Política monetaria

Nagel sucede a Weidmann en la cruzada de Alemania contra la continuidad de los estímulos del BCE

La política del BCE define el precio del Euríbor
Edificio del BCE en Fráncfort

La propuesta de Joachim Nagel, miembro del Partido Socialdemócrata alemán, como nuevo presidente del Bundesbank en sustitución de Jens Weidmann es un nuevo paso en los esfuerzos de Alemania para que el Banco Central Europeo acelere más pronto que tarde la retirada de los estímulos con los que ha estado apoyando a la economía durante la pandemia, en un contexto de inflación cada vez más descontrolada en el que se debate intensamente sobre si este fenómeno tiene un carácter temporal o más permanente.

«En vista de los riesgos inflacionarios, la importancia de una política monetaria orientada a la estabilidad está creciendo», afirmó el ministro de Finanzas alemán, el liberal Christian Lindner, en el mismo tuit en el que anunció la proposición al cargo por parte del Gobierno germano. «Es una personalidad experimentada que asegura la continuidad del Bundesbank», agregó.

Hace apenas dos semanas, Lindner ya recordó al BCE que «tiene que ser capaz de responder con sus instrumentos» a esta evolución imprevista de la inflación, en un claro llamamiento al fin de la política monetaria laxa de la entidad con sede en Fráncfort.

Durante su etapa como miembro del Bundesbank, Nagel ya defendió la idea de combatir el aumento de los precios, en línea con la doctrina conservadora del banco central. Incluso se aferró a su postura en 2012, cuando el entonces presidente del BCE, Mario Draghi, pronunció aquella frase lapidaria de que la institución «haría lo necesario» para salvar al euro en plena crisis financiera.

En 2015, Nagel llegó a advertir al BCE de que su programa de compra de deuda había alcanzado los niveles de su mandato y dejó claro que los mercados -ya con fama de «yonkis» de la red de seguridad tendida por el banco central- no podían depender de forma permanente de la institución.

Ese papel protector del BCE continúa con total vigencia por los estragos causados por la pandemia. El pasado jueves, la entidad dijo que comprará menos deuda de emergencia por la pandemia en el primer trimestre de 2022 que en el cuarto trimestre de 2021, pero volvió a mostrar un discurso prudente, en la misma semana en que la Reserva Federal anunció que acelerará la reducción de las compras de bonos y el Banco de Inglaterra subió los tipos de interés desde el mínimo del 0,1 al 0,25% -su primer aumento en tres años-, con el fin de contener la inflación.

En su enfoque, el organismo presidido por Christine Lagarde busca un equilibrio para no hacer más aguda la desaceleración en la recuperación de la zona euro y, al mismo tiempo, lidiar con el aumento inesperado de la inflación. 

Nagel tendrá ante sí una patata caliente que recoge de las manos de Weidmann, el halcón que abandona su cargo después de una década de oposición estéril contra la agresiva política de estímulos del BCE, dominada por unos tipos de interés negativos e ingentes compras de bonos para apuntalar la economía del euro. Se espera que el nombramiento de Nagel se formalice la próxima semana.

 

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