Cataluña recauda, Cataluña reparte: bienvenidos al Reino de taifas
El sueño de Jordi Pujol de acabar con el «café para todos» en el sistema de financiación autonómica -en beneficio de Cataluña- se ha hecho realidad con el acuerdo firmado esta semana entre el PSOE y el prófugo de la justicia, Carles Puigdemont. El sedicioso expresidente de Junts per Catalunya ha conseguido más desde el exilio que los padres de ERC con la sangre de más de 200 españoles cuando se hacían llamar Tierra Lliure. Qué orgulloso estaría el regresado Josep Tarradellas del avance de los golpistas y qué tristes, los padres de la Constitución del 78.
Pedro Sánchez ha decidido que los catalanes merecen un trato favorable frente al resto de los españoles. Si el presidente en funciones es reinvestido de la confianza del Parlamento, a Cataluña le serán cedidos el 100% de los tributos que se pagan en los antiguos condados, es decir: Cataluña recaudará y repartirá lo recaudado.
Hasta los Inspectores de Hacienda del Estado han puesto el grito en el cielo: «Se vislumbra de manera clara y evidente la ruptura del régimen constitucional actual, en varias materias, entre las cuales se encuentra la materia financiera». Como explican los inspectores, la cesión del 100% de los tributos abonados en Cataluña, la adopción de medidas que permitan su autonomía financiera y la revisión del actual modelo financiación de dicha Comunidad Autónoma, implicaría una «singularidad histórica», no amparada en nuestra Norma Fundamental.
Ceder a Cataluña el rendimiento «podría implicar la cesión de todas las competencias, incluidas las que hoy ejerce la AEAT (Agencia Estatal de la Administración Tributaria) en Cataluña». Es decir; adiós al principio de igualdad y bienvenida, arbitrariedad de los poderes públicos: habrá «Comunidades Autónomas de primera y Comunidades de segunda». De hecho, esto es lo que Sánchez podría haber pretendido desde el principio.
Tras el inconstitucional aval de la Corte de Garantías al Impuesto a las grandes fortunas, Madrid ya estudia bonificar en el IRPF la recaudación del impuestazo. Sánchez ha atacado de forma directa a los madrileños, pues son ellos quienes ingresan el 89% del total de Impuesto a las grandes fortunas recaudado a nivel nacional-. Frente a ello, Ayuso se defiende y exige que hasta el último euro de este tributo se quede en las arcas madrileñas. Y de hecho, utilizará ese dinero para seguir bajando impuestos.
Ahora, se entiende que la voluntad del presidente del Gobierno era, desde el principio, dividir a las regiones españolas: primero expolia fiscalmente a la que más aporta al erario común, después condona la deuda a la que más debe de todas y, creadas las desigualdades, espera a que la torre de Babel caiga por su propio peso. Se deja de librar la batalla fiscal en clave nacional para hacerla regional e incluso, local. Sánchez ha colocado la primera piedra del Estado federal. ‘Divide et impera’.
¿Y qué sucederá con los ciudadanos que no vivan en una ciudad con efecto de capitalidad, es decir; siendo la que más inversión atrae y por tanto, la que más recauda? ¿Morirán asfixiados de impuestos? Qué bien vendieron los socialistas en campaña su preocupación por la ‘España vaciada’ y qué poco les preocupa en realidad. Eso sí, si hace miles de años los reinos de taifas cayeron ante los almorávides, hay que preguntarse, ante quién caerá esta pretendida Nación de naciones. Bienvenidos a la neodistopía del Reino de taifas. Bienvenidos, a una nueva España.
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