Coge las riendas de un equipo a la deriva

Xavi tiene trabajo

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Xavi Hernández. (EFE)

Xavi Hernández pudo ver, ya como entrenador oficial del Barcelona pero aún desde la lejanía, el marrón que ha asumido coger. El egarense tiene mucho trabajo por hacer al frente del banquillo del Barça. Lo que deja Ronald Koeman y lo hecho estos días por Sergi Barjuan tiene una profunda revisión, el entrenador tiene muchos deberes y poco tiempo para resolver todos los problemas que se le presentan a partir de este lunes, cuando sea presentando y tome contacto con la plantilla en su primer entrenamiento.

Tras el último servicio de Sergi en Balaídos, el testigo del Barça cae en manos de Xavi. Asume un papel difícil, sobre todo tras ver cómo se dejó igualar el equipo culé ante el Celta de Vigo con dos tiempos muy dispares en cuanto a rigor defensivo y efectividad. El equipo se autodestruyó tras verse con todo el trabajo hecho. Las lesiones de Ansu Fati, Eric García y Nico, más allá de encender todas las alarmas con la sangría con respecto a la enfermería, dejó entrever que la ausencia de tres jóvenes, prácticamente recién llegados a la élite, pueden desarmar a este Barça.

El Barça persiguió fantasmas y acabó devorado en Balaídos por sus propias dudas, por su propio miedo. Acorralado en su área y con jugadores en la periferia como Nolito e Iago Aspas, era cuestión de tiempo que la pelota entrara. Ni Ter Stegen está en su mejor momento, lejos de la excelencia que acostumbraba. «Creo que en la segunda parte nos olvidamos de jugar, estuvimos parados y faltaba personalidad», decía de forma cruda, completamente abatido, Frenkie de Jong, sin pelos en la lengua y muy consciente de cómo se diluyeron absolutamente todos.

Sea la personalidad o no lo que le falta a este Barça, Xavi tiene mucho que hacer con este equipo. Más allá de la amplísima y preocupante lista de lesionados que figuran en estos momentos en la enfermería, que pasaron a ocupar tras este partido Ansu Fati, Eric García y Nico González, el problema de este Barça es de raíz, de juego, confianza y calidad. Hay fútbol en la plantilla, sobre todo con todos sus efectivos sanos, pero hay dudas de si todas sus piezas pueden encajar a la perfección.

Xavi se tendrá que enfrentar en primer lugar a una cuestión de juego y al grave nivel defensivo que está luciendo el Barça esta temporada. En 16 partidos, 12 de Liga y cuatro de Champions, los culés han encajado nada más y nada menos que 21 goles, repartidos en 15 en el campeonato doméstico y seis en el europeo. Con Piqué en estos momentos lesionado y enjuiciado por su pobre nivel reciente, sumada a la baja de última hora de Eric García. El equipo queda con Araujo, Lenglet y Umtiti como alternativas. También hay dudas con Mingueza, con Dest lesionado, y un Jordi Alba que suma mucho más ofensivamente que en campo propio.

La identidad en el juego

El ADN Barça, ese estilo de juego basado en la posesión, la presión y el juego ofensivo se ha diluido estos últimos años. La decadencia del equipo a nivel deportivo ha ido de la mano también con los problemas estructurales y económicos hasta llegar a este punto en el que la plantilla se ha devaluado significativamente. Ya durante este último tramo con Ronald Koeman en el banquillo, el holandés optó por otros sistemas y otras fórmulas de juego con tal de encontrar rendimiento y resultados algo que pese a funcionar puntualmente, no gustó en el palco.

Xavi tendrá que recuperar la identidad del Barça, motivo principal por el que Joan Laporta mandó a los suyos a buscarle a Qatar. Con la plantilla actual y el gran número de lesionados, el egarense tendrá que dotar a sus jugadores de conceptos que hoy parecen abandonados. Con el parón de selecciones de por medio, el nuevo técnico blaugrana tiene desde este lunes 13 días para preparar el derbi catalán ante el Espanyol, su primera toma de contacto oficial con el banquillo del Camp Nou. Es el tiempo para solventar todos los deberes que se han quedado sin hacer.

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