BlackRock tenía razón: Cataluña vuelve a asustar a los inversores extranjeros
De toda la crisis institucional sin precedentes que vive España, lo que más preocupa a los inversores internacionales es la posibilidad de un nuevo referéndum de independencia en Cataluña que la Generalitat está decidida a convocar. El lío del CGPJ, el Constitucional y demás no lo entienden y, total, ya están acostumbrados a la inseguridad jurídica de este Gobierno. Pero lo de Cataluña ya lo vieron en 2017 y lo entienden mucho mejor: no en vano, la mayoría tiene su sede en Londres y conoce el tema escocés.
En los meses previos al intento de golpe contra la legalidad constitucional del 1-O, todos los grandes bancos de inversión y gestoras de fondos publicaron extensos análisis sobre el riesgo de lo que dieron en llamar «Catalexit» por analogía con el Brexit. En ellos, como es habitual, incluían diferentes escenarios, desde el más probable -que fue lo que ocurrió- hasta la secesión e incluso un conflicto armado.
Después del fracaso del intento de golpe, la cuestión catalana cayó en el olvido para los inversores y España salió del foco internacional, que se puso en otros lugares. Y luego llegó la pandemia, que puso todo patas arriba, como es bien sabido.
Calma amenazada
Pero los disparates del Gobierno de Pedro Sánchez nos han ido volviendo a poner entre los países con riesgo para invertir. Es cierto que no es un riesgo similar al de los países emergentes, ya que a los inversores les tranquiliza mucho el paraguas de la UE y del BCE. Con ese teórico escudo contra prácticas contrarias a las libertades europeas, aquellos que aprovecharon la crisis del covid para invertir en España dan por amortizado este Ejecutivo y han mantenido posiciones a la espera de las elecciones y la llegada de Feijóo al poder para que vuelva la normalidad a la economía, como ya contamos en su día en OKDIARIO.
Pero esta calma empieza a estar amenazada también. En primer lugar, por la serie de impuestos que se ha sacado de la manga Sánchez para atraer votos de extrema izquierda: la banca, las energéticas, los «ricos», ¿los supermercados?… Y ahora, con mucha mayor preocupación, por el renacido riesgo de independencia de Cataluña.
Evidentemente, se ve con mucha inquietud la deriva que comenzó con los indultos a los condenados por el golpe y que ha continuado con la supresión de uno de los delitos que cometieron (sedición) y la rebaja de las penas del otro (malversación).
BlackRock ya alertó
El primero en dar la voz de alerta fue BlackRock en noviembre, como también les adelantamos aquí. Y es lógico: el gigante de los fondos de inversión es el mayor accionista de las empresas del Ibex 35, así que se juega muchos miles de millones en el envite. Si vuelve el riesgo de secesión en Cataluña, y esta vez con un Gobierno más proclive a permitirlo por lo que todos sabemos, el mercado español puede sufrir un hundimiento sin precedentes.
El informe de BlackRock advertía de que «Los movimientos secesionistas, como el movimiento catalán en España y el movimiento independentista en Escocia, así como las respuestas gubernamentales o de otro tipo a tales movimientos, también pueden crear inestabilidad e incertidumbre en la región». Y es que un nuevo aumento de la tensión en Cataluña no sólo afectaría a España: «Movimientos secesionistas, como el catalán en España, puede tener un efecto adverso sobre la economía francesa / alemana», a su juicio.
CaixaBank y Sabadell
Pero sin necesidad de hacer informes, el mensaje más claro de que el riesgo no había desaparecido lo han dado los dos bancos catalanes, CaixaBank y Sabadell. Ambos mantienen sus sedes en la Comunidad Valenciana y siempre han dicho que no creen que se den las condiciones para volver a Cataluña. Si el riesgo hubiera desaparecido, habrían retornado.
Eso sí, ninguno de los dos incluye de momento el peligro de un nuevo referéndum en sus folletos remitidos a la CNMV. No así BBVA, que es el banco más importante de Cataluña gracias a la compra de las antiguas cajas agrupadas en CatalunyaBanc y en Unnim. La entidad que preside Carlos Torres señala sobre la situación en la región que las «tensiones sociales y políticas en general se han reducido desde 2017», pero que, si dichas tensiones aumentaran, «ello podría dar lugar a escenarios de incertidumbre, volatilidad en los mercados y deterioro de las condiciones económicas y de financiación en España».
Por tanto, la deriva gubernamental con el nuevo referéndum que persiguen los independentistas no sólo puede tener graves consecuencias políticas e institucionales, sino también económicas. De hecho, éstas serán las primeras que se noten, porque el dinero es miedoso por naturaleza y huye en cuanto empieza a ver humo sin esperar a que se declare el incendio. Y si esto sigue así, puede que las notemos bastante pronto.