Draghi y su difícil vuelta a la casilla de salida
Ya es un hecho. Mario Draghi va a convertirse en el primer presidente del BCE en no subir los tipos ni una sola vez. Pero parece que su leyenda va a ir más allá cuando este jueves vuelva otra vez a cambiar su lenguaje hacia uno más acomodaticio, en un nuevo giro de guión inesperado pero forzado por las circunstancias. Las que dejan una economía que sigue desacelerándose y una inflación que se desinfla y aleja progresivamente del objetivo del 2%, ahora mismo ya a 7 décimas según la última lectura del mes de junio que ha dejado un raquítico 1,3% difícil de digerir para un organismo que lleva largos años de estímulos monetarios para devolver los precios a los anhelados niveles de estabilidad.
Tal es el escenario en torno a los precios que incluso el equipo técnico del BCE trabaja en la posibilidad de rebajar el objetivo de inflación por debajo del actual 2%, para presuntamente adaptarlo a los nuevos tiempos. Un movimiento más que revelador de la situación.
Y es que a pesar de poner encima de la mesa algo más de 3 billones con “b” de euros con el llamado Quantitive Easing desde su lanzamiento en el año 2015, tras darle carpetazo el pasado mes de enero, la inflación no ha sido capaz de aguantar en el entorno del 2% que tantos años había costado conseguir, lo que lleva irremediablemente a Draghi a asumir su derrota. Que quizás plantearon la salida del programa de compras mensuales demasiado pronto en vista de una economía que no se sostiene en cuanto retiran liquidez a las primeras de cambio. Y ojo porque el organismo ha recortado previsiones ya en 4 de sus últimas 5 reuniones.
Cuando el 26 de julio de 2012 pronunció su ya legendaria cita de “haré todo lo necesario para salvar al euro” seguramente lo hizo convencido de lo que hacía y orgulloso de salir al rescate de un proyecto europeo que se desmoronaba por instantes por la crisis de deuda. Pero ahora es más por obligación ante una economía que sigue sin despegar y que le va a forzar a asumir que la Zona Euro quizás esté ante una primera fase de japonización: tipos negativos, elevado endeudamiento y crecimiento decepcionante.
Probablemente este jueves no haya recorte de tipos, pero la probabilidad que otorga el mercado a que así sea está ya en el 60% frente al 40% de hace apenas una semana, y seguramente el BCE empiece ya a hablar de ello junto con la opción de volver al QE en septiembre. A Mario Draghi le toca volver a la casilla de salida cuando lo que le gustaría es hacer un de “oca a oca y tiro porque me toca”. Es decir normalizar su política monetaria y cerrar su ciclo como el banquero central que salvó al euro de la crisis de deuda. Una misión hoy por hoy incompleta.