MANUAL DEL EMPRENDEDOR

Todo lo que hay que tener en cuenta antes de crear tu propia empresa

Emprendedor
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En un contexto en el cual es complicado encontrar trabajo y que éste tampoco satisface, muchas veces, las expectativas creadas, una vía elegida para trabajar de aquello que motiva es emprender. Es decir, crear tu propio negocio. De esa forma, se aprovecha el bagaje personal en el ámbito donde se ha estado operando durante mucho tiempo y, además, se escoge el sector en el que se quiere operar.

Ahora bien, antes de iniciar este proceso, es imprescindible tener en cuenta los siguientes factores:

Conocer las propias habilidades, aptitudes y motivaciones

Cada persona siente motivación o interés por unos determinados aspectos. Un error muy común, por ejemplo, al escoger los estudios o el mismo trabajo, es orientarse según aquello que, en teoría, tiene más salidas. Ahora bien, lo que realmente lleva al éxito y la diferenciación es tener la capacidad de hacer las cosas de una forma especial.

Es indiferente el sector en el cual se trabaje, lo importante es trabajar bien y transmitir seguridad y hasta emociones a los demás. Si se escoge un sector solamente porque se cree que hay futuro en él sin tener la motivación y conocimientos necesarios, el resultado será peor que el de otros competidores.

Conocer los recursos que se disponen

Toda apertura de negocio supone tener que hacer frente a una importante inversión inicial. Según los ahorros o capacidad de endeudamiento, esta inversión podrá ser mayor o menor. Por lo tanto, hay que calcular si, entre todos los recursos que podemos recoger, podremos disponer de suficiente capital para sufragar todos los costes iniciales. En caso que no sea así y realmente se crea que la idea que se ha puesto sobre la mesa es buena, una opción es buscar socios u otras fuentes de financiación distintas a la financiera, como los business angels.

Conocer el mercado

Es imprescindible tener un conocimiento amplio y concreto de todos aquellos aspectos que afectan al mercado: procesos y procedimientos para fabricar el producto u ofrecer el servicio, competidores y su posición en el mercado, precios, proveedores existentes, preferencias y necesidades de los clientes.

Estimar la evolución futura

Se espera que todo negocio tenga una continuidad en el tiempo. Normalmente, una inversión no se recupera hasta pasados unos años y los beneficios no empiezan a llegar hasta entonces. Así pues, no solamente hay que estudiar la situación actual del mercado, sino también estimar su potencial de crecimiento.

Segmentar adecuadamente

No por querer llegar a un público más amplio se consiguen más ventas. Uno de los puntos más importantes antes de iniciar el negocio es determinar,  muy concretamente, a qué público objetivo nos vamos a dirigir. Algunas veces, para intentar captar al máximo de gente posible, no se transmite un mensaje claro y se queda en una posición en la cual no se acaba de dejar satisfecho a ningún segmento de mercado concreto.

Como consecuencia, debido a esta falta de identificación, el cliente irá a otra de las muchas empresas competidoras que sí satisfacen de forma específica sus necesidades y cumplen con sus preferencias.

Saber si hay suficiente demanda

Una vez escogido el segmento de mercado, hay que determinar si éste es de un tamaño suficiente como para que reporte los suficientes ingresos para compensar los costes a soportar.

Establecer un precio

De acuerdo con el margen de beneficio que se haya estipulado, los precios de los competidores y los propios atributos que hemos añadido o no a nuestro producto, marcar un precio competitivo de acuerdo a la calidad esperada por los clientes.

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