Los españoles pierden un 7,5% de poder adquisitivo

La inflación sería entre 2,5 y 3 puntos más alta que la oficial sin la rebaja del IVA aprobada por Sánchez

Inflación IVA Sánchez
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.

La decisión del Gobierno de introducir de manera discrecional medidas de control de precios -principalmente en el sector energético- y de reducir algunos impuestos indirectos y especiales -como el IVA para productos de consumo básico o la bonificación de los carburantes, ya desaparecida- han logrado recortar la inflación, pero de manera artificial, simplemente reprimiéndola. Sin esas medidas, el Índice General de Precios de Consumo (IPC) sería entre 2,5 y 3 puntos más alto que el reflejado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En otras palabras, el IPC no muestra la situación real de la inflación en España. Ésta es una de las principales conclusiones de un informe realizado al respecto por la consultora Freemarket.

El estudio incide en que en ningún estado de la OCDE y de la UE la inflación subyacente -que descuenta los precios de la los alimentos sin elaborar y de la energía para despejar su elevada volatilidad- ha superado a la general como sucede en España. De acuerdo con los expertos consultados, ésta es la muestra palpable de la ilusión estadística producida por los controles de precios y las medidas adicionales aplicadas por el Gobierno. «La inflación subyacente no es manipulable, porque ello implicaría controlar los precios de todos los subíndices que la componen, algo imposible y fácilmente detectable».

La inflación subyacente indica la tendencia o inercia en el crecimiento de los precios de los bienes y servicios. Su importancia respecto a la general radica en cómo incide en las condiciones de vida de los consumidores de manera más permanente y generalizada. En opinión de los expertos, parte de los precios que han subido de forma extraordinaria en los próximos meses se desacelerarán para acercarse a tasas de inflación algo menores por el llamado efecto base -la comparación con las tasas de crecimiento del mismo periodo del año anterior-, pero no cabe esperar que la subyacente se sitúe por debajo del índice general.

En el momento actual, esto implica que, en promedio, los consumidores españoles han perdido un 7,5% del poder adquisitivo que tenían hace un año, sumando el conjunto de sus salarios, rentas, ahorros y demás componentes de la riqueza que se han depreciado debido a la inflación subyacente. Según las últimas proyecciones de inflación de Funcas, la rebaja del índice subyacente no sucederá hasta diciembre de este año. Concretamente, el think tank de las cajas de ahorros, dedicado a la investigación económica y social, proyecta una inflación subyacente del 7,5% en el mes de marzo, para irse moderando hasta el entorno del 6,5% durante el segundo trimestre. Una disminución de la tasa que se revertirá durante los meses de verano, hasta volver a alcanzar el 6,7% en agosto. No será hasta diciembre de 2023 cuando la inflación subyacente baje del 5,5%, concretamente al 5,2%.

En el caso de la Eurozona, el objetivo de inflación del 2% a medio plazo no sólo ha dado lugar a la retirada progresiva de los estímulos extraordinarios -compra de deuda pública de los estados a cargo del Banco Central Europeo- sino a un aumento de los tipos de interés, que están ya en el 3,5%, y la decisión de la institución con sede en Fráncfort de reducir su balance a un ritmo de 15.000 millones por mes desde este marzo y como mínimo hasta junio, aunque el objetivo final es recortarlo hasta final de año en un 30%. Estos cambios en el tono de la política monetaria previsiblemente desacelerarán la demanda y la inflación tenderá a acercarse al objetivo a medio plazo, pero en el camino elevarán la carga financiera de los hogares y de las empresas, así como su capacidad de consumo y de inversión.

La tasa de inflación subió un 0,9% en febrero en relación al mes anterior y elevó una décima su tasa interanual, hasta el 6%, por el encarecimiento de la electricidad, de los paquetes turísticos y de los alimentos, que dispararon sus precios un 16,6% respecto a febrero de 2022, según los datos definitivos publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La inflación interanual definitiva de febrero es una décima inferior a la avanzada a finales del mes pasado, cuando el INE apuntó a una tasa del 6,1%, mientras que la subida mensual finalmente ha sido de nueve décimas, frente al aumento del 1% estimado inicialmente. Con la subida registrada en el segundo mes de 2023, la inflación encadena dos meses consecutivos de ascensos en su tasa interanual tras el repunte de enero, cuando se incrementó dos décimas, hasta el 5,9%.

Por su parte, la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumentó una décima en febrero, hasta el 7,6%, su tasa más alta desde diciembre de 1986. Con este dato, inferior en una décima al estimado inicialmente por el INE, la inflación subyacente supera al índice general en más de 1,5 puntos.

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