El fracaso del ‘gas de la risa monetario’: Japón vuelve a la recesión
Expandir el gasto público y aumentar la masa monetaria sin realizar reformas estructurales de calado es la receta perfecta para el fracaso. Japón ha fiado toda su política económica a la creación masiva de dinero y ha logrado lo que muchos analistas avanzaban desde hace meses: el país ha vuelto a la recesión.
El PIB nipón acumula ya dos trimestres consecutivos de caídas, tras la reducción del 0,2% contabilizada entre julio y septiembre. En términos anuales el descenso es del 0,8%. Es la segunda vez que Japón entra en recesión desde que el primer ministro Shinzo Abe lanzara su programa económico, popularmente conocido como Abenomics, con el apoyo del Banco Central de Japón.
La receta nipona: expandir el gasto y la masa monetaria sin reformas
El “gas de la risa monetario”, como lo define el blog Macro Man, ha mantenido artificialmente la economía japonesa sin que se hayan aprobado reformas estructurales de calado. Una vez que desaparece la ilusión monetaria se ve la realidad: una economía hiper endeudada, grandes empresas obsoletas y un agujero presupuestario que se financia mediante subidas de impuestos.
Este tipo de política es cortoplacista y sólo sirve para mantener un crecimiento artificial. En el caso de Japón, además de no reducir la deuda, genera un efecto muy negativo: la devaluación de la moneda encarece las importaciones y esto no puede ser compensado por las mayores exportaciones.
Eso sí, mientras que el Banco Central inyecta dinero en la economía las acciones de las empresas suben, en lo que supone una especie de doping financiero que tarde o temprano acaba generando una corrección a la baja.
Desde el comienzo de la crisis financiera que desembocó en la Gran Recesión, la economía de Japón, que en 2011 se vio golpeada por el tsunami que asoló parte del país, ha sufrido cinco recesiones, la última hace un año tras acometer en abril de 2014 la primera subida del IVA en 17 años.
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