Los accionistas minoritarios de la salida a Bolsa de Bankia han perdido el 99% de su inversión
Puede que muchos pequeños accionistas de Bankia, en estos complicadísimos cinco años, hayan vendido sus acciones para asegurarse la recuperación de parte de la inversión realizada o porque debido a la crisis hayan necesitado el dinero.
Pero aquellos que hayan querido ser fieles a su apuesta y sigan manteniendo en cartera las acciones de Bankia que salieron en su debut bursátil, aquellas que se vendían a bombo y platillo en los medios de comunicación llamando al personal a convertirse en bankero, registrarían este jueves un desplome cercano al 100%.
Un contrasplit de 100 a 1 disparó las pérdidas
Un agresivo contrasplit, o lo que es igual una agrupación de acciones, a razón de 100 de aquellas acciones del debut para dar lugar a una de las que ahora se negocian en Bolsa es el responsable de una pérdida adicional, a la fortísima caída que todos los accionistas registran en este valor.
Así, este jueves los títulos de la heredera de Caja Madrid cerraban a 0,887 céntimos el título que equivaldrían, con la operación de agrupación antes mencionada, a 0,00887 de las acciones del debut. Por tanto, menos de un céntimo de euro para aquellos que compraron en su estreno bursátil a 3,75 euros la unidad. Para que este colectivo recuperase su inversión sin acudir a la vía judicial, deberían esperar a que su gráfica ascendiese hasta los 375 euros.
Rodrigo Rato, que estuvo al frente de esta salida a bolsa, reservó para el tramo minorista el 60% de las acciones, entre otras cosas, porque esta operación bursátil no despertó el interés de la comunidad financiera, ni de los inversores institucionales. Lo que hizo la entidad fue colocar, a través de su red comercial, un paquetón de acciones que en su momento representaba casi 4.500 millones de euros y en la actualidad este porcentaje no vale ni 1.100 millones.
No había transcurrido un año desde la salida a bolsa mencionada (20 de julio de 2011) cuando Bankia ya necesitó una inyección de capital público. 23.465 millones de euros tuvo que poner el Reino de España para salvar a la entidad lo que se convirtió en una participación del 64% del Estado español en su capital.
Posición que detenta a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y que ha relegado a un peso exclusivamente testimonial a los pequeños accionistas.