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¡Mi lucha liberal!

¡Mi lucha liberal!

“Prepárate para lo peor, y espera lo imposible” César Peirado

Para mí uno de los activos más importantes del desarrollo del ser humano es la libertad. A lo largo de las diferentes civilizaciones hemos ido evolucionando sobre diversas estructuras de orden social, desde la originaria esclavitud hasta la sociedad actual, pasando por refugios de libertad como la avanzada democracia Griega, el Imperio Romano y la degeneración del feudalismo. Esta última probablemente la época más oscura y decadente de nuestra historia social.

Sorprendente es, por ejemplo, el enorme desarrollo del continente americano, ¿cómo pasó? La libertad y la iniciativa de un ser humano que huyendo de aquella Europa creó el Estado más avanzado del mundo. La búsqueda de la libertad se explica necesariamente por la capacidad intrínseca que tenemos de buscar en el incentivo desarrollo y evolución. Así se expone el descubrimiento de la rueda, el fuego, la imprenta o internet. ¡El incentivo lleva al desarrollo! Así como lo contrario a la decadencia. ¿Qué incentivo existía para el ser humano en el medioevo? Una sociedad chantajeada por el poder oculto y oscuro de lo divino convirtió esclavitud en plebeyos para hacer de la grieta de clases algo no solamente injusto, sino extremadamente decadente. El ser humano era el escudo de los monarcas ávidos de más régimen, ya saben, la codicia siempre presente…

Todas las sociedades tienen injusticias e incongruencias, y seguramente pensarán como yo que nuestro sistema de orden social no ha logrado corregir la grieta entre ricos y pobres, pero datos en mano es el capitalismo el orden social más próspero y sostenible de toda la historia de la humanidad. Es probable que otros muchos discrepen en lo de sostenible ya que uno de los actuales problemas del ser humano es el exceso de población, ¿pero no es acaso éste un bendito problema?

Si basamos el incentivo en el mundo económico, lo encontramos en las empresas. Las actitudes empresariales son las que fomentan la riqueza de un país mediante diversos factores. El primer factor está en el equilibrio entre inversión, consumo, empleo y ahorro. Estos cuatro pilares deberían de ser refugio legal para que el poder ejecutivo protegiera de manera incansable.

Si la riqueza de un país se equilibra partiendo de la inversión, empleo, ahorro y consumo; ¡progresan! y claro aquí la demanda de productos y servicios de mayor calidad crea competencia y desarrollo. ¿Lo dudan? Busquen las diferencias en la movilidad de las personas en la industria de la televisión o en el consumo doméstico durante los últimos 15 años. Ahora busquen las diferencias en el sistema educativo, un entorno especialmente público que limita el proceso de creatividad empresarial debido a la falta de incentivo. Negar lo evidente y el siempre “miedo” impuesto por papá Estado y su propia autosubsistencia nos hacen temer socialmente a los cambios, ¡pero el statu quo necesita dichos cambios!

Creer que la gestión que hace el Estado de nuestros impuestos es para un bien común, es necesariamente un error de concepto. ¿Acaso hay pruebas de evaluación para los gobernantes? Los Estados son estructuras rígidas, incapaces de ser dirigidas, absurdamente voluminosas e ineficientes por doquier. No me podrán negar que el gasto público es imperfecto y prioriza el contento de los votantes al desarrollo en interés general. Y finalmente creo que dejar en manos de incompetentes el presupuesto más grande de una nación, provoca y crea corrupción así como destruye valor para los ciudadanos, ¡siempre!

Subir impuestos no es la solución al problema, puesto que como les decía el incentivo crea empresa, ¿y qué hace el empresario? ¡arriesga, invierte y crea empleo! Por otro lado el trabajador consume y ahorra permitiendo la financiación a los empresarios, y convirtiendo el capitalismo en un orden social sostenible y justo (si entendemos justicia como dar a cada uno lo que se merece o gana), ¡y yo bien amo la meritocracia! Tampoco trato sólo de hablar de riqueza material, obvio está que la riqueza de las artes forma parte del mismo modo o más si cabe de una sociedad, pero elegir ser un artista con legado también lo entiendo como una acción libre que también crea riqueza.

En todos sus grados y diferentes expresiones es bueno que socialmente aprendamos a entender mi amado liberalismo y la estructura fundamental sobre la que se sujeta la economía, y no es otra que ésta, puesto que el Estado se forja de la educación cultural y el conocimiento de sus habitantes y como dicen los juristas; el desconocimiento de la Ley no exime de su cumplimiento.

Y señores/as si pensamos en nuestro futuro propugno la importancia de la divulgación liberal para entender que subir los impuestos no es solamente malo sino innecesario. Considero que mejorar las condiciones sociales de las personas en la actualidad es una oportunidad, pero ¡por favor! que la consecuencia no sea entorpeciendo las libertades (incentivos), más bien animándonos a los empresarios a seguir asumiendo riesgos, pues éstos serán recompensados más no penalizados, créanme. De ahí que admire tanto a una de las mujeres más importantes de la historia de la humanidad; Margaret Thatcher que un destello de genialidad nos recordó que el socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… ¡de los demás! y desde aquí os cuento que ¡seguiré luchando por la libertad! preparándome para lo peor y esperando lo imposible.

Gisela Turazzini

CEO, Blackbird Broker

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