año antes.
Si se examina la proporción de facturas pagadas en más de 60 días, para cada tamaño de empresa, se encuentra una situación desfavorable a la par que alarmante: 2023 fue el año con mayor proporción de facturas pagadas superando los 60 días por las microempresas, al menos desde 2015 -desde donde se tienen registros-, lo que se traduce en la misma conclusión para el conjunto de pymes, dado que son las microempresas las que pagan un mayor número de facturas.
Con respecto a la proporción de facturas pagadas fuera de plazo, por parte de micro y pequeñas empresas -en torno al 13%-acumula cinco trimestres consecutivos de subidas, la mayor proporción de pagos realizados en más de 30 días, desde el comienzo de la serie de datos.