La espada de Damocles que amenaza la recuperación de la economía española
Francisco Coll Morales es economista y coordinador del servicio de estudios de la Fundación Civismo.
Como veníamos comentando a lo largo de estas primeras semanas del ejercicio, así como a finales del propio 2020, la recuperación de la economía española presenta un exceso de incertidumbre que mantiene preocupados a los economistas. Si bien las perspectivas que arrojan los principales organismos muestran una leve mejoría, con reajustes al alza en casi todas las perspectivas económicas de la Unión Europea.
España, por su parte y como muestran estos mismos indicadores, vuelve a descolgarse de una recuperación que podría darse de forma mucho más gradual que en otras economías homólogas. Así lo confirma el propio Banco de España, a través de su presidente Hernández de Cos.
Pues, tras la publicación de indicadores como el adelantado de la OCDE, o tras conocer los riesgos de los que avisaba el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que muestra el Banco de España es que, además de ser la economía más dañada del bloque comunitario por la incidencia de la pandemia en nuestro país, la recuperación vuelve a ralentizarse notablemente.
Estos riesgos de los que avisaba el FMI, y que comienzan a materializarse en nuestra economía, vuelven a lastrar una recuperación muy necesaria para nuestro país. Y es que, -pese a haber realizado una revisión al alza de las perspectivas- el organismo multilateral ya ha avisado que esta recuperación no está exenta de riesgos, y que como en meses pasados, existen determinados condicionantes que de activarse, podrían provocar desviaciones en las perspectivas de recuperación de muchos países.
El FMI, en la actualización de su informe WEO, avisó de que la solidez de la recuperación varía considerablemente entre países -dependiendo estas variaciones del acceso a intervenciones médicas, la eficacia del apoyo de las políticas, la exposición a repercusiones económicas transfronterizas y las características estructurales de cada economía al inicio de la crisis.
En este momento, y atendiendo a la realidad que ofrece nuestro país, los condicionantes que el presidente del Banco de España encuentra en la economía española son que el acceso a las vacunas es muy limitado -habiéndose ralentizado los tiempos de vacunación y poniendo en peligro los plazos establecidos- y que el apoyo que ofrece España, teniendo en cuenta su escaso margen fiscal, se sitúa por debajo del ofrecido por otras economías más capaces como Alemania u Holanda.
Asimismo, las debilidades estructurales que presenta nuestra economía, debiendo resaltar la vulnerabilidad de nuestro tejido productivo, siguen ensanchándose en tanto en cuanto se extiende esta situación y se incrementa el deterioro. Por esta razón, los economistas se muestran tan preocupados. Sobre el papel y tras vivir una contracción que no encuentra precedentes hasta ojear los libros de historia y remontarse a tiempos de guerra, se espera que el año 2021 sea un año de notables crecimientos.
La paralización de la actividad económica, en un escenario de reapertura, dinamizaría nuevamente el PIB, devolviendo los niveles a su situación de partida. Sin embargo, atendiendo a esta situación que comentamos, así como al característico comportamiento procíclico que se recoge en los precedentes que muestra nuestra serie histórica, la realidad muestra una situación distinta para nuestro país.
Riesgos en el horizonte
En lo que respecta al tejido productivo en el país, sabemos que hablamos de un conglomerado empresarial mayoritariamente representado por pymes (99,9%), por lo que hablamos de un tejido muy vulnerable. Esto se recoge en las cifras que arrojan los informes del Banco de España, donde se muestra una situación de quiebra técnica en el 30% de las empresas en el país, así como una elevada probabilidad de que este valor de quiebras siga en aumento.
Teniendo en cuenta que hablamos de un claro condicionante, debemos evaluar la viabilidad de las empresas y, en función de esta, ofrecer ayudas directas a estas empresas, muy necesarias para que pueda materializarse dicha recuperación. Dicho esto, en lo que respecta al empleo, debemos saber que salvaguardar el empleo, aun habiendo servido, y mucho, la aplicación de los ERTEs, no será posible si estas empresas que los emplean y ahora mantienen la suspensión, se vean en la obligación de cerrar y extinguir el empleo.
En esta línea, en lo que respecta al apoyo de las políticas, España se enfrenta a la tarea de ejecutar los fondos europeos que deben llegar de Bruselas. Unos fondos que deben gestionarse correctamente para que lleguen, y que, basándonos en los precedentes, no es una tarea sencilla y mucho menos para nuestro país.
Además, por otro lado, cuando estos fondos se hayan gestionado, tenemos que decidir en qué invertimos dichos fondos para que dicha inversión tenga un efecto positivo en nuestra economía, teniendo en cuenta el riesgo de nuestra elevada deuda pública que reduce el impacto de los estímulos.
Todo ello, en adición a un último riesgo, pero no por ello menos importante, que es el de vacunar a la población. Quizá, teniendo en cuenta que no podemos convivir con el virus, hablamos del más importante de todos y el que más condicionará la recuperación. Por tanto, debemos trabajar para cumplir con los plazos y extinguir un virus que ya tienes los días contados, pues debemos saber que el inicio de la recuperación nos guste o no, comienza cuando el virus comience a ser una anécdota del pasado.