Italia usa la nula credibilidad de los Presupuestos de Sánchez para denunciar en la UE trato discriminatorio
Italia acusa a la UE de trato discriminatorio. Las autoridades de Bruselas rechazaron las cuentas italianas y el equipo de Giovanni Tria, actual ministro de Finanzas, se escuda en el desastroso Presupuesto presentado por Sánchez y Calviño para presionar a la UE.
España se ha salvado del veto de Bruselas a sus Presupuestos. Pero a nadie se le escapa –y a Italia tampoco–, que el departamento económico de Bruselas está haciendo de tripas corazón para no tumbar unas cuentas cuyos ingresos no cuadran ni con amplias dosis de imaginación. Y esa misma Italia, que se enfrenta estas semanas a la mayor presión observada por parte de Bruselas para que endurezca el control del déficit, ha trasladado ya esa situación a través de sus equipos técnicos. Lo ha trasladado, de hecho, hasta el punto de poner como ejemplo de trato discriminatorio la comparativa de la reacción de la UE ante España e Italia: excesivamente suave, según ellos, con España; y excesivamente dura, según su criterio, con Italia.
El Gobierno de Italia se juega mucho. Y en los círculos europeos estas partidas se libran con dureza. Tanta que, en los equipos técnicos se llegan a usar argumentos cruzados, tales como denunciar de forma velada tratos discriminatorios injustificados. Y así ha ocurrido.
Por ello se ha deslizado el hecho de que España esté recibiendo un trato excesivamente benévolo justo cuando su ministra de Economía, Nadia Calviño, es una persona que cuenta con excedencia para retornar a la Comisión Europea. Y que el trato haya sido tan evidente como el hecho de que se haya aceptado evaluar unas cuentas que no tienen respaldo del Parlamento español. E incluso que esa benevolencia fuese visualizada por anticipado porque el Gobierno español adelantó un permiso de Bruselas para incumplir el objetivo de déficit del 2,2% y llevarlo hasta el 2,7% en 2018 cuando la Comisión aún no se había pronunciado oficialmente.
Objetivo, reducir el déficit
Todo ello, ha llevado a Italia a usar la debilidad y falta de credibilidad de las cuentas españolas como baza argumental. Y lo ha hecho justo cuando la presión se dispara sobre el Ejecutivo italiano para que rebaje el objetivo de déficit.
Los dos viceprimeros ministros italianos, Luigi Di Maio y Matteo Salvini, pese a todo, han dado ya muestras de estar dispuestos a ceder algo de cara a buscar un encaje con las exigencias de Bruselas. Ambos han deslizado recientemente mensajes en favor de poder aceptar algún tipo de recorte adicional en las cuentas y buscar un mayor entendimiento con las posturas de Bruselas.
Todo ello sucede mientras es el propio presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha alertado de los riesgos para la Eurozona del descontrol del déficit y de determinadas políticas como la de Salvini. Porque “si los presupuestos hacen crecer al país, el déficit puede ser del 2,2% ó del 2,6%… No es un problema de decimales, sino de seriedad y concreción”.
Y justo de esa misma seriedad es de lo que hablan los italianos con respecto a las cuentas del Gobierno de Pedro Sánchez. Pero no por su existencia, sino por su inexistencia. Y porque, según ellos, aunque sea a otra escala, España se está escapando de un control que a ellos sí se les aplica.