Salida a Bolsa

La familia Puig mantendrá el 91,4% del voto y ningún experto independiente ha valorado la compañía

Puig, derechos de voto
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La familia Puig mantendrá el 91,4% de los derechos de voto en la compañía cosmética pese a colocar el 32% del capital de la misma en el mercado, según se recoge en el folleto de la salida a Bolsa aprobado este jueves por la CNMV. Asimismo, Puig reconoce que no ha contado con ningún experto independiente para validar la valoración con la que pretende vender las acciones, de entre 12.700 y 13.900 millones.

De esta forma, se confirman los temores de los inversores que adelantó OKDIARIO, ya que no les gusta nada que la familia fundadora se reserve acciones con cinco veces más derechos políticos que las que va a vender. Y eso explica, al menos en parte, que la banda de precios fijada para la oferta tenga un importante descuento respecto a las valoraciones de hasta 19.600 millones que calculaban los bancos colocadores de las acciones, Goldman Sachs JP Morgan.

Es más, ese porcentaje del 91,4% está muy por encima de lo que se temía el mercado, que esperaba que la familia mantuviera un paquete de control, pero ni mucho menos, tan elevado. Puig ha dividido su capital en dos clases de acciones, las A y las B. Las primeras tienen cinco votos en la junta de accionistas, mientras que las segundas tienen sólo uno. Ambas clases tienen los mismos derechos económicos, es decir, cobrarán el mismo dividendo.

Según el folleto, la familia Puig mantendrá el 68% del capital (asumiendo que se coloca la totalidad de la oferta al precio medio de la banda, 23,25 euros por acción) en acciones A, lo que permitirá retener el 91,4% de los derechos de voto. Por el contrario, los nuevos inversores que adquieran el 32% restante mediante acciones B sólo tendrán el 8,6% de los votos.

La colocación se divide en una oferta pública de venta (OPV) de acciones en poder de la familia, con la que pretende obtener 1.360 millones de euros, y otra oferta pública de suscripción (OPS) de nuevas acciones, es decir, una ampliación de capital, por valor de otros 1.250 millones; en total, 2.610 millones. Ambas ofertas son de acciones de clase B.

La oferta -que se dirige a inversores cualificados, es decir, instituciones y altos patrimonios, y no tiene tramo minorista- está diseñada al revés de las habituales: en vez de colocar un número fijo de acciones y que los ingresos dependan del precio final de las acciones, aquí Puig fija los ingresos que quiere obtener, de los que no renuncia a un euro. Así, si consigue que el mercado pague un precio alto, venderá menos acciones; si, por el contrario, tiene que bajar el precio para colocar la oferta, venderá más acciones.

Sin valoración independiente

A este respecto, la empresa reconoce que la banda de precios orientativa del folleto, que no ha contado con ningún experto independiente para fijar la valoración de la misma: «La banda de precios de la oferta ha sido determinada por nosotros y el accionista vendedor, tras consultar con los coordinadores globales [Goldman Sachs y JP Morgan] sin confiar en ningún experto tercero que determine el valor de las acciones ofrecidas o determine la banda de precios de la oferta», reza el folleto.

Y añade: «El precio final de la oferta será determinado por nosotros y el accionista vendedor, en consultas con los coordinadores globales, tras completar el período de book-building [recepción de órdenes de compra que incluyen el precio que está dispuesto a pagar cada inversor] (lo que se espera que ocurra el 30 de abril de 2024) y será anunciado mediante una comunicación de información privilegiada. No se consultará a ningún experto independiente para determinar el precio de la oferta».

Esto tampoco es habitual en las colocaciones de acciones en Bolsa, donde los vendedores suelen contar con un experto independiente que valide la valoración que calculan para la empresa y, en consecuencia, el descuento que implica el precio de venta. Esto siempre da más confianza a los inversores en el recorrido potencial de la cotización a la hora de acudir a la oferta.

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