Perplejidad en Fráncfort por los ataques del presidente y del ministro Escrivá

El BCE teme que Sánchez le culpe de la próxima recesión en España por subir los tipos de interés

BCE Inflación
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El Banco Central Europeo teme que, después de las críticas acerbas del presidente Sánchez a su dictamen reprobatorio sobre el impuesto a la banca, el Gobierno acabe culpándolo de la próxima recesión en España por estar subiendo los tipos de interés para combatir una inflación que sobrepasa el 10%  en Europa. El banco espera que la mayoría de los estados de la Unión entre en recesión técnica -dos trimestres consecutivos de contracción económica- entre final de año y el comienzo de 2023.

La institución que preside Christine Lagarde ha recibido con una mezcla de perplejidad y de estupor la reacción de Sánchez al informe sobre el impuesto, que ha consistido en descalificar, citándolo por su nombre, al número dos del banco central, Luis de Guindos, «un caso insólito, que no se ha producido hasta el momento jamás», según fuentes cercanas al organismo con sede en Fráncfort.

El BCE ha emitido anteriormente análisis contrarios sobre proyectos similares de otros gobiernos para gravar a la banca como los de Lituania, Eslovaquia o Polonia sin que se haya producido una respuesta parecida del Ejecutivo del país afectado. En todos estos informes, que no son vinculantes, el banco ha advertido de los perjuicios que tendría gravar a la banca con un impuesto nuevo, singular y destinado a paliar sus problemas presupuestarios.

El diagnóstico en todos los casos ha sido parecido: que este tributo de nueva generación podría dañar la solvencia del sector, drenar su capital, reducir su capacidad de concesión de crédito y elevar el coste de los préstamos. Es decir, que  perjudicaría por igual tanto a los bancos como a sus clientes sin obtener apenas recompensa en términos recaudatorios, aunque la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, espera ingresar 3.000 millones en dos años.

Una vez conocido el informe, el presidente Sánchez eligió como diana al vicepresidente Guindos, «un viejo conocido». Y lo desacreditó aduciendo que había sido ministro de Economía del PP con Mariano Rajoy -sugiriendo que dudaba de su independencia-, que había sido el responsable del rescate al sector financiero «que no nos iba a costar un euro» -aunque los 40.000 millones que se usaron al respecto impidieron la quiebra encadenada del sistema de cajas de ahorros preconizado por la entonces ministra de Economía, Elena Salgado, y el gobernador del Banco de España de la época Miguel Ángel Fernández Ordóñez-,  así como que fue responsable en España y Portugal de Lehman Brothers, el banco americano que quebró en septiembre de 2018 -aunque la filial ibérica registraba en esos momentos beneficios-.

De acuerdo con medios cercanos al BCE, «no hay precedentes de una reacción de esta naturaleza, tan agresiva y además personificada, ‘ad hominem’, en un alto responsable de la institución». Cuando se produjo el dictamen, el señor Guindos aclaró que el informe era a título consultivo y que «sólo buscaba ayudar al Gobierno para evitar los perjuicios que podría ocasionar al sector financiero español y particularmente a sus clientes». Las citadas fuentes consideran que esta clase de valoraciones «más bien perjudican a quien las profiere, dañando el prestigio y la reputación del Gobierno español en su conjunto».

Adicionalmente, en el banco central han causado igualmente perplejidad las manifestaciones del ministro de la Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, que trabajó en el banco central hace unos años, y que arremetió contra el varapalo que suponía el dictamen: «Estoy sorprendido ante la advertencia de que el impuesto español a la banca puede restringir el crédito cuando esta institución está subiendo los tipos de interés para suavizar el crédito», dijo.

«Me parece sorprendente. No es la primera vez que emite un informe de estas características. Lo deben tener de copia y pega de otros momentos, en contextos distintos. Será un tipo de informe normalizado que tienen de otras veces que han contestado a esto y lo han puesto ahí, sin tener en cuenta que, vista la coyuntura actual, resulta un poco sorprendente esa afirmación», aseguró Escrivá.

A la vista de estas declaraciones, en el BCE no dan crédito.

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