Jubilación

Se negó a jubilarse a los 65 y la despidieron: la Justicia le da la razón con 98.000 euros

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Blanca Espada

Sabemos que en España, la edad de jubilación va en aumento desde hace años, por lo que los tradicionales 65 años de siempre, hace tiempo que quedaron atrás o de hecho, sólo pueden acceder aquellos que hayan cotizado los años necesarios. Por este motivo, pensar en jubilarse a los 65 es algo que en España muchas personas ya ni consideran. Otros países, parece que se rigen de forma similar, sin tener una única edad para jubilarse. Sin embargo, en ocasiones pueden ocurrir problemas como el caso que ahora os contamos, de una mujer de Estados Unidos que quiso jubilarse más tarde de los 65 años y acabó siendo despedida.

La mujer en cuestión, que vive en Luisiana, llevaba más de dos décadas en una empresa a quienes les comunicó que no tenía pensado jubilarse. La respuesta fue el despido, debido a lo que argumentaron como una una reestructuración por incertidumbre económica. Sin embargo la llegada, semanas después, de un nuevo empleado más joven para ocupar exactamente su puesto, levantó todas las alarmas. La Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC) consideró que se trataba de un caso claro de discriminación por edad, y así lo corroboró finalmente la Justicia.

El resultado de esta batalla legal ha sido contundente: la empresa deberá pagarle 105.000 dólares (unos 98.000 euros) en concepto de indemnización. Pero más allá de la compensación económica, este caso ha vuelto a poner sobre la mesa una cuestión incómoda y necesaria: ¿hasta qué punto sigue existiendo una presión silenciosa hacia los mayores en el mundo laboral?

Se negó a jubilarse a los 65 y la despidieron

La mujer, que ha preferido no revelar su nombre públicamente, llevaba más de 20 años trabajando como agente de compras en J&M Industries. A medida que se acercaba a los 65 años, comenzó a recibir con frecuencia preguntas de uno de sus superiores: ¿Cuándo piensas jubilarte?, ¿Por qué no lo haces al cumplir 65? o ¿Qué te impulsa a seguir trabajando?. Aunque en apariencia podrían parecer simples muestras de interés, ella lo sintió como una insistente campaña para empujarla hacia la salida.

Y es que, cada vez que respondía que su intención era seguir trabajando, aumentaba la incomodidad en su entorno. Finalmente, la empresa comunicó que su puesto iba a ser eliminado por razones económicas. Sin embargo, apenas un mes después, contrataron a un hombre más joven que desempeñó las mismas tareas. El argumento económico quedó rápidamente en entredicho.

La edad no puede ser un criterio de despido

La Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo decidió actuar ante lo que consideraba una infracción de la Ley contra la Discriminación por Edad en el Empleo (ADEA), que protege a los trabajadores mayores de 40 años frente a decisiones empresariales basadas únicamente en su edad. El caso llegó hasta el tribunal federal del distrito este de Luisiana, donde se analizó con detalle la secuencia de los hechos y las decisiones tomadas por la empresa.

Durante el juicio, la extrabajadora declaró que «fue devastador ver cómo mis años de esfuerzo eran ignorados. No pedía nada más que seguir trabajando». Su testimonio fue clave para reflejar no solo el daño económico, sino también el impacto emocional de un despido injusto. El tribunal consideró que existían indicios suficientes para concluir que el despido no se debía realmente a razones estructurales, sino a una voluntad clara de apartarla por su edad.

El caso se resolvió finalmente mediante un decreto de consentimiento, en el que J&M Industries aceptó pagar 105.000 dólares y se comprometió a implementar medidas de formación interna para prevenir futuras discriminaciones. Durante al menos tres años, la empresa deberá presentar informes periódicos a la EEOC para demostrar que cumple con las medidas acordadas.

Desde la propia Comisión, el abogado regional que lideró el caso destacó que esta resolución no sólo compensa a la víctima, sino que lanza «un mensaje claro al entorno empresarial sobre la necesidad de respetar los derechos de los trabajadores de mayor edad». En un momento en el que muchas economías dependen del talento senior para mantener su equilibrio, apartar a las personas por el simple hecho de haber cumplido cierta edad es, además de ilegal, una pérdida de capital humano.

Uno de los aspectos más relevantes que ha puesto de manifiesto este caso es la confusión generalizada sobre la edad de jubilación ordinaria. Aunque cumplir 65 años permite acceder a la pensión pública, eso no significa que las personas estén obligadas a retirarse. La ley lo deja claro: mientras un trabajador quiera y pueda continuar, tiene derecho a hacerlo. Imponer una jubilación forzosa por cumplir una edad determinada atenta contra los principios de igualdad y no discriminación.

Esta historia y la victoria de su protagonista, marca un antes y un después para quienes, al acercarse a la edad de jubilación, sienten que su valor profesional comienza a desdibujarse a ojos de sus empresas. Trabajar con 65, 70 o incluso más años debe seguir siendo una opción legítima, no un motivo de sospecha ni una excusa para el despido.

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